“Shark Exorcist”
Director: Donald Farmer
EEUU
2015
Sinopsis (Oficial):
Cuando una enloquecida monja satánica convoca al poderoso Satanás, se desata el terror sobre el pueblo pesquero de Paris Landing. Los gritos perforan el sobrecogedor silencio, mientras una serie de ataques salvajes son iniciados por una bestia feroz: un tiburón que no se mueve por la ira o por la venganza… ¡sino por el mismísimo diablo! Al mismo tiempo que varios cuerpos triturados son arrastrados a tierra, y el espeluznante olor de la sangre se respira en el aire, el miedo se filtra entre los vivos cuando la máquina de matar posee el cuerpo de una joven de la localidad. La única cosa más aterradora que un tiburón en el mar, ¡es un tiburón dentro de ella! Su única esperanza reside en un decidido sacerdote católico, que debe llevar su fe tanto a la tierra como al mar con el fin de salvar las almas de los habitantes de Paris Landing, y enviar esa cosa despiadada y asesina de vuelta a las llamas del infierno.
Cualquier persona que haya visto en la red el póster de “Shark Exorcist” seguramente se sintió inmediatamente atraído por la visible y risible combinación de elementos indicados ya en su propio título. En tiempos de predominancia de sharkexploitation y excorcistexploitation una cinta que conjuntara ambos conceptos es obvio que está condenada a la atención y curiosidad. Esa es la teoría… pero otra, bien distinta, es la película que ha defecado Donald Farmer. Ceñirse al guion de criticar un film destinado a figurar en el catálogo de la ‘excremencia’ del cine cutre no va a resolver la complicada ecuación que plantea el director de “Chainsaw Cheerleaders” o “Vampire Cop”. Así pues, lanzarse con las garras para tratar de pulverizar unas pésimas actuaciones —por las que Naciones Unidas pudiera incluir a los actores (?) dentro de las más nocivas organizaciones criminales— o los efectos visuales más pobres vistos en la galaxia del infracine, no van a cambiar los efectos secundarios y daños desatados en el cerebro de la audiencia. Sí podemos cuestionar claramente a Farmer por ‘engañarnos’ sobre tal premisa ya que en ningún momento vamos a tener un exorcismo realizado a un tiburón dirigido por el mismísimo Satanás, incumpliendo claramente la combinación explosiva divisada en el póster promocional. “Shark Exorcist” pudiera ser la mutación necesaria de “Christine” o “Asesino invisible (The Car)” para el cine de Serie B/Z de tiburones pero, por el contrario, el autor de la obra hilvana distintas y difusas historias siguiendo los patrones de “La maldición (The Grudge)” de Takashi Shimizu. Carente de argumento o explicaciones satisfactorias y precisas, el film de Farmer roza el más depravado fraude cinematográfico al ser su metraje inferior a una hora y ocupar un epílogo independiente (y nueva historia) diez minutos finales en los post-créditos para evitar presumiblemente numerosas querellas criminales. Es normal, por lo tanto, que muchos espectadores que han sufrido en sus carnes “Shark Exorcist” hayan afirmado que convierte a “Sharknado” en “Ciudadano Kane” y solicitado a su sacerdote más cercano un exorcismo para librarse de los demonios que están obligándolos a torturar y masacrar a todo ser relacionado con tal obra magna del cine cutre. Bien, ahora van a poder comprobar en mis desquiciadas palabras esos efectos secundarios y posesión por el MAL.
Lo siento, no he entendido esta película y dudo que alguien pueda entender algo aquí salvo las fuerzas sobrenaturales que han tomado posesión de su cuerpo para iniciar una despiadada venganza… En realidad, el presente post y review nacen para tratar de dar sentido al sinsentido que propone “Shark Exorcist” como si el propio repaso y destripamiento del film de Donald Farmer fueran lo único que nos quedara a todos los damnificados por una de las más desagradables y atormentadoras experiencias que ha degenerado el cine cutre. AVISADOS QUEDAN SI SIGUEN ADELANTE, pues.
