Lo primero es lo primero, es una lista personal. Simple y claro. Cada seriéfilo puede elegir las series de televisión que han formado su mosaico íntimo y particular y ordenarlas a conveniencia. Todo es respetable cuando se habla de Walter White, Don Draper o Tyrion Lannister, cuando se repasa la máxima calidad exprimida en una pantalla de televisión y fraccionada en capítulos. 2013 ha sido un año en la que “Homeland” y “Girls” comenzaron reinando en los Globos de Oro en sus respectivas categorías y ambas acabaron defenestradas con sus siguientes entregas, un año que todo seriéfilo recordará por ser el cierre de “Breaking Bad” (¿y “Dexter”?) y donde por fin la serie de AMC consiguió aferrarse al cetro del Emmy (que revalidará el próximo año) y que tanto se le escapaba tiempo atrás. El público y la crítica mandan, eso está claro, y Heisenberg ha marcado un hito televisivo que para muchos está a la altura de “The Wire”. No obstante, el tiempo emitirá su sentencia y es momento de quedarnos en el presente. 2013 ha sido el año de la llegada de Netflix y la (sobre)dosis de serie de televisión online por la puerta grande y haciendo pleno. ¡Hasta “Hemlock Grove” y el regreso de “Arrested Development” tuvieron sus fans! Lo siento, no sigo “The Good Wife” o “Sons of Anarchy” y la siguiente lista, por lo tanto, puede ser tan imperfecta como la subjetividad de la que nace. Es momento de repasar las series de televisión favoritas para el ser bastardo que escribe sobre ellas:
10. The Americans (Temporada 1)
Con el trauma de ser etiquetada como la nueva “Homeland”, la “Homeland” de FX o la “Homeland” con espías rusos de los ochenta, “The Americans” se desquitó rápidamente se cualquier odiosa comparación con una primera temporada muy sólida, completa y con unos admirables márgenes de calidad. Puede que no la quieran los Emmys ni los Globos de Oro, pero la ficción que protagonizan Keri Russell y Matthew Rhys desea ofrecer algo nuevo sobre lugares comunes previos volteando la historia y dotándola de una inusitada y peligrosa perspectiva. Después de sus primeros trece primeros capítulos se puede afirmar alto y claro que esta serie ha llegado para quedarse con suficientes alicientes dramáticos: la familia como máscara perfecta y, al mismo tiempo, potente kryptonita junto a al misterioso Directorio ‘S’ y un juego de agentes dobles sobre el american way of life. Que nadie se lleve a engaños, el potencial de suspense y drama se mueve en un tablero dispuesto en un movimiento de fichas que denotan que la venganza, como el buen vodka, se sirve fría… y “The Americans” funciona por contrastes de interés y desaliento a partes iguales, dejando el conjunto más cercano a la comedia negra que a un drama funcional con espías rusos; donde el frío muchas veces no es soviético ni el calor la fogosidad patriótica norteamericana. Una guerra más sucia que fría va a ser revelada y desmigajada, pero el acierto de la serie, aparte de dirigirse al gris por encima de blancos y negros, es que la multitud de personajes y el juego de (contra)espionaje deja un poso de incertidumbre en el espectador: ¿quiénes son los héroes y villanos de la historia?
Llegamos a la madurez después de pagar a los Beatles a golpe de talonario y a las teorías conspiratorias para que Megan Draper dé el suficientemente juego mediático. No tuvimos asesinato por una organización satánica pero sí a “La semilla del diablo” en “The Quality of Mercy” (6x12) como “El planeta de los simios” en “The Flood” (6x05). ¿Y “2001: Una odisea del espacio”, nos preguntaremos muchos? 2001 pudiera ser la fecha en la que viéramos a un Don Draper envejecido y contando a sus nietos ese ayer que dictaminó Hawái y ‘El Infierno’ de Dante hasta la magdalena de Proust con forma en “In Care Of” (6x13) de chocolate Hershey y el sueño de California por medio. Con el nuevo logo sobre la mesa, la paternidad y el legado generacional como actual telón de fondo, “Mad Men” se nos va y su penúltima entrega se mueve en el territorio familiar compasado con el Día de Acción de Gracias. Es momento de que todos los personajes se replanteen sus existencias entre alcohol, religión… política. Sobre todo Don, claro. Por fin, Don puede ser Don sin ser un ‘dick’. ¿Trataba de eso? Don va a escarbar no sólo en su pasado sino que va a mostrarlo a su relevo familiar. Sí, siempre trató de Sally. Mientras tanto, el infierno para el resto… en esa mirada parafraseando y reinventando a Sartre. Don se despega de Don y va ya en sentido contrario como anunciaba su póster promocional de temporada. ¿Veremos una séptima y última temporada de “Mad Men” con un nuevo Don Draper más honesto con aquellos que le rodean? ¿O una serie que marcó un mito actuando con una inusitada madurez hacia su despedida final?
