“La isla mínima”
Director: Alberto Rodríguez
España
2014
Sinopsis (Página Oficial):
1980. En un pequeño pueblo de las marismas del Guadalquivir, olvidado y detenido en el tiempo, dos adolescentes desaparecen durante sus fiestas. Nadie las echa de menos. Todos los jóvenes quieren irse a vivir lejos y algunos de ellos se escapan de casa para conseguirlo. Rocío, madre de las niñas, logra que el juez de la comarca, Andrade, se interese por ellas. Desde Madrid envían a dos detectives de homicidios, Pedro y Juan, de perfiles y métodos muy diferentes que, por distintos motivos, no atraviesan su mejor momento en el cuerpo. Una huelga de los trabajadores del campo pone en riesgo la cosecha del arroz, principal riqueza de la región, y dificulta las tareas de investigación de los dos policías que reciben presiones para solucionar el caso cuanto antes. Sin embargo, la investigación policial pone en evidencia que en los últimos años han desaparecido varias jóvenes más y que aparte del arroz existe otra fuente de riqueza: el tráfico de drogas. Nada es lo que parece en una comunidad aislada, opaca y plegada sobre sí misma. Las pesquisas de los detectives parecen no llevar a ningún lado. En este difícil proceso, Juan y Pedro deberán enfrentarse a sus propios miedos, a su pasado y a su futuro. Su relación se irá estrechando y sus métodos se harán parecidos. Lo único importante es dar con el asesino.
Ganadora de los Premios Forqué y Feroz, “La isla mínima” ha arrasado en los Goya de 2015 encandilando previamente a público y crítica a unos niveles inimaginables. Se habla de un film fascinante, hipnótico y con unas interpretaciones sobresalientes; con todo aquello que marca el equilibro de una gran obra, desde la dirección, el montaje a la fotografía. Poco o nada falla en la cinta de Alberto Rodríguez. 10 Goyas lo corroboran. 10 razones más para amarla irremediablemente. El viaje a los 80 a una aldea de las marismas del Guadalquivir —como marca y estigma de esa España profunda— mezcla distintos elementos bajo la disección de una época que enfrenta a dos personajes opuestos y característicos de esas dos patrias que todavía conviven y convivirán… Precisamente Alberto Rodríguez remarca en esa crónica negra —en la que no falta la referencia a ‘El caso’— el choque de métodos de los dos detectives para resolver una doble desaparición que va mutando y dirigiendo a los protagonistas a un abismo e intersección moral y ética.
Vayamos a la versión oficial y desarrollo de la sinopsis de la distribuidora. La crónica negra del film nos lleva a contraponer las diferentes personalidades de los investigadores; uno con unos métodos dudosos, rudos, implacable y quizá demasiado acostumbrado a estos menesteres dado su anterior servicio al conservadurismo dictatorial. El personaje que interpreta Javier Gutiérrez arrastra un pasado cuyos síntomas se reflejan en su alcoholismo y degeneración física. El otro agente, al que da vida Arévalo, es un policía con ínfulas de convertirse en un protector de la justicia; de carácter familiar, más sensible y con miras hacia el futuro de esa reciente democracia y paternidad. La metáfora de esas dos Españas es cristalina y los dos emisarios policiales se enfrentarán con su progresiva investigación a todo un ambiente rural hostil, que levantará las ampollas de una comunidad todavía anclada con los ideales pasados de unos, y la excesiva libertad de otros al introducirse en el tráfico de drogas para salir de la pobreza. Todo lo anterior lo dicen los responsables de vendernos la cinta, que conste. Más allá del éxodo rural (y nacional) como mentira universal y motor criminal, estamos ante la gran reconciliación con el cine español en el año en que la taquilla ha encumbrado a “Ocho apellidos vascos” y “El niño”. “La isla mínima” da la impresión de ser una película intocable, pero ciñámonos a su propio eslogan: «Nadie habla. Todos ocultan algo». ¿Se le puede bajar, por lo tanto, el hype a alguien que se ha quedado sin palabras? ¿Qué esconde, en realidad, la película para ser tan doña perfecta? Repasemos diez razones para odiarla definitivamente:
1.— Ha sido una ‘abusona’ en los Goyas… y a nadie le gustan los abusones. A nadie… salvo a un propio abusón. Dejando a “Magical Girl”, “Relatos salvajes”, “Loreak” y “10.000 km.” sin prácticamente dientes y sangrando en cuanto premios patrios se refiere, “La isla mínima” ha quedado como la mala de la película y muchos ya comenzaron a coger tirria y manía a la cinta de Alberto Rodríguez desde la madrugada del 8 de febrero de 2015.
