“Nature Calls”
Director: Todd Rohal
EEUU
2012
Sinopsis (Página Oficial):
Dos hermanos de polos opuestos —Randy (Patton Oswalt) y Kirk (Johnny Knoxville)— nunca estuvieron de acuerdo en nada, pero su rivalidad vuelve a cobrar forma a un nuevo nivel cuando Randy secuestra a la fiesta de pijamas del hijo de Kirk, llevando a los chicos a un viaje de exploradores que nunca podrá olvidar.
Que Todd Rohal tenga un historial cinematográfico indie (inaccesible salvo en su canal de Vimeo) y haga clips musicales bizarros, no deja de plasmar que “Nature Calls” fuera la cuarta peor película de 2012 para público y crítica. ¿Merecido castigo? Una película que parece spoof movie de “Moonrise Kingdom” debería haber sacado más provecho de su reparto encabezado por Patton Oswalt y Johnny Knoxville. Ni los boy souts infantiles ni el argumento ni sus chistes basados en grosería y tono políticamente incorrecto, mejoran su vertiente cómica y su clara vocación nostálgica y dramática sobre el espíritu y el relevo generacional. Un auto-secuestro de niños en una fiesta de pijamas para descubrir los valores de la naturaleza y los exploradores, con dos hermanos antagónicos, pudiera ofrecer una comedia extravagante y original. Lo sentimos Todd Rohal, pero “Nature Calls” es un mojón de mucho cuidado.
Por mucha confusión y personaje irreal y revisiones bíblicas poco o nada resurge aquí. Mucho meado y micción y violencia gratuita como choque ante esos niños que aprenderán que la naturaleza y el lenguaje sucio van todo en uno. La película está constantemente fuera de control y ni es friki ni divertida, aumentando el martirio y la pretendida y previsible climácica catarsis. Los chistes son para niños y el entorno es adulto, la vulgaridad está a la orden del día y la motera desnuda no protagoniza los suficientes momentos emblemáticos para dotar de sentido al bodrio. Todos los chascarrillos están tan descarriados que los problemas de tono no hacen más que florecer en este campo de nabos. ¿Tenía que haber sido parte de un capítulo de una serie de animación del tipo “Out There” como única posibilidad de salvación del material apenas sin pulir?
Podemos pensar que Todd Rohal ha hecho una película en su mente y al dirigirla en el mundo real no ha sido consciente de que no ha creado un universo onírico o una fantasía idílica como suele suceder en las películas de Wes Anderson. Ha defecado una fallida (e indistinguible) sátira junto a un entorno desagradable donde se regocija el conjunto creando guiños sin sentido. Fuegos artificiales eutanásicos aparte, la película acaba siendo una gran meada en el bosque que se evapora al calor de un caluroso día. Poco queda allí, como mucho el olor. Y, qué mal olor, por cierto…
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