Prólogo. Una monja tróspida y asesina en serie realiza un sacrificio final para que los peces se coman hasta el último chorro de la regla de una gritona (acreditada como una madre superiora sin vestuario a tal efecto por falta de medios) tirada al río/lago donde Victoria Abril se lavó el coño en 1987. Tal combinación de eventos provoca que Bob Esponja despierte a Cthulhu y, a su vez, éste despierte a Satán para que se meta, vía recto, por el otro de un tiburón Gusiluz. O algo así. Ciertamente el personaje de la monja tróspida satánica es clave para tratar de entender algo de “Shark Exorcist”. Tal vez su invocación obedezca a un sentido vengativo y el tiburón enviado por Satanás tenga una lista de nombres por tachar…
Con unos créditos coloreados y efectos del chapapote asesino grabados en la taza del váter y urinarios del rodaje nos vamos a un año después de los eventos anteriores. Tres chonis viajan en coche en un homenaje cutre y casposo de “Death Proof” para llegar a un lago y así lucir palmito entre conversaciones absurdas que nos importan una mierda porque son de relleno. ¡Queremos ver al tiburón poseído por el mismísimo diablo! ¡YA!
Llegan los desnudos… del Club Disney. Una de las chonis se lava el chocho y es atacada por el Tiburón Satánico Gusiluz coloreado cutre de cojones. Todo supercutre y de cojones. ¿Lo he dicho ya? Recuerden esa secuencia porque la van a repetir en todos los ataques del tiburón satánico de mierda unas 666 veces para que nos arranquemos todos y cada uno de los pelos de la cabeza (y la entrepierna). También recuerden la musiquita de los ‘güevos’ ya que se trata de un cover del ‘Tubular Bells’ de Mike Oldfield interpretado por un hombre sin brazos ni piernas que golpea frenéticamente con sus muñones y cabeza el teclado del sintetizador y se tira de la rabia final un par de cuescos estruendosos. La cuestión es que la mordedura que recibe nuestra choni rubia es tan minúscula, cutre e irrisoria que no sabemos si la película de Donald Farmer es una tomadura de pelo, una parodia o ambas cosas…
Ya en el hospital tenemos el plano más interminable de la historia del cine cutre mientras nos dan el parte de noticias en el Canal 9 sobre los ataques del tiburón satánico. ¿Qué coño está pasando aquí?
Las otras dos chonis se van a unos recreativos y hablan en el exterior de mierdas que tampoco nos importan… una mierda. ¿Estoy diciendo mucho la palabra mierda, verdad? Además, con los millones de grillos y bichos que están en la zona tampoco nos enteramos de una mierda con ese sonido de mierda tan espontáneo y habitual en la mierda de “Shark Exorcist”. Repito, ¿estoy diciendo muchas veces la palabra mierda?
Otra tipeja de un programa de mierda de fantasmas y chochos espectrales titulado ‘Ghost Whackers’ graba en la zona con el sonido ambiente del viento sobre el micrófono y con algunos joyones metidos en el orto para crear combinaciones de efectos sonoros sofisticados. Y mis cojones va a ser ESO sofisticado. La cacho-perra se atreve a romper incluso la cuarta pared para pasarse los espíritus que utiliza para canalizar las energías de mierda del lugar. La tipeja pelirroja acaba posesa por el tatuaje de los mofletes de su chocho y comienza a recitar tumbada las letras de los temas de Kiko Rivera al revés. Todo resulta aterrador y vomitivo al mismo tiempo. El tipo que está allí grabando el, junto al propio director de la película, se recrean en sus convulsiones como si a la actriz la fueran a nominar al Oscar por semejante basura. En fin, corramos un estúpido velo.
