miércoles, 19 de noviembre de 2014

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Gotham (1x09) Harvey Dent: Cara o Cruz

Me parece una actitud muy respetable defender a la nueva (y único éxito de temporada) de FOX. La propuesta desarrollada por Bruno Heller ha encontrado fans y haters, como toda serie, aunque la balanza mediática y viral bascula más hacia lo primero que lo segundo. Respeto a sus incondicionales aunque considero que se equivocan de enfoque y perspectiva: “Gotham” es una comedia y una de las mejores que se ha estrenado en 2014. Desopilante hasta decir basta y recital infinito de MEMEs, la precuela de Batman y los orígenes de Bruce Wayne —así como del resto de personajes de su universo— funciona gracias a esa guerra que mantienen Oswald Cobblepot y Fish Mooney con la evolución de ese joven (traumatizado) Bruce de fondo. Su vinculación con Selina Kyle era inminente y Harvey Dent ha aterrizado en la piel de Nicholas D'Agosto para dar nombre al noveno capítulo de la primera temporada de “Gotham”. La moneda está lanzada y “Harvey Dent” es cara. ¿O cruz? ¿O cara por la cara? ¿O una nueva cruz sobre nuestras maltrechas espaldas después de los continuados ataques de risa?

No hacía falta llegar al noveno capítulo para confirmar que la serie de FOX es un policíaco al uso de una generalista con ese eje alrededor de James Gordon y Harvey Bullock. El inteligente Edward Nygma se convierte en su cerebro para resolver los casos del procedimental con esa comisaría que parece muchas veces un plató de ‘Gran Hermano’ con gente dando gritos e insultándose entre instantáneas que provocan vergüenza ajena. “Gotham” funciona mejor cuando se aleja de esa tremenda losa impuesta seguramente en los despachos de FOX y sus mejores episodios han sido aquellos que se ha separado de tal concepto. Véase Penguin's Umbrella” (1x07) como mejor (y posiblemente único) de los ejemplos. “Harvey Dent”, por lo tanto, tiene su cara y cruz al respecto. Cruz, evidentemente, por ceñirse de nuevo a una trama episódica pero con algo de ‘cara’ para unir y entrelazar los destinos de Bruce Wayne y Selina Kyle. También por presentar tanto a Harvey Dent en la dinámica de ese eje del bien (Gordon/Montoya/Allen), a un nuevo y gran villano —llamado Dick Lovecraft (Al Sapienza)— e insistir con las pesquisas de Oswald Cobblepot para descubrir el arma secreta de Fish Mooney cerca del entorno de Falcone. Las risas, obviamente, están aseguradas. 


Respeto a la floja trama episódica interesa más por su tramo final, que sirve para presentar la figura que se encontraba detrás de la cortina maquinando todo el asunto. Nos interesa más que esos diálogos flojos —y argumento explosivo pero con pólvora mojada— la resolución final y decisión de Aubrey James sobre el destino de Arkham Asylum, convirtiéndose en ese hospital psiquiátrico que sirva como prisión sobre los criminales que estén locos. O sea y en esta serie, TODOS. ¿Y se han fijado en que cada vez que sale un plano de Arkham aparece un cuervo volando y graznando? Gordon tiene que lidiar con el abandono de su novia Barbara y con la (re)aparición de Selina, su testigo clave. El destino de la futura Catwoman es la Mansión Wayne y como marca la tradición, la convivencia no va a ser fácil… al principio. No es que asunto depare algo mayor en esa nueva dinámica de la serie para tener (por fin) a Wayne y Kyle compartiendo planos, secuencias y unos diálogos un tanto tróspidos de esa señorita negativa por excremencia. Que si no durarías ni medio segundo en las calles de Gotham, que si en las calles de Gotham no se utilizan guantes de boxeo, que si eres peor y más cansino que el pequeño Nicolás... Perdona bonita, pero aparte de envidiosa eres una aguafiestas en toda regla. No hay nada como una guerra de comida para llegar a un punto de encuentro entre esos jóvenes y ese Alfred Pennyworth que cada vez pega menos con cola. O sin ella. La cola la pone aquí Bruce, que acabará con muñones por manos si Selina sigue bajo el techo de su poco humilde morada donde el arte es vistoso pero está a precio de saldo si uno tiene los pies en el suelo. Como esta serie muchas veces…

—Es de la Dinastía china de los Ming. Tiene quinientos años…
—Puedes conseguir uno como ese por cinco dólares, en Chinatown.


