No me queda claro si el capítulo que acabo de ver es doble (dura 40 minutos y con anuncios presumible y seguramente una hora) y, por lo tanto, se ha acabado la tercera temporada de “La chica invisible (Awkward)” o, por el contrario, es parte de una larga despedida para dejar un season 3 finale a flor de piel adolescente. Se acabaron los juegos… o tal vez no. “Karmic Relief”, decimonoveno capítulo de su tercera entrega, no sé si viene acompañado de “Who I Want to Be” detrás del cierre y su «CONTINUARÁ…». Entiendo que será así porque supondría un terrible coitus interruptus para la serie de MTV y su audiencia. Llegan los tópicos, el baile de promoción y Jenna Hamilton con esos pelos. Es hora de repasar “Karmic Relief” y, sí, confirmar que estamos ante el primero de los dos especiales que cerrarán una temporada que ratifica tanto una pérdida de interés general como una notable y preocupante falta de originalidad… con matices, claro.
¿Perdonará Matty a Jenna? Sí, ya lo ha hecho. ¿Volverá con su ex adúltera y drogadicta? Ahí parece la gracia y una de las pocas vueltas de tuerca con las que tiene que lidiar “La chica invisible (Awkward)”. Hay baile de graduación a la vista y Jenna soñando con que Matty le pida ser su pareja… y pasar a ser amigos con derecho a roce. Antes, llegaron los pecados y un «Jenna Hamilton, go fuck yourself!» soltado por la despedida Valerie Marks, que ahora trabaja en una tienda de licores donde acuden Jenna, Matty y Bailey Parker a por una caja de cervezas… Sí, la chica nueva se ha unido al grupo y conecta con el mismo perfectamente. El problema es que Valerie no quiere recuperar su puesto y la madre de Jenna también está desmotivada al no encontrar nada qué hacer en su vida, aparte de lidiar con su marido rompe-tarjeta-de-créditos. Sí, la carrera de enfermera milf se ha acabado en Palos Verdes High School. La echarán de menos con cientos de alumnos que rogaron por sus servicios…
Ming será acosada por la justicia kármica tras sus abusos de poder y la cabeza de la mascota del instituto aparecerá en su taquilla. Su imperio se quiebra y en los probadores, donde Tamara está hiperactiva como siempre, será convocada por un personaje anónimo en medio de la noche para una negociación. Sí, vuelve la terrible Becca y Fred Wu entra en el escenario oscuro y nebuloso como carta clave en juego vital y enfrentamiento… ¿final? Su encuentro aterrador y esos giros de cabezas dignos de niña del exorcista volverán a nuestras vidas para dictaminar los términos de ‘defunción’ de Ming al frente de la mafia. Desde luego, lo mejor del capítulo en ese juego de amenazas y tatuajes infantiles y un final pacto de no agresión aunque sí de plegarias kármicas y mortales a deidades por toda una eternidad.
Por otro lado, Valerie no quiere su trabajo de vuelta y Jenna convencerá su deprimida madre para que a su vez convenza a la ex asesora de problemas y provocante de más a su vez, que ha tocado absoluto fondo. Su casa gatuna era uno de los eventos kitsch del capítulo y no defraudó en absoluto. Sus cojines son el regalo perfecto para estas navidades a tu peor enemigo, claro. Sadie y su #YouAreWelcome es hashtag (repartiendo por todos los lados) se unirán a la fiesta ya que es realmente la única persona a la que Valerie realmente ayudó: le dio un hogar tras su abandono familiar. Con Valerie recuperada y Lacey Hamilton queriendo ser abogada… en una serie de televisión, llega el momento de esa Jenna 3.0 y su enfrentamiento a la petición de la cita de Matty… que estuvo un tanto díscolo con Hunter en su fiesta y, ahora, suelta bomba: quiere ir al baile de promoción con… ¡Bailey! De bitch en bitch, como diría Sadie. Es cierto que Jenna, ataviada con esa simbiosis sport y traje de fiesta, pensaba que Matty iba a quererla más como novia partiendo como su mejor amiga… pero el chico la ve como tal y su confidente. La verdad es que siente algo por Bailey y Jenna se ha quedado más planchada que… ¿esta serie tiempo atrás?
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