La superviviente choni se convierte en una tronista de ‘Mujeres y hombres y viceversa’ y aprovecha su fama y su milagrosa recuperación para dar envidia a sus amigas. O algo así.
La choni rubia hace autostop para llegar a casa y es recogida por un maromo al que le pide que lleve su cuerpo serrano al lago de los horrores. Éste mete mano todo lo que puede sabiendo de antemano (valga la 'rebuznancia') que es el típico personaje gilipollas que muere al principio de la película tratando de echar un polvo.
El maromo es engañado por la lluvia rubia choni bipolar (puto autocorrector) y hacen guarrerías en el lago de los horrores hasta que ésta se mete en el agua y desvela que… ¡ELLA MISMA PUDIERA SER EL TIBURÓN SATÁNICO! El maromo, por mucho que hace el gañán en una escalera metálica, es ‘vertido’ a los interiores de ese lago maldito para ser devorado.
Un pájaro presencia todo horrorizado.
Y entonces vemos un puto cartel que confirma que solamente los monguers y el 95% de los espectadores de la parrilla de Telecinco pueden bañarse allí. ¿Significa todo lo anterior que “Shark Exorcist” es un tratado sobre la estupidez predominante en el mundo y que la humanidad está condenada a su desaparición?
Después del drama, nos presentan al sacerdote que lee una carta de mierda en la que se le informa que su hermano murió viendo los primeros 20 minutos de la película. Ahora él comienza a protagonizar la misma para tratar de animar el cotarro y que tengamos de una puñetera vez nuestro exorcismo. La secuencia es aderezada con la pantorrilla impúdica de una estatua para descolocarnos. WTF!?
Pasa mucha más mierda que no merece ser contada. Por ejemplo, la pelirroja psíquica hace spoilers sobre la entidad diabólica y se enfrenta a una no creyente que considera que los ataques del tiburón son simplemente eso: una puta mierda y hacerse pajas mentales es para retrasados. Entre parodias de “Embrujadas” en el cementerio nos introducirán a varias locas haciendo el gañán en clave de visión y flashback. ¿Nos importa? Para destruir definitivamente nuestro cerebro a través de los tímpanos, volvemos a escuchar los sonidos de las piedras celestiales en el orto de la tipeja pelirroja con el sonido mierder del viento en el micrófono. ¡POR FAVOR, SEÑOR TEN PIEDAD!
Por si fuera poco, tendremos al sacerdote viendo fotos porno en su móvil con el plástico todavía sin quitar de la pantalla. ¿Está ahí la explicación de la película? ¿La cuestión es que solamente podemos llamar a un exorcista para que nos quite el demonio de encima que supone ver esta obra fecal? ¡A LA MIERDA! ¡A LA MIERDA CON TODO! Tampoco se sabe si todo lo vivido es una simple paja (mental) del sacerdote… o una metáfora y alegoría de un expulsión de los demonios de mierda que supone ver 25 minutos de este insufrible bodrio.
Por si fuera loco, llegamos al momento LSD de “Shark Exorcist” donde una mujer de 48 años interpreta a una niña de 6 a la que le gusta jugar en los columpios y con su tiburón de juguete. La choni rubia posesa se dedica a hacer un para nada sensual striptease en su piscina para darse un baño y trata de engañar a la vieja haciendo de niña. Aunque no sabemos por qué la tróspida es inmune a los poderes del demonio… Tal vez ser retrasado mental te confiere una especie de escudo espectral y si una rubia posesa trata de hacer un homenaje a “Juegos salvajes” acaba teletransportándose a su puta cama iluminada por el juego de luces de las fiestas góticas del Space en Ibiza. O algo así. Que alguien nos lo explique.
La médium del programa que nos importa una mierda trata de canalizar todas las fuerzas místicas del lago para invocar incluso al tiburón demoníaco pero ésta acaba poseída y retozando en los verdes pastos hasta acabar inconsciente. WTF!?