“Harvey Dent” es el primer capítulo en el que el villano episódico es, en cierta medida, una víctima. Ian Hargrove es un recluso y genio en fabricar bombas que será liberado por unos hombres con marcado acento ruso. Del mismo modo que vinculamos la operación al fallecido Nikolai, los guionistas juegan en las primeras secuencias con ese personaje que utilizó una caja de fósforos, no para escapar sino para un juego de manos artístico. Su ‘inocencia’ será confirmada a la policía por su hermano que afirma que no es malo sino un enfermo mental que hacía estallar edificios que eran fábricas de armas y municiones. ¿? Un accidente en el que mató a algunos trabajadores en su último atentando le hizo entregarse a la policía y, ahora, está siendo utilizado por sus secuestradores para cometer fulminantes ataques a fábricas de municiones de Gotham. Sencillo, desde luego, resulta el asunto… Con esos vigilantes de seguridad a los que les dejan una cesta de golosinas de regalo, con un doble fondo de explosivos, y se ponen en plan gorrón hasta la muerte no nos extraña nada. Pero nada. La inteligencia en Gotham brilla por su ausencia… aunque no entendemos cómo escuchamos los gritos de esos trabajadores antes, durante y después de la explosión… ¿Los ecos de los fantasmas?


Detrás de los rusos se encuentra Fish y quiere utilizar la venganza de los hombres de Niko para devolverle el golpe sobre aquello que más ama: el dinero. Todo el plan de los rusos era conseguir los elementos para dar el gran golpe en el depósito de armas de Gotham. Nygma les da la solución y Gordon y Bullock llegan a tiempo para salvar a Hargrove y que Butch Gilzean, escondido en la distancia, haga detonar por control remoto la furgoneta donde se refugiaban y guardaban el dinero robado. Con cientos de dólares volando por los alrededor quedan las dudas para Gordon al confirmar Hargrove que la bomba de la furgoneta no era suya. Fish no quiso dejar cabos sueltos… y he aquí el auténtico anuncio de la Lotería de Navidad. Presioso y repleto de emosión, oigan.


La presentación de Harvey Dent, ayudante del fiscal del distrito, es evidentemente con una moneda para liberar por el destino a un joven criminal. Su ‘cara’ es una segunda oportunidad y Dent revela a Montoya, Allen y Gordon el truco del almendruco al respecto. Después de las presentaciones llegan las revelaciones con la introducción de ese testigo (Kyle) y un nuevo villano de Gotham City: Dick Lovecraft, un hombre de negocios que tenía tratos tanto con Maroni como Falcone e incluso con los Wayne. Lovecraft ha hecho una fortuna tras la muerte de los Wayne y es el candidato perfecto para que Dent mueva el avispero. La directora del capítulo, Karen Gaviola, va a jugar bastante con la iluminación para retratar esas ‘dos caras’ de Harvey Dent y el propio guión nos regala una secuencia ‘WTF’ para que trate de conectar a Lovecraft con Selina… sin MEME que le haga sombra. Por favor, cualquier se hubiera puesto nervioso con esa cara de gorrión imitando a Hulk y después y, a los dos segundos, pasando a ser un fanboy declarado e incondicional de “My Little Pony”. No tiene desperdicio. Dos caras, sí... y dos cojones, oigan.


La historia de Oswald Cobblepot para desenmascarar a Liza AKA Greta, la Gremlin pasa por el olor a lilas, ya sea de potorro o del sobaco. Al Pingüino no le hacía falta investigar en el apartamento de la nueva novia de Falcone e ir corriendo con la fragancia a olfatear a su ‘hamada’ Fish Mooney para confirmar la conspiración. Al Pingüino le bastaba con haber leído este bastardo blog o aplicar la simple lógica. Liza AKA Greta, la Gremlin será a partir de ahora una agente doble… Mira que dijimos que la historia de esta ‘pájara’ era un capítulo tróspido de “Alias”… Mira que lo dijimos… En resumen, que el olor a potorro y lilas es la marca artística del delito de Mooney para la lilas de Greta, la Gremlin.


Y lo de ese perchero llamada Barbara roza la vergüenza ajena. Se va de Málaga a Malagón. O lo que es lo mismo… vuelve a la cama de Montoya para que una secuencia lésbica gratuita sin rima que valga en un cliffhanger tróspido por ‘excremencia’. ¿Y dónde están ahora las lesbianas cabreadas por la La vida de Adèle? ¿Dónde están? Mucho decir Barbara que se va por un tiempo para recomponerme… y se va a refregarse el filete a la esquina de enfrente con su ex novia. Hija mía, pero si tu ex también está metida en el ajo y ‘fregao’. En fin, que la cornamenta de James Gordon va a provocar que vaya raspando todos los techos de Gotham City. ¡Y mira que son altos! ¡Y mira! Esperemos que estas dos pájaras acaben en la mansión Wayne... si es que a Bruce le queda algo después de los muñones, claro.

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