“La gran boda”
Título original: “The Big Wedding”
Director: Justin Zackham
EEUU
2013
Sinopsis (Oficial):
Con motivo de la boda de su hijo adoptivo Alejandro (Ben Barnes) con Missy (Amanda Seyfried), Ellie Griffin (Diane Keaton) vuelve a su antiguo hogar diez años después de que su marido, Don (Robert De Niro), la engañara con su mejor amiga Bebe McBride (Susan Sarandon); con la que convive desde entonces. Pero cuando Alejandro les anuncia que su madre biológica (Patricia Rae) asistirá a la boda y que, debido a sus estrictas creencias religiosas, no tiene ni idea de que Ellie y Don están divorciados, ambos deberán aparentar ser un matrimonio feliz y bien avenido mientras que Bebe tiene que ‘desaparecer’ de la casa… Más o menos…
Es fácil sumar elementos en un bodrio de título y renombre donde emerge, cual mojón saliendo de nuevo de la taza del váter a lo Jason en el final de “Viernes 13”, el palabro «boda» y figure en su reparto la actriz nominada al Razzie Katherine Heigl. Todo lo anterior posibilita el lanzamiento indirecto del espectador a la salida más cercana entre alaridos de espanto. ¡Qué horror, otra de la Heighl probándose vestiditos y produciendo derrames cerebrales! No, en esta no se casa y tanto su look y estado de ánimo se asemeja a la de una lesbiana después de haber visto “La vida de Adèle”. No importa quién se case ni quién engaña a quién, lo normal es que cualquier ser con un poco de sentido y arcada común… correrá y ni mirará atrás mientras grita. El caso es que “La Gran Boda” no es por supuesto esa película horrible que parecía ser. ¡Es algo incluso peor! Justin Zackham es el autor de cosas que pocos habían visto y muchos han reivindicado como “Lights Out” pero aquello que ha evacuado ahora es todo un cruce fecal de una screwball cutre con un toque de hedor de comedia francesa… muy alejado a lo que suele realizar Hollywood para que no te incluyan en su lista de negra de sicarios a sueldo. El resultado es sorprendentemente irrefutable: “La gran boda” es todo un pedazo de BODRIO, una de las peores películas de 2013 y aspirante a copiosos premios Razzies.
Aburridísima de principio a fin, nos encontramos con un producto digno para torturar al personal y a seres odiados y que no produce ninguna sonrisa. ¡Ninguna! Funciona con soltura, eso sí, para defecar en una tarde de verano… o para echar la pota en un domingo de resaca. En fiestas navideñas y orgías gastronómicas es idónea para la bacanal romana de comer hasta reventar, ponerse cinco minutos de “La gran boda”, vomitar hasta la primera papilla y seguir zampando… con alguna arcada lógica por medio por el traumático paso ocular por un catálogo de clichés sin gracia del que cuesta recuperarse.
Pese a que no tiene mayor pretensión que hacer pasar un rato agradable en sus actuales y cortos 90 minutos, los daños cerebrales hubieran podido ser mucho mayores con un minuto más de insoportable metraje. ¡GRACIAS Justin Zackham! ¡GRACIAS! El título de esta defecación fílmica hace mención a la boda del hijo adoptado de Robert de Niro y Diane Keaton que se separaron en una historia que poco nos importa y que acabó con de Niro viviendo con Susan Sarandon y lidiando con sus hijos interpretados por Topher Grace y Katherine Heigl. Amanda Seyfried ejerce de novia que se casa con otro hijo adoptado y, realizadas las presentaciones, nos queda morir neuronalmente repasando el tinglado típico de desaprobación, problemas matrimoniales del peor vodevil, giros que no sorprenderían ni a un bebé y reacciones emocionales narradas tan torpemente como Robin Williams oficiando una boda. Tenga, como resumen y moraleja, claro una única cuestión: si alguien le dice que esta película es divertida, déjele de hablar inmediatamente. Y no se olvide de vomitarle encima antes de dar la vuelta y salir gritando y corriendo buscando la salida más cercana.
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