La milla verde: Una película tan larga y extenuante como la espera en el corredor de la muerte

“La milla verde”

Título original: “The Green Mile”

Director: Frank Darabont

EEUU

1999

Sinopsis (Oficial):

Los milagros ocurren en los sitios más inesperados, incluso en una celda de un condenado a muerte. Allí John Coffey, un prisionero con poderes sobrenaturales, lleva un sentido de espíritu y humanidad a sus carceleros y compañeros de celda. Tom Hanks lidera un reparto espectacular en esta emocionante historia de presos y carceleros. El director Frank Darabont, que regresa al cine después de su debut en 1994 con “Cadena perpetua (The Shawshank Redemption)”, adapta otra novela de Stephen King en una obra nominada a 4 premios de la Academia, entre ellos el de Mejor Película.

Crítica Bastarda:

Allá por 2006 tenía que ser uno de los pocos mortales que no había podido ver entera “La milla verde”. Me la perdí en su estreno cinematográfico y simplemente había visto bastantes fragmentos en las mil y una veces que la pasaron por televisión hasta aquel entonces, aunque la publicidad y el madrugar me invitaron a desistir todas las ocasiones. La condena y tortura quedaron finiquitadas cuando, por fin, emitieron la película en un canal de cine (sin publicidad)… finalizando a la una de la mañana… Y, repito, sin publicidad… En cierto modo, imaginarse cuándo y cómo acaba un filme inflado y alargado hasta las cinco horas (?) después de que comenzara, justifica el vídeo bajo demanda —generalmente gratuito por los operadores de televisión— que se ha impuesto ante infinitos anuncios e intermedios. Quitando la aureola penitenciara del propio espectador, la realidad es que no suele tener suerte Stephen King con las adaptaciones de sus novelas a la gran pantalla o televisión. Las mejores en mi opinión siempre ha sido “El misterio de Salem's Lot”, “Carrie” (la original), “Eclipse total” y “La zona muerta”. No incluyo a la que todos incluyen porque es un relato (que no novela) y, sobre todo, a “Misery” ya que detesto la autocensura y que nos vendiesen la cinta como ‘terror psicológico’ cuando la novela era bastante gore y truculenta. Es perdonable y justificable, pero ni me convenció en su momento y sigue sin convencerme en la actualidad más allá de Kathy Bates y sus aportaciones a la cultura popular de la mano de Los Simpson. 

Vayamos al milagro y a la humanidad subyacente de la obra. Es cierto que siempre ha existido una comunión y simbiosis perfecta entre Frank Darabont y Stephen King ya divisada desde “Cadena perpetua” hasta “La niebla” pasando por el filme que nos ocupa. “La milla verde”, pese la impecable factura que aporta la batuta del creador de “The Walking Dead”, me ha resultado siempre todo un señor tostón sobrevalorado. Lo que no entiendo es porqué le encargaron este proyecto a Darabont o si él reivindicó para sí mismo la adaptación. Desconozco si este tipo de historia —un cuento fantástico bajo los márgenes del subgénero carcelario— le cuadraba más al Tim Burton previo a “Big Fish” o si se buscaba epatar a los académicos americanos con un contenido netamente dramático. Pese a sus mitología, la cinta resulta risible desde ese póster en el que Tom Hanks parece un muñeco de “Toy Story” y me sigue sorprendiendo cómo las aventuras de un negro grandullón que llora como una niña se han convertido en un clásico popular para la gran audiencia. De Forrest Gump con problemas de vejiga mejor no hablar… Tampoco de las vivencias de otros seres con demasiados problemas en el corredor de la muerte (o la milla verde para ser más poéticos) que, si bien es cierto, se siguen con interés hasta que todo empieza a hacerse demasiado repetitivo y previsible. Sobre todo en el interminable discurso final, vía voz en off, que cierra el filme. No sé si el libro de Stephen King debería considerarse como una gran novela norteamericana pero, no obstante, aquello que me queda claro es que su adaptación cinematográfica debería haberse titulado “El (gran) rollo (y peñazo) verde”. 

La propuesta de Frank Darabont está tan empachada de buenos sentimientos y lloriqueos varios, que conducen a “La milla verde” a la práctica y cercana desidia total. Antonio Mercero tenía más clase que este batiburrillo infantil un tanto absurdo y que muchos reclaman como una de las obras maestras de los 90. Si  el conjunto se salva del desastre es por los pelillos de Mr. Jingles… Hace años, cuando pude completar el visionado de la película, me di cuenta de que tampoco me había perdido gran cosa… salvo tres horas de mi tiempo que nunca recuperaré y que me niego a perder de nuevo. Creo que la película sí nos enseña que la vida es demasiado preciosa para perderla viendo largometrajes de tres horas por televisión y que cada uno tiene que buscar su propio milagro para sobrevivir. Ver cintas de una hora y cuarenta minutos de duración como “Sombrero de copa” es la clave… y evite obras que tengan el póster de Tom Hanks como un muñeco y que vengan acompañadas de chascarrillos y tuits del tipo: «una de las 10 mejores películas de la historia del cine». Salvo que desee morir plácidamente de una prologada siesta, huya (y aúlle) como si la peste de “La milla verde”. Al menos, con anuncios…

Nota bastarda: Si quieren otra opinión tendría que ver la película de nuevo y cobro 500 euros por minuto de película (anuncios incluidos). Una noche de sexo con Tom Hanks sobre la tumba de Stephen King también podría valerme pero primero tendría que palmar el autor de “It” y parece que este señor va para los 108 años. No esperen milagros pero saquen la billetera antes. GRACIAS.

AVISO A NAVEGANTES: Debido a que existen ya 1.589.469.486.573.215.798.133.469.459 trillones de comentarios positivos (con y sin vaselina) sobre esta película, solamente se publicarán comentarios con experiencias traumáticas, narcolépticas y negativas de la obra. POR FAVOR, NO LLENEMOS INTERNET con otros 1.589.469.486.573.215.798.133.469.459 de trillones de comentarios positivos sobre  “La milla verde”. POR FAVOR.

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