“Nymphomaniac. Volumen 1”
Título original: “Nymphomaniac”
Director: Lars von Trier
Dinamarca
2013
Sinopsis (Página Oficial):
“Nymphomaniac” es la loca y poética historia del recorrido de una mujer desde su nacimiento hasta los 50 años contada por su protagonista, Joe (Charlotte Gainsbourg), que se autodiagnostica como ninfómana.
Una fría noche de invierno, Seligman (Stellan Skarsgård), un viejo y encantador soltero, descubre a Joe tirada en un callejón después de que le hayan dado una paliza. La lleva a su casa, la cuida y le hace preguntas acerca de su vida.
La escucha con atención mientras ella le cuenta durante 8 capítulos la exuberante y multifacética historia de su vida, plagada de asociaciones e incidentes.
Lars Von Trier es el ‘enfant terrible’ del cine europeo, el provocador, el radical, el arrogante que se considera el mejor cineasta del mundo, el incomodador de masas, aquel que desea que su madre no disfrute del descanso eterno, el imperecedero discutido y sobre/infra/valorado genio, hater declarado de Susanne Bier y, por supuesto, el nazi… “Nymphomaniac” viene fecundada desde la ¿inolvidable? rueda de prensa en Cannes presentando “Melancolía” donde el director de “Anticristo” declaraba su ¿amor? por Hitler y anunciaba un film porno de tres o cuatro horas con Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg con mucho sexo y donde todo fuera desagradable. Mutilada a conciencia y conveniencia regional para su distribución comercial y con la espantada de Dunst que se suma a la lista de víctimas del cineasta junto a Nicole Kidman, Paul Bettany o Björk, “Nymphomaniac. Parte 1” comienza con un larga introducción más negra que los testículos de un grillo para que tanto admiradores y detractores alcen sus manos y enaltezcan a su deidad o falso ídolo. La auténtica realidad es que Lars von Trier prolonga su larga broma de la rueda de prensa para que el propio espectador decida si hay verdad en sus palabras (e imágenes) o todo forma parte de un personaje del que el director danés ya no puede escapar.
Habita otra terrible realidad en los fotogramas que acompañan la primera parte de ese film porno de tres o cuatro horas (finalmente de cinco y media) repleto de sexo y conjunto desagradable: ¿de verdad que es tan incómoda o provocadora la versión estrenada en salas comerciales en plena Navidad? Ni un habitual espectador de HBO o televisión por cable se va amedrentar por esa ‘ordenada’ colección de pitos en plan presentación powerpoint que ratifica aquel mítico «Eres más feo que un catálogo de pollas», “La vida de Adèle” no va a ceder el premio por las secuencias cinematográficas de sexo más polémicas del año y “Lluvia de albóndigas 2” sigue siendo la película más ‘provocadora’ de la actual cartelera. Realmente el drama porno no es porno pero sí es drama y cine; cine para discutir los mecanismos de los pornografía y sus métodos de narración tan caóticos como dispares y gratuitos. Von Trier no necesita porno para hablar de porno pero utiliza dicha herramienta provocativa (y comercial) como gancho de un ejercicio de pesca, dejando que el que el espectador muera por la boca una vez ha mordido el anzuelo y reconstruido su propia película en su mente con el material previo ofrecido por el cineasta. El comienzo de “Nymphomaniac. Parte 1” pudiera ser prueba de ello: no vamos a ver nada… pero, a la vez, se sirve del mismo para retratar el drama respecto a su protagonista y reflejar el anticlímax, vacío existencial y absoluta soledad que la rodea. Nos encontramos ante el peor callejón de la ciudad, el más teatral y agónico, orquestado por angustiosos, metafóricos y efectistas elementos naturales y una banda sonora opuesta como Rammstein para introducir su particular deus ex machina y conformar esa obligada premisa: el encuentro entre Joe y Seligman.
Los personajes principales rápidamente se consolidan en su juego de roles: la narradora ninfómana que pretende impactar a su cultivado espectador, ordenando su caótico relato con elementos ‘sospechochos habituales’ y similares a los de Keyser Söze y siendo cuestionada por el hábil contrapunto de un anti-narrador. Ni Von Trier toma el papel de Joe (aunque meta su pene en diálogos sobre judíos entablando una disculpa y su mala baba habitual) ni el público el de Seligman, pese a la inicial proposición y juego moral repleto de dobles sentidos y códigos. Realmente el director eleva la idealización de la propia narradora y de su oyente para rebatirse a sí mismo y a la propia abstracción de la sociedad sobre el sexo. Así, seremos también testigos y partícipes de una montaña rusa (con pezón y glande) donde Joe tenía los ojos azules cuando era niña o su padre (Christian Slater) no envejece y apenas se demacra ante su mortalidad arrebatada. La puesta en escena suspira por embellecer el momento más dramático, sumirse en la petulancia para enmarcar una farsa o sumergirse en ese código que establece el propio oyente a través de la pesca, la naturaleza, el arte, la literatura, las matemáticas, la filosofía, la polifonía o Bach. Ese debate sobre la propia polémica y la adaptación del supuesto caos a reglas preestablecidas forma parte del juego cinematográfico que propone el director de “Rompiendo las olas”. Bienvenidos a la farsa y a una revisión contemporánea con pretensiones autorales de “Memories Within Miss Aggie” (74) de Gerard Damiano, el director de la inmortal “Garganta profunda”. Von Trier es consciente de que no va a reinventar el cine (porno o dramático) ni escandalizar con una joven incapaz de retener el semen que escapa por su boca, pero desea atravesar todos los tópicos y vulgares-lugares comunes pasando por todas esas estaciones que forman el folletín (con folleteo) que plantea un largo viaje existencial y sexual en un fálico tren, con vagones por capítulos, para cuestionar su propia constante: el cine como motor y movimiento. Ahora, usted decide si se sube al mismo, lo ve pasar indiferente o sale corriendo como esos primogénitos espectadores viendo “Llegada del tren a la estación de La Ciotat” de los Lumière.
Esperaba a tu crítica antes de ir a verla, ya que Von Trier me gusta mucho A VECES y necesitaba la opinión de alguien de "confianza". Ya verás la reseña cuando pueda ir a verla! Gracias :)
ResponderEliminarY la estaré esperando como semen de mayo. ;)
EliminarSaludos y Feliz Navidad porno, Mr Stardust! :)