The Big Bang Theory (8x10) The Champagne Reflection: Fun With Flags… Fun?

Pfffffffffffffffffffffffffffffffffff. Sé que es duro ser fan en la actualidad de ‘TBBT’ y tratar de defender ante el mundo lo indefendible. Es duro. Demasiado. Uno puede ir por el camino directo y discurso fácil sobre su audiencia millonaria y ser uno de los shows más vistos de la televisión de nuestros días. Puede, inclusive, lanzar su alegato sobre Sheldon Cooper y la popularidad internacional de la sitcom donde el corte de pelo de Penny puede dar millones de páginas al papel couché, blogs e infinitos tweets. Pero seamos francos y simples: “The Big Bang Theory” murió tiempo atrás y estas tres ¿últimas? temporadas que nos quedan son un intrascendente y superficial pasatiempo hasta el entierro final. El problema es que los diez primeros episodios de la nueva entrega de la comedia de CBS se han aferrado a la muerte prematura, a la caída al abismo incluso para los propios seguidores de la serie. Dentro de ese agujero negro que es actualmente ‘Big Bang’ únicamente recordaremos de la presente entrega el cameo de Billy Bob Thornton en “The Misinterpretation Agitation” (8x07) y las instantáneas de “The Prom Equivalency” (8x08). Nada más. Pero que nada, nada, nada más. N-A-D-A. Bienvenidos al horror, bienvenidos a “The Champagne Reflection”, décimo episodio de la octava temporada de “The Big Bang Theory”.

Penny, la tercera mejor representante de ventas, explica a Bernadette en una fiesta de empresa que es una matona de patio de colegio, una persona áspera y malvada. El monstruo de talla XS y melena rubia se verá reflejado en un espejo y llorará y llorará… para descubrir que gracias a ser la víctima puede conseguir lo mismo… Sheldon no puede mantener un trabajo a tiempo completo, un programa popular en Internet y a una novia (Amy) así que decide sacrificar ‘Fun With Flags’ (Diversión con Banderas). El recopilatorio y homenaje simplifica aquello que es actualmente “The Big Bang Theory”: algún cameo popular friki de la Comic-Con random (LeVar Burton en esta ocasión), Sheldon haciendo el ridículo o siendo grosero/racista inconscientemente y la relación a grito pelado y queja llorona que forman el Dr. Cooper y Amy Farrah Fowler. En resumen: como destrozar el pasado de una serie en vez de homenajear. No obstante, no es lo peor de “The Champagne Reflection” ni mucho menos. 

En realidad, “The Big Bang Theory” se lee a sí misma en esa oficina de un profesor muerto que Leonard, Howard y Raj van vaciando para darse cuenta de que el legado es tan olvidable como el presente capítulo. Esa botella de champán, regalo de su madre, que Roger Abbott no abrió hasta celebrar un gran descubrimiento que nunca llegó, nos habla de que el único avance científico que puede hacer uno con esta serie es contar las neuronas que se va perdiendo por tan desagradable y escasamente divertido camino. Apúntelas en un cuaderno, como un diario de comida y calorías, saque su bandera blanca y llore y no pare de llorar. Hágase la víctima pero no espere que le hagan caso, salvo ver a Sheldon celebrando su triunfo cuando no había nada que festejar, aunque sea un único y simplista comentario positivo. Tal vea tengamos que entender el significado de nuestra existencia como la de aquellos seres condenados a no alcanzar la gloria, que tratan de encontrar sentido a los pequeños momentos que conforman la vida, a ser ese despacho vació cuando llegue el fin… simples espectadores del triunfo de la mediocridad y de la nada, de ‘The Big Bang Theory’, de ese champán sin gas que celebra lo mínimo como si fuera lo máximo y que lo dota de sentido para aferrarse a no dar una correcta despedida. Al fin y al cabo, todo es relativo, incluido el humor. 

No obstante, recuerden que desde este bastardo blog solamente hacemos reviews positivas y objetivas de ‘Big Bang’, hablando de lo bueno y brillante que encontremos en cada epidosio. ¿Algo más divertido en el capítulo? 

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NO, nada más. Habrá que reírse… por banderas.

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