viernes, 23 de febrero de 2018

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Todo es una mierda: ¿Todo nos parece una mierda?

Serie de TV
“Todo es una mierda”
Título original: “Everything Sucks!”
EEUU
2018

Sinopsis (Página Oficial):

1996 en una ciudad llamada Boring. Los alumnos inadaptados de los clubs de audiovisuales y teatro del instituto encaran los vaivenes de la adolescencia en la era del VHS.

Crítica Bastarda:

Tenía que pasar. Alguien tenía que llamar a una serie “Todo es una mierda” y, evidentemente, estrenarse en Netflix… ¿Y nos iba a «parecer una mierda»? Tal vez al gigante del streaming comience a notársele que sus grandes y/o controvertidas campañas de marketing esconden, en realidad, un vacío demoledor y falta de ideas de sus productos. En esta ocasión, toca la nostalgia a los noventa como material para construir una entidad con personalidad propia… o morir en el intento. Es cierto queMy Mad Fat Diary —por poner el ejemplo más cercano y contundente— supuso una agradable vía para explotar una década que había quedado en la recámara con la obsesión generalizada sobre los ochenta. Da la impresión que “Everything Sucks!” desea constituirse como la nueva “Freaks and Geeks” en esa otra década en la que ‘Wonderwall’ de Oasis es un eje de referencia. La propuesta de Ben York Jones y Michael Mohan bien pudiera resumirse en esa réplica y remake que propicia Luke O'Neil (Jahi Di'Allo Winston) del conocido clip de la banda inglesa: impostura y expresión de una copia que trata de tener una entidad propia en esas grandes limitaciones alrededor de toda reproducción. Precisamente, aquello que marca la diferencia son esos actores que tratan de imitar y representar esa suma de piezas conocidas para la audiencia. ¿El problema? Aquello que era carisma por parte del reparto de Stranger Things en “Todo es una mierda” poco o nada funciona. La producción de Netflix trata de ganarse al público con su toque indie y parte de ese arco argumental sobre elrodaje de una película de bajo presupuesto para un instituto norteamericano. La idea es resucitar los fantasmas de la Serie B y formalizar un homenaje que una a “Independence Day” y Ed Wood. La amistad, por supuesto, va a florecer para todos los implicados junto a dudas personales, conflictos familiares y crecimientos dentro de la adolescencia.


“Everything Sucks!” nos transporta a un pueblo que podría ser cualquiera del continente americano. Un grupo de amigos comienza su primer año de instituto y se unen rápidamente al club de audiovisuales. ¿Algo nuevo bajo el sol? Chico conoce a chica y comienza una historia de amor aunque, sin embargo, la idea es hallar algo de originalidad en la búsqueda de la identidad sexual por encima de temas y tramas prototípicas. Tenemos desde el padre ausente (con un vídeo diario a golpe de cintas magnéticas), madre fallecida con una traumática experiencia de por medio, tensiones sexuales no resueltas y, por supuesto, ese rodaje que sirve como motor de toda la temporada hasta el estreno del largometraje. En cierto modo, esa película de Serie B sirve como vía para el desarrollo de los personajes y que hallen el equilibro emocional que necesitan en sus vidas. De este modo, “Todo es una mierda” construye una dramedia en la que veamos situaciones divertidas y otras de corte conmovedor que permite fluir emociones. Ciertamente, estamos ante la búsqueda de uno mismo en esa tumultuosa adolescencia pero, no obstante, la sensación es de una constante explotación de temas recurrentes e ideas previas pasadas por ese filtro nostálgico autoimpostado. Lo bueno de la propuesta de Netflix es que sus diez episodios —de apenas 20 minutos cada uno— se dejan ver pese a sus constantes clichés como una fiesta de instituto como colofón y clímax final. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Todo nos parece una mierda? Quizás la creación de Ben York Jones y Michael Mohan nos transporte a los problemas habituales de este tipo de ficciones. ¿Hasta dónde podemos creer que estamos ante un producto o una entidad con carisma propio y calidad desbordante? Tal vez “My Mad Fat Diary” fuera la cara, que quede como una serie de culto para el recuerdo, y “Everything Sucks!” esté destinada a ser una intrascendente cruz con un hype producto de una campaña de marketing condenada al olvido (si no fuera por su título traducido al español)…

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