“Bullhead”
(2011)
Bélgica
Director: Michael
R. Roskam
Título original: “Rundskop”
Sinopsis (Página oficial):
Un joven ganadero
de Limburg llamado Jacky Vanmarsenille es abordado por un
veterinario sin escrúpulos para hacer negocios turbios con un comerciante de
terneras de la región flamenca del país. Pero el asesinato de un policía
federal, y un la confrontación inesperada con un misterioso secreto del pasado
de Jacky, ponen en marcha una cadena de acontecimientos con consecuencias de gran alcance.
“Bullhead” es una tragedia apasionante
sobre el destino, la pérdida de la inocencia y la amistad, sobre el crimen y el
castigo, pero también acerca de los deseos en conflicto y la irreversibilidad
del destino de un hombre.
Intentando buscar razones por las que “Bullhead” de Michael
R. Roskam ha
tenido cierta repercusión internacional y finalmente una nominación al Oscar
como Mejor película de habla no inglesa, dejando fuera previamente a “El
niño de la bicicleta” de los hermanos Dardenne, llego a dos únicas
conclusiones: fondo y forma. Parece que un thriller
dramático sobre gánsteres y ganaderos encuadrados en las mafias de las hormonas
es un tema que suscita cierto interés al no tener antecedentes (conocidos) fílmicos
ni siquiera en documentales y ficciones televisivas. Es un territorio
ciertamente indómito que puede generar cierta atracción por la propuesta… Pero ese
fondo realmente es parte de la forma que impone la opera primera de Roskam.
El hombre toro |
El
fondo real, esa película que trata sobre la lealtad y la amistad así como de
sus polos opuestos en la traición y la pérdida de la inocencia, me parece
bastante descompensada y no me transmite ninguna emoción. Hay un crimen, la
mafia está implicada, existe una trama policial con informante… pero parece que
la vertiente dramática la define una historia que revuelve el pasado del
protagonista y le hace reflejarse en un espejo para mostrarle en lo que se ha
convertido. Me parece mucho más definida e interesante “Animal Kingdom”,
donde esa jauría humana alcanza una brillante metáfora sobre el reino animal
salvaje. “Bullhead” es una simple
película de tormento muscular y hormonas y de un personaje que parece estar
siempre en el lugar equivocado.
Hombres y reses |
La
forma puede invitar al interés aunque juegue demasiadas bazas a la cámara
lenta, a buscar el encuadre perfecto aunque a veces parezca un clip, a ceñir el
conjunto a la brillante y pictórica fotografía de Nicolas Karakatsanis y
buscar en la banda sonora de Raf Keunen el empaque emotivo. “Bullhead” pretende ser devastadora pero personalmente me produce bastantes
carcajadas. El protagonista (el actor
al parecer también se tuvo que hormonar para ganar casi treinta kilos de músculos)
tiene y no tiene huevos. Sería, por así decirlo, como el ‘toro de Schrödinger’.
Dentro de ese thriller oscuro, turbio y rocambolesco el personaje principal
se pasa todo el día tomando
pastillas y poniéndose inyecciones en el culito y sus brazos de mula hormonada.
Por supuesto, se pretende contar una especie de historia de amor… A veces el
estilismo puede otorgar bastante pero cuando no hay nada real ni palpable que contar,
todo queda en un simple escaparate. La historia siempre se repite, es imposible escapar del destino y los
animales acaban siempre en un matadero. En mi opinión, la película de Michael
R. Roskam dudo que escape del mismo en poco tiempo. ¿O es que se acuerda alguien ya de la también belga “Farinelli, el castrado”?
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