2.— No es original. Nada es original a estar alturas… pero es un excelente pretexto para hundir ‘cualquier’ propuesta actual. No es original y nadie me puede quitar la razón (porque nada es original a día de hoy). Se ha hablado de una visión del género académica articulada sobre el neoclasicismo que nos remite a “Memories of Murder”, a la reciente “True Detective” e incluso al crimen de Alcàsser en la sintonía descriptiva de Pepe Navarro. Y nos quedamos, desde luego, con las propuestas de Bong Joon-ho y Nic Pizzolatto. Tampoco es que fueran originales pero sí son «más originales» que “Isla mínima”. Y nadie me puede quitar la razón…
3.— Es lenta y plana. Cliché de uso ‘boyerista’ clásico. Nunca falla. Si algo no le gusta es lento y plano. ¿Te gusta la tortilla de patatas sin cebolla? No, es lenta y plana. ¿Quiénes son esos personajes? Son lentos y planos. Desconocemos quién es el juez o el comisario, los investigadores o los problemas de los jornaleros. Todo es lento y plano. ¿Ven que sencillo resulta todo? Todo es muy confuso, es una historia plana y aburrida. Nunca falla el cliché… ¿lo ven?
¿El presunto asesino? |
4.— El guión no ofrece respuestas. Odiamos las películas de policías que no revelan al final el asesino. ¿Quién era? Yo no voy al cine a pensar… ¿¡No debería ser el cine español si quiere imitar las fórmulas del mainstream norteamericano, por lo tanto, cine para dummies!? ¡Queremos que nos lo expliquen todo mascadito y digerido! ¡Queremos un guión que repita aquello que revelan sus imágenes unas 859 veces cada diez minutos! ¡Queremos un poco de orden! ¡Queremos un libreto que ofrezca todas las respuestas y nos las repitan cinco minutos antes de que acabe la película para no perdernos nada de nada? ¿Para qué lo de la enfermedad de Juan (Javier Gutiérrez)? ¿Por qué recalcarnos el tráfico de heroína o su robo? ¿O del pasado de los personajes si no tiene cabida en la trama? ¿Quién les envía las fotos de las víctimas? ¿Por qué las muertes ocurren en el mismo mes si luego tampoco lo explican? ¿Exactamente cómo operaban esos criminales asesinos? ¿Es que nadie sospecha del Quini vinculado en todas las desapariciones? ¿Son tan tontas y están tan desesperadas sus víctimas? ¿Qué pasó con los padres de las dos hermanas asesinadas? ¿Y de esa historia de amor entre líneas de Rocío y Juan? ¿Por qué el cazador furtivo no reconoce al supuesto villano si llevaba tiempo viviendo en la finca? ¿Y por qué los crímenes y las mutilaciones dan la impresión de ser ejecutados por diferentes asesinos en serie? ¡Exigimos una explicación que esto es cine español!
5.— Sale el niño de “El niño”… y esta razón vale como diez. O cien. O dos millones.
6.— Es muy repetitiva utilizando siempre los mismos recursos. ¿Guión original? Por favor, Alberto Rodríguez y Rafael Cobos no imprimen tensión y siempre utilizan los mismos elementos de guión. ¿Es que todo el mundo les pilla siempre por sorpresa? ¿Es tan fácil pillar siempre (y siempre) a unos detectives por sorpresa? ¿Y esos encuentros fortuitos que no se cree nadie? ¿Se trata de una alegoría sobre la estupidez policial investigando homicidios y de los propios criminales utilizando el mismo coche sospechoso para cometer un asesinato similar? Da lo mismo que sea un campo solitario y silencioso que si usted quiere pillar desprevenidos a los gañanes de los protagonistas lo hará fácilmente en esta película. ¿Que los detectives se encuentran en un punto muerto? ¡Pues toma coche del sospechoso delante de tus narices! En fin, ¿guión original? Toma Goya en toda la boca y calla.
7.— Sobreactuada. Otro cliché para ‘boyeros’ que nunca falla… aunque en “La isla mínima” lo correcto es indicar que está ‘infraactuada’ porque tanto ejercicio de contención acabó por contener cualquier mínima interpretación. Ahora dan los Goya por no actuar o infraactuar así que… vayan a vomitar como el típico policía bueno ante una escena de un crimen. Sí, vuelva al punto 2.
8.— Nivel chistacos -100.
—¿Tú nunca duermes?
+Claro que sí.
—¿Cuándo?
+Cuando tú duermes. Por eso no me ves.
—¿Tu familia sabe a qué te dedicas?
+Mi familia se cree que yo soy Truman Capote… […] Es un escritor norteamericano. Da igual.
Lo dicho, nivel chistacos -100.