La choni rubia posesa se quedó con las ganas de hacer su homenaje a la secuencia que protagonizaban Neve Campbell y Denise Richards en “Juegos salvajes” y acumula nuevas víctimas del tiburón satánico mientras comprobamos que el lugar está repleto de monguers que se saltan los carteles por el forro del coño. Y así les va… claro.
La tipeja no creyente en cuestiones sobrenaturales descubre a la médium poseída en un plano en el que el operador de cámara de la película tenía un dolor en el hombro derecho de cojones y no podía sujetar bien el aparato. La posesa pelirroja vomita encima de las tetas de la tipeja tras echarla el aliento del diablo… El vómito, además, parece zumo de naranja más que otra cosa… ¿Dónde coño nos quiere llevar “Shark Exorcist”?
Seguimos en una secuencia que parece durar 50 minutos a un tipo que corre alrededor del puerto del lago de los horrores, se encuentra con el viejo loco del lugar que se ríe en su cara (y en la nuestra), hasta que encuentra el cadáver de la última chica asesina y el pobre se vomita encima. ¡Más zumo de naranja con grumos, ES LA GUERRA!
Tres chonis rubias continúan con la historia sobre una ‘bitch’ que trata de iniciar a dos aspirantes a entrar en su fraternidad llevándolas al lago de los horrores para someterlas a una complicada prueba. Las dos chonis rubias deben permanecer un par de minutos en el agua mientras la ‘bitch’ observa la escena desde el exterior. El tiburón satánico aparece para zamparse a la ‘bitch’ en la secuencia más confusa y cutre de la película mientras las otras dos chonis en remejo gritan de manera cutre de cojones. WTF!?
El sacerdote contacta con la amiga de la choni rubia posesa y comparte toda la información sobre qué coño hace un tiburón en un lago y que su misteriosa recuperación, su extraño comportamiento y su obsesión por el agua obedecen a fuerzas siniestras… Tal vez “Shark Exorcist” trate sobre su premisa: ¿qué coño hace un tiburón mandando por Satanás en un lago? ¿No debería estar en el mar dominando el mundo?
Resulta que la choni rubia posesa se pasa por la feria de la aldea buscando nuevas víctimas y ahí están su amiga y su churri, que no sabemos si cortan o se quieren porque sus actuaciones son cutre de cojones. El drama cutre de cojones está servido… ¿Estoy repitiendo mucho lo de cutre de cojones?
Vamos a la tensión (POR FIN) dentro de la película… ¿Llegarán a tiempo el sacerdote y la otra amiga de la choni rubia posesa? Y, por cierto, ¿alguien nos explica lo de este coche del cura?
La choni rubia posesa encuentra a sus víctimas y ataca desde la distancia con su aliento satánico y perfectos dientes arreglados en un odontólogo de Mordor.
El director dedica 10 minutos a ejecutar varias pajas mentales y no sabemos si es que la pareja corta o que las interpretaciones están al mismo nivel mierder que el guion y la dirección.
La choni rubia posesa ataca al niñato… pero el sacerdote y la amiga llegan a tiempo para evitar el desastre (?). Un corte de mierda en el montaje y a tomar por culo. Y ahora que parecía que llegaba la acción…
Llega el momento más esperado de “Shark Exorcist” que no es otro que el exorcismo pero que nos damos cuenta de que llega el engaño de la propuesta, ya que realmente el sacerdote no va a expulsar al mismísimo diablo del cuerpo de un escualo sino que va a despojar a esa choni de las fuerzas malignas que la controlan. ¿Aunque esas fuerzas malignas no son el propio tiburón? ¿O ésta se convirtió en el mismo? No nos queda clara la cosa. En realidad, todo es tan absurdo como el propio descubrimiento de que el sacerdote no tiene ni puta idea de hacer exorcismos. ¡A TOMAR POR CULO TODO, QUE YO ME BAJO DE LOS LOMOS DE ESTE SATÁNICO TIBURÓN DE MIERDA!
