domingo, 1 de diciembre de 2013

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The Oogieloves in the Big Balloon Adventure: Los nazis hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial con esta película

“The Oogieloves in the Big Balloon Adventure”
Director: Matthew Diamond
EEUU
2012

Sinopsis (Página Oficial):

“The Oogieloves in the Big Balloon Adventure” es una experiencia cinematográfica única e interactiva para los niños pequeños y sus familias. Se trata de un musical familiar que permite a los niños ser niños, animándoles a cantar y bailar con sus amigos en frente de la pantalla y para ayudarles a ‘moverse’ a través de la aventura. A partir de la secuencia de apertura hasta la última canción y número de baile, se invita a los niños a participar en esta divertida y fantástica aventura Oogielove.

La película sigue a Los Oogieloves —Goobie , Zoozie y Toofie— dispuestos a encontrar cinco globos de oro mágicos a tiempo para la fiesta de cumpleaños sorpresa de su buen amigo Schluufys. Con la ayuda de sus mejores amigos, J. Edgar, Windy Window, Ruffy y el apoyo de muchos amigos nuevos extraordinarias que van conociendo por el camino, los Oogieloves viajan a través de todo y hermoso LovelyLoveville en su búsqueda. Van a necesitar un montón de pensamiento creativo, trabajo en equipo y mucho entusiasmo para rescatar a estos globos únicos a tiempo para la gran celebración. Pero cuando los Oogieloves trabajan juntos con el público… ¡pueden lograr cualquier cosa!

Crítica Bastarda:

Pese a que los productores han pagado a golpe de talonario su actual nota en Imdb y están amparados en el survival horror que propone su propia película, “The Oogieloves in the Big Balloon Adventure” fue catapultada a ser una de las mayores aberraciones para público y crítica de 2012 y recibió dos merecidas nominaciones a los Razzies (Peor película y reparto). La cosa no llegó a más porque el paso de la cinta dirigida por Matthew Diamond por cartelera fue tan efímero como la participación de Falete en un concurso de camisetas mojadas. Pocos la han visto… y pocos han sobrevivido para contarlo… ese es su secreto. Volver a rememorar la experiencia hace que mis estómago se llene de bilis y sienta sobre mi gráznate un géiser de heces ante tanto asco y vergüenza ajena. Tengo muy claro que si los nazis hubieran inventado la máquina del tiempo, habrían viajado al futuro para conseguir esta película como la arma de destrucción masiva más poderosa para ganar la Segunda Guerra Mundial y ampliar su exterminio a toda la humanidad. 


Los mecanismos de terror de “The Oogieloves in the Big Balloon Adventure” quedan resumidos en su propio título y cimentado en esa extraña familia tróspida abortada por ‘Barrio Sésamo’. Goobie es el científico listillo adicto a los pepinillos y vergas en vinagre, Zoozie la experta en hablar todos los idiomas e incluso los del reino animal como buena terrorista encubierta, Ruffy un pez mutante adicto al porno alemán y Toofie es un simple drogadicto exhibicionista que no llegará a una segunda parte víctima de una sobredosis. Sí, son Oogieloves… y nos anuncian la película más sensacional de la historia… para la tortura claro. Aparte de cantar cada diez segundos lanzan al público su oda al totalitarismo que convierte al ‘Mein Kampf’ en un libro de Pega y Colorea de Bob Esponja. Es simple, o te levantas de tu asiento cuando aparezcan unas mariposas prostitutas revoloteando por la pantalla y te sientas cuando unas tortugas toxicómanas crucen la misma (como si estuvieran esnifando cocaína)… o mueres. Sí, sentirás el frío metal sobre tu nuca antes de ver cómo tus sesos salen por tu boca, nariz y el orificio que acaba de abrir una bala en tu frente junto a chorro de sangre. ¿Y qué pasa si eres un niño paralítico? ¡BANG! Los Oogieloves venden HAMOR y normalidad pero esa extraña familia es la tapadera de un comercio que carne humana. Tienen a una Ventana que habla (Windy Window) en la que está atrapada una doble travesti de Sabrina, a una aspiradora y esclavo sexual llamado J. Edgar y a Schluufy, la alhomada que todos ellos utilizan como juguete libidinoso para restregarse la entrepierna y limpiarse después de defecar. Todos quieren dar una fiesta sorpresa a Schluufy pero J. Edgar pierde misteriosamente los últimos cinco globos mágicos de todo Lovely Loveville, una versión multicolor de Mordor. ¿Conseguirán los Oogieloves recuperar los globos? ¿Conseguirá un cerebro humano soportar la mayor de las torturas mortales ideadas por Satanás?


El funcionamiento de la película aquí es como un capítulo de Dora la exploradora atrapada en Origen” pero bajo el amparo de la magia de Ventana Ventosa (sí, no para de tirarse pedos la hija de fruta) y de un hechizo para mostrar el paradero de cada globo: «Uno, dos, uno, dos, tres. Ventana Ventosa, ¿qué ves? Uno, dos, uno, dos, tres. Ventana Ventosa, muéstrame por favor». Todos sabemos que esa familia hubiera sido quemada vida y antes torturada por brujería, pero desde que el mal y “Mujeres y Hombres y Viceversa” triunfan todo es posible y hasta el canibalismo o la coprofagia son unas respetables formas de vida. Los Oogieloves recuperarán los cinco globos mágicos visitando a una momia (Cloris Leachman, el par de aldabas de “El jovencito Frankenstein”) y a su hija ninfómana (no pongo el nombre porque sólo la conocen los productores que la han pasado por la piedra), a un chef-lechero (Chazz Palminteri) que se ha casado con una vaca y se lucra gracias a la zoofilia, a una versión travelo de Beyoncé (Toni Braxton), a La Veneno disfrazada de cowboy (Cary Elwes, el prota de “La princesa prometida”) y, finalmente, a una pareja austrohúngara de asesinos en serie que se hacen pasar por mejicanos (Jaime Pressly y Christopher Lloyd, el Dr. Emmett Brown de Regreso al futuro). Con los globos mágicos en su poder, la familia satánica de trapo monta el aquelarre y fiesta sorpresa de la eyaculada almohada llamada Schluufy y el resto de personajes finaliza la celebración en plan bukkake a través de Ventana Ventosa mientras los Oogieloves cantan y se divierten. Efectivamente “The Oogieloves in the Big Balloon Adventure” es una experiencia cinematográfica única e interactiva para los niños pequeños y sus familias: los unos arrancarán los ojos de los otros para evitar el sufrimiento y improrrogable muerte cerebral. Si se tienen un poco de respeto, al contrario que el bastardo y maldito ser que escribe, no vean esta obra con la que los nazis hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial. ¡POR FAVOR! NO sean parte de las víctimas del Holocausto neuronal que proponen los Oogieloves y con el que dominarán el mundo.

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