9.— Te repites más que el franquismo en el cine español. El mérito de “La isla mínima” es que trata de formular un policíaco clásico y articularlo sobre la sombra de la duda final en su último acto. No se trata de una conclusión abierta sino de una alegoría sobre los asesinos (y criminales) que quedan libres e impunes… aunque las imágenes —y esas fotografías como prueba de memoria— provocan que sus injusticias y fechorías les persigan. No entiendo la metáfora de los pájaros respecto a ese torturador de la Brigada Político-Social de la dictadura de Franco. ¿Son los remordimientos para ese personaje llamado ‘El Cuervo’ que también le recuerda esa vidente cuando le dice que «Los muertos le están esperando. Queda poco»? ¿Y por qué no salió Piolín o los Angry Birds? ¿Y por qué estrecha la mano sobre ese sospechoso y pervertido que representa a la patronal?
Los planos cenitales desean revelar una radiografía que pudiera recordarnos en cierta medida al cuerpo humano e incluso al encéfalo en sus créditos iniciales. He ahí el cerebro de España, nuestro propio cuerpo ante nuestros ojos cuando volamos como almas… Oh my god, ¡nosotros somos los pájaros! ¡Yo me pido al Correcaminos! Se trata de una alegoría sobre esos asesinos franquistas, podridos y enfermos por dentro, que nos quieren engatusar con una sonrisa y su forma autodestructiva y jaranera de vivir la vida. No podrán escapar de ese recuerdo, de esas fotografías que enmarcan sus crímenes pasados. No podrán escapar, en definitiva, de la memoria. ¡Pero yo me pido al Correcaminos, eh!
10.— Hablan andaluz y no está subtitulada, Kim Jong-un dixit. Alfonso Sánchez y Alberto López, los Compadres, lo tenían claro antes de hacer entrega del premio a la mejor dirección de producción:
Las películas con más nominaciones, las andaluzas. Con historias andaluzas, temática andaluza… Ese narcotráfico, esa incultura, esa superstición, esa miseria del medio rural, esa infelicidad del ser humano. También el cachondeo de la feria, los trajes de gitana, Los del Río…
Yo si fuera andaluz escupiría sobre esta película hecha por andaluces donde les hacen quedar como unos vagos. ¡Tienen que ir desde la capital a resolver un crimen que son incapaces de solventar! Aparte de quedar como unos trastornados asesinos en serie que utilizan mentiras y exageraciones aprovechándose de la incultura generalizada autóctona. Además y como diría Kim Jong-un en su versión parodia de Twitter: hablan andaluz y no está subtitulada. ¡Cualquiera se entera de lo que dicen! ¡Cualquiera!
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En relación a lo de dar la mano al cacique. Se explicaba porque previamente una de las mujeres describio a un sospechoso como de manos suaves y que usaba perfume caro. En la escena cuando termino el saludo el policia se huele la mano.
ResponderEliminarEfectivamente Anónimo, aunque lo que trato de compendiar es aquello a lo que se amarraban los 'haters' de la película de no llevar a ningún lado tal descubrimiento, de conducirnos a ciertos callejones sin salida (o aquella que queramos utilizar). Precisamente en el punto 9 trato de plasmar aquello que Alberto Rodríguez tendría en mente respecto al discurso de su cinta y el motivo por el que no quiso dejarnos claro quién o quiénes era los responsables de los asesinatos.
EliminarGracias por el apunte y comentario y saludos bastardos.
Mira, lo bueno de internet es que cada uno puede poner lo que le parezca. Y tu lo has hecho. Te habrás quedado anch@!! supongo que eres un tio...pero por si no.
ResponderEliminarTus argumentos me han parecido vanales, escualidos, cogiditos con pinzas...
Quizás te han llevado mucho tiempo y por ello te has decidido a compartirlos con nosotr@s. Bueno, pues gracias. Pero te los habias podido ahorrar. Igual que yo estos. Has visto que fácil es descalificar,no?
Creo que no ha comprendido Anónimo el objeto y planteamiento del texto. No son 'mis' argumentos, empezando por ahí, pero consideraba que había que recopilarlos, analizarlos, cuestionarlos, desarrollarlos y volver a compartirlos en internet.
Eliminar«Pero te los habias podido ahorrar» revela su absoluta pobreza mental, sin contar con su espíritu censor digno de un totalitario, para enfrentarse a unos argumentos negativos de algo que le gusta. Personalmente hago este ejercicio y su comentario es prueba de ello. Me apetecía hacerlo con "La isla mínima" tras su éxito en Los Goya y usted nuevamente no superó la prueba.
Gracias por sus bilis y saludos bastardos.
Je,je,je...y adem+as con censura de comentarios!! tienes razón la próxima vez que te lleven de guionista. Tienes una página fabulosaaaaaa!!
ResponderEliminarAhhh y tus manadamientos ya sabes lo que puedes hacer con ellos!!
ResponderEliminarEntiendo que si se ha molestado en sacar su odio con varios comentarios merece una respuesta a tal efecto.