El párroco pone música disco para el exorcismo y muestra un crucifico comprado de un todo-a-chien y la choni posesa se pone a vomitar encima de su traje nuevo y éste se cabrea. Mucho. El sacerdote se pone loco e intenta a estrangular a la posesa para que lancemos un encadenado de WTF? al otro lado de la pantalla. Por si todo lo anterior no fuera absolutamente descacharrante la amiga de la choni posesa tiene que dar consejos al propio exorcista sobre qué hacer en tal contratiempo. El sacerdote, ante su nula incapacidad para hacer nada (incluido quitar el plástico de la pantalla de su smartphone), finalmente llega a un acuerdo con el diablo y accede a ligársela a la posesa. De este modo, la choni y el sacerdote se dan un beso con lengua y el enviado de Dios se traga al demonio hasta el orto. WTF!?
Repetimos: WTF!? WTF!? WTF!? WTF!? WTF!? WTF!? WTF!? WTF!? WTF!?
WTF!?
Entonces, el cura poseso ataca a la amiga de la choni y muerde su brazo 0 % calorías y ésta se da el piro de allí. «Yo vine aquí hablar del último programa de ‘Mujeres y hombres y viceversa’…», gritó entre lágrimas.
Las luces del Space anuncian de nuevo la llegada del Tiburón satánico vía área y que todos se van a ir al puto infierno. ESO, ESO, ¡QUE SE VAYA TODOS ALLÍ DE UNA PUTA VEZ Y NOS DEJEN EN PAZ! ¡HOSTIA!
Corramos otro estúpido velo argumental. Y van 200 en menos de una hora… Otra choni rubia (con pinta de travelo) llega al lago maldito y es espiada por una mano y brazo peludo mientras el director se recrea a lo Gus Van Sant sobre tal tróspido momento. Una vez en bikini y sobre su toalla mira su móvil para poner al día el Whatsapp mientras la mano y brazo peludo se acerca a la toalla del escándalo y la música chunga se escucha…
¿Se trata de un voyeur? ¿Por qué si puso su mano sobre la cámara de su móvil y no sale la zarpa en ninguna de sus fotos? ¿Es un fantasma? ¿Por qué se queda delante de la choni durmiente a repasar sus fotos como el trofeo delante del cuerpo del delito?
Llegamos supuestamente a la explicación de la película. Y MIS COJONES. Resulta que cuando se despierta la choni allí no está el fantasma voyeur y su zarpa peluda. No. Allí está la monja satánica enfurruñada…
Pero, en vez de darnos respuestas, surgen nuevas preguntas ante el acuchillamiento más tróspido del cine cutre.
¿Por qué cuándo se levanta esta allí la monja con el cuchillo y sus gritos parecen los de una hiena siberiana?
Surprise, Motherfucker!
¿Si la choni gritona está a diez metros cómo consigue la monja satánica llegar allí con sus puñaladas?
¿Y por qué relame como una viciosa el puñal machado en sangre como si estuviera untado de Nutella?
Si antes no entendía la película ahora mucho menos…
Pero ahora llega lo mejor…
Resulta que sale otra tipa sale del lago y arrastra a la monja dentro para el que tiburón coloreado pasee su cola por el lugar y tratemos de unir piezas si es que podemos escapar del inminente derrame cerebral… ¿La venganza se volvió en su contra? ¿El demonio envió a la otra tipeja porque allí sólo mata su tiburón?
“Shark Exorcist” decide también concluir la historia de las chonis de un modo un tanto más previsible y lógico que el resto de las tramas. Y es que la choni amiga de la posesa acaba siendo la portadora de la maldición al ser mordida por el cura poseído. ¿Significa eso que estamos realmente ante una película similar a una de licántropos y de ‘mujeres tiburón’? La cuestión es que la choni se lanza al lago para que la otra amiga sea devorada por el tiburón volador que emerge del lugar.