8. Orphan Black (Temporada 1)
Recuerden, eso sí y por un momento antes de olvidarla de nuevo, a la cancelada “Ringer” con Sarah Michelle Gellar… Imagínese que un par de guionistas revuelven, revientan y mutan una historia de dobles idénticos y de robos de identidades en una en una espiral repleta de conspiraciones, acción, impecable ritmo, secretos, cliffhangers, thriller, humor, drama, erotismo, ciencia ficción con estética cyber-punk a confirmar y, por supuesto,… ¡clones! Graeme Manson fue uno de los autores del guión una película de culto como “Cube” y John Fawcett originó con su historia otra de las películas queridas del los seguidores del género: “Ginger Snaps”. Juntos han creado con la ayuda de BBC America “Orphan Black”, que sin comerlo ni beberlo se ha elevado a una de las ficciones más entretenidas y relevantes vistas en tiempo. Desde un inicio, que podría desembocar a que toda la serie fuera un sueño (o pesadilla), el sofisticado y genial pastiche explota con múltiples revelaciones que recibirá su protagonista, una huérfana ladrona siempre metida en turbios y delictivos asuntos. El carrusel neo-hitchcockiano está servido y todo se va enredando capítulo a capítulo, bordeando el ridículo y la credibilidad en muchas ocasiones, alcanzando clímax socarrones cargados de humor negro o duplicados con acento y peluca dignos de sketch con una prodigiosa Tatiana Maslany ignorada en los Emmys y que esperemos sea la ganadora del Globo de Oro. “Orphan Black” se decanta por la ciencia ficción como colchoneta y red para frenar el lanzamiento desde ese trampolín llamado absurdo en una ficción que va creciendo en cada capítulo y convirtiéndose en un letal pasatiempo. La sorpresa de 2013.
7. Dates (Temporada 1)
Las posibilidades aquí parecen infinitas y la gracia de “Dates” precisamente está en no repetirse y usar citas aparentemente creíbles con un gran suspense emocional de fondo. La confirmación de la buena escritura de los libretos que ha confeccionado Bryan Elsley es clara y evidente: un delicioso juego de roles, sexos y, en cierta medida, de poder de la seducción entre detalles y pulidos recursos de guión. El terreno de lo impredecible es correctamente expuesto sin efectismos y con dedicación a la causa. Las mentiras son un recurso recurrente y la crisis de confianza y miedos explotarán dinamismos de lo íntimo ¿y ocasional? Los capítulos se titulan como los ‘citados’ y, de nuevo, aparece el lucimiento para los actores que encarnan esos personajes no tan peculiares que quieren marcar ciertas aristas sociales. Con una banda sonora final de Hannah Peel (‘Chloe’) sentimos esos micro-cosmos emocionales y satisfactoriamente sorprendentes, que dibuja perfectamente Elsley con trazo tan firme como nebuloso, tan irónico como consecuente dentro de un gran conjunto. Todo encaja al final en el mundo del (des)amor. Es corta, rápida de ver y siempre sorprendente. O sea, la perfecta cita del seriéfilo.