EliminarLos Mandamientos Bastardos dejan claro que este 'bloj' está dedicado a mi Dios Bastardo y a mi ombligo (entre otras bastardas utilidades). Es mi casa, usted es libre de entrar (o colarse) e insultarme pero yo soy libre de invitarle a salir y no volver jamás. Repito, es mi casa y no hay censura en mi casa, simplemente las reglas las marco yo y así se les hacen ver a los que acceden al lugar.
Le invito a meditar y lidiar con su pobreza mental y autoritarismo y, evidentemente, a no volver jamás por aquí. No queremos gentuza de su calaña. Nos da asco.
P.D.: Es libre de opinar lo quiera, pero fuera de mi casa. Si quiere gritar a la puerta (o berrear sus proclamas dignas del Tercer Reich) llamaré a las autoridades bastardas competentes. ¿Entiende ya lo fácil que es poner normas en el mundo internet cuando uno tiene un hogar para expresarse? Esto es un 'bloj', no es una red social. Haga la prueba, no se lo digo yo sino esos Mandamientos que son las normas de comportamiento aquí y que usted, como persona execrable, se pasa por un lugar donde acabo de patearle fuera y lejos de aquí.
Hasta nunca, ser infame. Y recuerde que un hasta nunca es un hasta nunca en este bastardo 'bloj'. ^_^
Me parece que cada uno puede opinar lo que quiera, mientras no moleste a nadie. De todos modos, tienes razón, "Maldito Bastardo, tu casa, tus reglas. Pero, al compartir con el mundo, no te extrañes de los comentarios y no creas que estás en posesión de la verdad absoluta. Grazie por dejarnos entrar en tu "bastarda" morada. Pax :)
ResponderEliminarMe parece que cada uno puede opinar lo que quiera, mientras no moleste a nadie. De todos modos, tienes razón, "Maldito Bastardo, tu casa, tus reglas. Pero, al compartir con el mundo, no te extrañes de los comentarios y no creas que estás en posesión de la verdad absoluta. Grazie por dejarnos entrar en tu "bastarda" morada. Pax :)
ResponderEliminarHola Anónimo!
EliminarDos cuestiones que considero básicas.
1.- Estoy totalmente de acuerdo con aquello de que «no existe la verdad absoluta». Y mucho menos cuando hablamos de arte. De hecho, el nacimiento de este post se debe a una «verdad absoluta» que nos habían inculcado tanto crítica como público. Se trata de un ejercicio utilizando todo aquello que se dijo de modo muy negativo sobre la cinta de Alberto Rodríguez y desarrollarlo a tal efecto.
2.- Este 'bloj' es mi bastarda morada, una acristalada mansión en la que todo el mundo puede asomarse e incluso entrar y convertirse en habitante. Es normal que existan críticas en el universo de las críticas y opiniones, sobre todo en un 'bloj' que tiene sus pinzamientos bastardos o crónicas/reviews/reseñas surreales. En este caso ha ocurrido lo mismo que con "Sherlock", donde parte de los lectores confundieron la opinión del autor y la finalidad del texto, que es precisamente mostrar que hay gente que odia (y mucho) "La isla mínima". No es mi caso. Pero pienso que esas personas también tienen derecho a alzar la voz o que alguien, en este caso, trate de desarrollarla en un texto.
P.D.: En mi casa siempre ha habido tolerancia cero con los tali-nazi-fans de cualquier objeto artístico. En el arte existe cualquier opinión, negativa o positiva. La gente que 'pierde' su tiempo buscando en internet cualquier crítica negativa a su obra amada y ataca bajo ese argumento me da asco. Es gente peligrosa, amoral, intolerante y con problemas mentales y de autoestima. El cyberbullying de patio de guardería se ha convertido en un virus de internet y, aquí, se ataja de raíz. Que bastante tiene uno con ser bastardo.
Gracias por el comentario y saludos.
Me ha encantado la entrada la verdad, si es que hasta me he reído con el sarcasmo que desprende. Una pena que casi nadie en los comentarios lo haya entendido.
ResponderEliminarPD: Me encantó la película pero después de leerte me he dado cuenta de que es más buena de lo que pensaba.
Ay Maldito Bastardo. Parece que hay gente que no entiende la ironía aunque le des con ella en toda la cara. Con Sheldon has topado. No veas como habrán flipado algunos con tu crítica a Pretty Woman (la cual comparto absolutamente). No te preocupes, algun día los freaks conquistaremos el mundo.
ResponderEliminarPor cierto, no sé si me leerás pq voy pelín retrasada, pero da igual, no me importa que mi comentario se pierda en el reino de la red invisible. Saludos.
ResponderEliminarConcuerdo totalmente. La película carece totalmente de ritmo, las actuaciones de los protagonistas es malísima, quedan muchos cabos sueltos. Película si duda sobrevalorada
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