Cosas que hemos aprendido:
1.- “Shark Exorcist” es una estafa y una puta mierda con todo mi máximo respeto por las putas mierdas y estafadores. Aunque la culpa es nuestra por pensar que los tiburones enviados por Satán pueden hacer sus maldades en un lago de mierda dando alguna clase de explicación al respecto.
2.- Estoy pensando que al igual que “La maldición (The Grudge)” nos falta establecer un orden cronológico y que, tal vez, la tipeja que sale del lago al final para llevarse de vuelta a la monja satánica al infierno pudiera ser incluso la choni morena posesa sin las diez toneladas de maquillaje y mojada con ropa siberiana. Y por eso no la reconocemos… Quizás cuando acabó siendo transformada en una mujer-tiburón dedicada a la obra de Satanás comprendiera que la monja satánica, con poderes mutantes que hacen que sea capaz de apuñalarte a diez metros, era la autora intelectual de todo el esperpento y decidiera ponerse manos a la obra para solucionarlo.
3.- Hay que pedir a un sacerdote titulación en exorcismos y experiencia previa para evitar un EPIC FAIL monumental.
4.- Puede que Donald Farmer nos explique “Shark Exorcist” en la segunda parte. Tal vez necesite 666 películas para aclarar todo… si sobrevive a las venganzas desatadas y demandas criminales por su obra, claro… Pero, no obstante, volvemos al punto 1. ¿Quién cojones va a dar crédito por una película que trata sobre un tiburón enviado por Satanás a un lago de mierda y un cura que no sabe hacer exorcismos tiene que resolver el entuerto?
PERO ESTO NO HA ACABADO. Vamos a los postcréditos. Las imágenes después de la lista de nombres, para iniciar la venganza que se ha quedado grabada sobre el cerebro de los espectadores, esconde otra nueva secuencia. ¿Nos explicarán algo? Y MIS COJONES. Todo trata sobre el marketing de los escualos y las compras compulsivas en un centro comercial de una joven y tal extra pudiera llevarnos a una metáfora sobre las películas de tiburones, como si el espectador fuera el responsable de esa alegoría que supone el subgénero dedicado a las criaturas con el otro propiciado por el de exorcismos. La tróspida, después de 20 insoportables minutos haciendo el gañán, se pasa el tiburón por su cuerpo como si fuera un falo, como si fuera un objeto sexual… Acaba obsesionada por el agua de un acuario… conduciéndola su fanatismo a una posesión por esas fuerzas siniestras que bien pudiera ser la propia industria dedicada a exprimir hasta el absurdo tanto las posesiones y exorcismo como las aletas de los tiburones. Puede que la película sea tan profunda como un enema y no nos hayamos enterado. Si es así, mis disculpas (pero después de que desate el Fin del Mundo).
Incluso su cierre con la médium pelirroja en plan dummie poseso pudiera reforzar esa teoría de que ambos subgéneros son el nuevo templo del cine cutre por ‘excremencia’… aunque todo este discurso no exonere a Donald Farmer de que le piten sus oídos por toda la eternidad… ¡Y es que vaya basura que es “Shark Exorcist”! ¡Pero es nuestra basura! ¡Y QUEREMOS QUE ALGUIEN NOS EXPLIQUE NUESTRA BASURA! ¡DESPUÉS DE SOPORTAR TODO ESTE ENGENDRO Y ESCRIBIR/LEER ESTE POST NOS MERECEMOS UNA EXPLICACIÓN!
¡HIJOS DE FRUTA TODOS LOS TIBURONES ENVIADOS POR SATANÁS!
¡¡HIJOS DE FRUTA!!
THE END
(y mis cojones)
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Jajajjajajja, excelente analisis. Que mierda de pelicula, menosal no he gastado ni mierda de mi tiempo viendo esa mierda. He dicho mucho mierda
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