6. Hannibal (Temporada 1)
“Hannibal” es pura atmósfera malsana que repercute sobre la psique de los personajes con extraños triángulos y códigos que establecen los personajes. Renovada sorprendente por la NBC después de ser ignorada por el público y ajusticiada por una parte de la crítica norteamericana, es momento de reivindicar una serie que podría ser desde una especie de “Los Soprano” con un asesino en serie en vez de un mafioso o un thriller psicológico de amigos y enemigos, de cazadores y presas. Los ecos de “El silencio de los corderos” son audibles y el cambio de roles y transferencia se culminan en un season finale que nos invita a una nueva lectura de “El dragón rojo” y “Hannibal”… pero también habita una propia inestabilidad de que la serie puede desvanecerse en cualquier momento. La mesa, no obstante, está servida y su primera temporada ha sido el perfecto postre para culminar el festín. El primero de los festines sensoriales en una ficción que augura ser completamente distinta en su regreso.
5. House of Cards (Temporada 1)
“House of cards” es el triunfo mediático que necesitaba Netflix para dar un certero golpe sobre la mesa. Su serie nos habla de la adaptación del mal, no importa el traje ni el escenario… la maliciosa sombra siempre sabrá recorrer su camino y así yacen el recital de secundarios y conspiraciones. Desde un auto-destructivo congresista, utilizado como un kleenex empapado en alcohol, drogas y prostitutas (Corey Stoll), hasta una arribista periodista en busca de fama (Kate Mara). Todo vale dentro de una partida en la que las cartas de la baraja están marcadas y en la el crupier nos sonríe conociendo nuestro fatídico destino. Lo brillante de la adaptación de la serie de BBC es que combina perfectamente la esencia de una película de estafadores (de guante blanco) con una ramificación política tanto en su vertiente dramática como conspirativa y, aunque la parte troncal de la primera temporada pueda perder fuelle, sus primeros y últimos capítulos son tremendamente notables. Estamos ante una producción elegante y con mucho talento tanto en guión, dirección e interpretación con capítulos perpetrados por David Fincher o Joel Schumacher dentro de un juego de máscaras, que ni es tan revolucionario ni especial en apariencia, pero del que sobresale una revisión contemporánea, lobuna y política de “Valmont” de Milos Forman.
Condenada a ser leyenda e historia de la televisión contemporánea, que “Breaking Bad” sea la serie del año para el 99% de seriéfilos y crítica especializada y arrase en los premios que se entregarán desde 2013 a 2014, no deja de ser una gran serie con un final previsible. Tan previsible como su recta final. Sí, es momento de hablar sobre una serie gloriosa en la que todo es química y, por lo tanto, sujeto a una tabla periódica. Un tabla sobre la que Vince Gilligan quiso contentar a todos los frentes posibles (y posibles destrozos futuros de AMC) e ideó una resolución tan perfecta como moldeada en unos márgenes que no admitían ni sorpresas ni dobles lecturas. Nos despedimos de Heisenberg / Walter White como en ‘El Paso’ con One little kiss and Felina, good-bye, con ‘Baby Blue’ de Badfinger para que la leyenda de “Breaking Bad” pasara de generación en generación, de televisor en televisor, de boca en boca. Y todo era tan perfecto y tan bien atado que se nos olvidó que la serie hacía referencia a un ‘breaking bad’, no a una redención marcada desde el desenlace del memorable “Ozymandias”. Irrebatible es afirmar que estamos ante la serie del año de ese 99%, pero yo quería otro camino desviado más brutal y tarantiniano, más imprevisible y violento, más propio de esa antigua serie que siempre era capaz de sorprender capítulo a capítulo matando violentamente a ese frente crítico que proclamaba la inverosimilitud de la ficción. Ansiaba un final que hiciera honor a su nombre, que realmente surgió durante la escritura de la temporada y que el propio Gilligan se encargó de encerrar en una metanfetamina azul, que de tan implacablemente coherente y genial no me sorprendió en absoluto. Sí, soy de ese 1% que esperaba un final polémico y no perfectamente consecuente para una serie mayúscula. Y no hablo de ese final alternativo jocoso que vinculaba las maliciosas acciones de nuestro Jekyll y Hyde contemporáneo con una pesadilla del padre de Malcolm...
