El entrenador uruguayo mostraba un rostro serio mientras sus jugadores cantaban el himno. Enfrente no tenía a un rival todopoderoso, que ha demostrado ser el mejor segundo de abordo y que el destino provocara que fuera el príncipe que despertó a un dragón rojo que no pudo derrotar, sino que se enfrentaba al mismísimo Paul, el pulpo. El cefalópodo les había dado perdedores del encuentro y el propio entrenador había indicado a los medios que el enemigo era Paul no Klose o Müller… En fin, a palabras necias…
Los alemanes, afligidos por la derrota con La Roja, tenían que demostrar que son la tercera selección de abordo. Un larguerazo y gol de Müller en fuera de juego. En menos de veinte minutos Alemania dictaba sentencia.
Uruguay empató y me dijeron que fue un golazo pero ni siquiera lo vi… pero no voy a eso ni esto pretende ser un resumen deportivo del partido sino de la que he apodado como Operación La Roja.
Como podría adivinar un lector habitual de este blog trabajo este domingo, es decir, el día en el que se disputa la histórica final del Mundial 2010. Muchos medios siempre pronuncian y escriben la palabra ‘histórica’ para un fichaje o partido del siglo… ese que se disputa cada año y dos veces. Vamos, que de histórico no tiene nada aunque lo mismo meten un gol a la RAE. Pero, retomando el tema, el partido de mañana es único para un español, vasco o catalán ya que La Roja llega por primera vez a una final de tal ilustre competición. Eso sí que es algo histórico.
Problema: el pasado partido que se dio esa casuística, el Paraguay — España, fue un desastre en toda la regla. Posiblemente los problemas para verlo online fueran ocasionados por múltiples conexiones del exterior a la página. Para verlo por Telecinco es necesario descargar e instalar Silverlight pero al no tener permisos de administrador no es viable. Bueno, vale, se pueden hacer ‘pirulas’ varias pero una cosa es hacerlo en un ordenador público de una universidad y otra hacerlo en uno de ¡un trabajo! y más si se pretende mantenerlo. Ah, le recuerdo señor coordinador, supervisor, gerente o lector del departamento de RRHH todo lo que lea arriba, abajo… a la izquierda y a la derecha es producto de la ficción e imaginación de un ser bastardo sin pretensiones ni ánimo de lucro. Bueno, como les comentaba el anterior intento de disfrutar el partido fue una experiencia lamentable a todos los niveles pareciendo una realización a lo David Lynch más experimental. Si el fútbol fuese así de abstracto la gente vería “Inland Empire” con mejores ojos. No es el caso. El problema es que la final de plata la hemos visto estupendamente pero la final de oro será otro cantar… como si te metiesen una vuvuzelas por el orto y soplase un elefante. Vamos, que se masca la tragedia. Por si acaso no hay plan B ya que no tenemos portátil + internet móvil. Eso es que hay portátil pero no Internet móvil aunque si tenemos móvil por internet, pero sería tan cutre, pero tan cutre ver el partido así como tomarse un chupito entre tres personas. Tampoco hay toma de antena para poder llevarse un televisor con TDT… Es decir, que la suerte de ver el partido mientras trabajamos pasa por desear que las páginas que tenemos (y que nunca fallan) funcionen y los enanos y elementos surrealistas no hagan acto de presencia.
Los alemanes ganaron 2 – 3 la final de plata para conseguir una ‘medalla’ de bronce. El pulpo Paul, pese a quien le pese, es el
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