3. Juego de Tronos (Temporada 3)
La serie de la HBO es la nueva gloria y madre de las series de televisión y, aparte de convertirse en la mejor temporada emitida hasta la fecha de tan prodigiosa ficción, es el referente catódico del 2013. Evidentemente tiene que ser menospreciada al estar enmarcada en un peligroso género y someterse a una adaptación que no contentará a todos los feligreses. Otra cuestión es que nos fijemos en la madurez de una serie impecable a todos los niveles formales y estéticos y que evidentemente está amarrada a un material original que no puede evitar pero sí recrear para seguir impactando igual a la audiencia. Prueba de ello es esa obra maestra llamada “The Rains of Castamere” (3x09) que convirtió en viral las reacciones de los inocentes espectadores que llegaban vírgenes a un momento que ha marcado un antes y después en la televisión de la presente década. Y eso que era una adaptación... ¿Qué hubiera pasado de lo contrario? Es cierto que la propia ficción era consciente de que su season 3 finale no podía estar a la altura de los grandes episodios finales pero deja sentadas todas las bases para una cuarta temporada que seguirá ocupando un trono del que parece inamovible cada año.
2. Iluminada (Enlightened) (Temporada 2)
Menospreciada por el público y finalmente cancelada por la HBO, estamos ante una de las mejores y más redondas temporadas concebidas este año. Solamente la crítica estadounidense se ha acordado de Amy Jellicoe en sus top diez para designar lo mejor de 2013 catódico y la sensación podría ser esa mezcla de tragedia y esperanza que dibuja el personaje principal. “Iluminada (Enlightened)” nos habla de una agente de cambio pero que cede su protagonismo a ese equipo que se une a su causa para tumbar a un gigante. Sí, estamos ante el triunfo de David frente a Goliat pero nada aquí resulta gratuito y cada pieza forma un pequeño panal dentro de esa colmena donde una avispa, alentada por el new age y el idealismo, clavará su aguijón en la abeja reina. Un mortal aguijón narrado en ocho sobresalientes capítulos que nos dejan un camino tan desconocido como aquel en el que se adentra su protagonista. Tranquila Amy Jellicoe, somos una legión minoritaria que te sigue... pero legión al fin y al cabo. Y para nosotros, que no te quepa duda, que eres el personaje televisivo del año. Eso sí, actualiza tu cuenta de twitter que tienes muy dejado el asunto...
1. Orange Is the New Black (Temporada 1)
¿Es un drama o una comedia? No hay categorías para una serie que está por encima de ellas y que realmente es la nueva ficción estrella de Netflix. Las apariencias engañan entre rejas y ese gran y populoso grupo de personajes nos hará replantearnos el temido soniquete «drama carcelario». Si bien nos han humanizado a criminales y enseñado sus desiguales motivos para quedar privadas de la libertad y la imposibilidad de utilizar un baño con puertas, la serie ha querido formular otro tipo de ácida alegoría sobre las prisiones en las que queda atrapada la sociedad. También que nos demos cuenta de que realmente los crímenes y delitos que comenten los carceleros son aún peores que los supuestos malhechores a los que vigilan, amplificando el punto bidireccional sobre las rejas. No nos engañemos, aquí no nos quieren vender un alegato humanista del malandrín y su verdugo desde una doctrina moral sino revelarnos que cualquiera puede ser conducido a cometer una equivocación y tener la mala suerte de pagar por la misma… Y así llegamos a Piper Chapman, antiheroina y cronista por excelencia de esa historia de mujeres y sus catastróficas consecuencias basada en hechos reales y dentro de una de las series más cómicas y trágicas de los últimos años. Sí, es una dramedia. Perdón, LA DRAMEDIA. La multidimensionalidad coral provoca que la caricatura pase a un segundo plano para reírse de estereotipos en un subgénero redundante hasta las entrañas. No nos paran de decir que es algo temporal pero “Orange Is the New Black” ha llegado para quedarse y dejar a los espectadores condenados a una nueva prisión hecha serie.
Menciones especiales: “My Mad Fat Diary”, “Master of Sex”, “Black Mirror” y “Utopia”.
Post patrocinado por el Disfraz de Halloween de Dana Brody.
¿y the Killing? junto Enlightened, la gran olvidada en todas las listas. Joder, The Killing es brutal.
ResponderEliminarBastardo no seas tan bastardo. Breaking Bad fue la serie del año y punto, Bye Besos.
ResponderEliminarFue muy mainstream y los bastardos queremos ser bastardos y no hijos reconocidos. :P
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