Homeland (4x09) There's Something Else Going On: El pacto final entre Carrie y Saul

Con “There's Something Else Going On” se potencia y propulsa la recta final de la cuarta temporada de la nueva “Homeland”. Dos pivotes marcan el rumbo de la transformación y reinvención de esa serie que quiere ganarse nuestro corazón y lograr su entrada directa a los top 10 del año. Showtime lo está haciendo apropiadamente y manteniendo el ritmo iniciado desde “From A to B and Back Again” (4x06), marcando un estupendo recital de giros de guión, tensión y los reiterados aspectos psicológicos que mueven a sus personajes. Con tres temporadas atrás, la propuesta de Alex Gansa, Howard Gordon y Gideon Raff ha encontrado el perfecto back-story para perfeccionar una reformulada y enterrada “Homeland”. Pudiéramos escenificar la concepción como el precio que tiene que pagar EEUU para combatir el terrorismo islámico en un escenario con Pakistán entablando esa controvertida alocución sobre la captura de Bin Laden. ¿Qué coste —y no económico sino moral— ha pagado el país que lucha por la libertad y la democracia? Ya en “La noche más oscura” nos revelaron el nivel de terror que había tenido que imponer esa hipocresía de purgar el terrorismo con violencia y torturas. ¿Qué precio nos va a revelar “There's Something Else Going On”, noveno capítulo de la cuarta temporada de “Homeland”?

En “There's Something Else Going On” hay líneas irónicas sobre la CIA y la libertad a rebufo de todo el cerco creado alrededor de Dennis Boyd, el traidor norteamericano de la temporada desvelado a Carrie por Aasar Khan. Toda la brumosa conspiración sobre Sandy Bachman, además, se va solidificando y tal y como revela Carrie todo el asunto cercano al secuestro de Saul y el intercambio de prisioneros es un simple extra. Hay ‘algo más’ planificándose y vamos a tomar consciencia del plan maestro de Haissam Haqqani con la ayuda de la inteligente y perspicaz Tasneem Qureshi y el retirado general Bunny Latif. Pero todo ese empaque de tensión y suspense se ve acrecentado por la ansiada catarsis y conexión entre Saul Berenson y Carrie Mathison, desarrollado perfectamente sobre esa trama en que el ex director de la CIA va a servir como peón a los intereses de Haqqani para un intercambio de presos y establecer de nuevo su estructura entera del comando terrorista que lidera. Durante toda la cuarta temporada se ha planteado el precio de los actos de EEUU (y la CIA) teniendo a Carrie como esa ‘Drone Queen’ que justifica su fin con cualquier medio, incluida una masacre de inocentes en una boda para acabar con el peligroso Haqqani. Víctima de su propia trampa y partícipe de una conspiración en cada episodio hemos visto cómo el resto de personajes abofeteaba sus decisiones claramente amorales y es precisamente en el personaje de Saul donde todo queda esquematizado al aparecer en el intercambio de rehenes una nueva figura con un niño con un traje explosivo:

—¿Y qué hay con el niño?

—¿Qué hay con él? Ya dijo sus oraciones, piensa que se va a ir al maldito cielo.

—Es un niño. Ellos le pusieron el traje, no nosotros. ¿Y eso lo hace correcto? ¿Sabes a quién te pareces? A ellos. 14 años de guerra, ¿y a esto llegamos? ¿Pedirle a un niño que se vuele en pedazos? ¿Y para qué? ¿Para qué mierda? Esto no es lo que somos. Esto no es lo que tú eres.

Al principio de la temporada entenderíamos que Carrie se llevaba el sermón de Saul pero algo ha ido cambiando en la agente de la CIA y su camino hacia la redención le lleva a mirar a los ojos a su mentor, a sentir el reflejo de sus actos y consecuencias. Saul quería sacrificarse, someterse a ese patrón de justificar el fin a cualquier precio y su rebeldía para culminar el intercambio es una especie de suicidio pacífico. Previamente Mira, la mujer de Saul, había recordado a Carrie que ella era el monstruo y perfil impasible de la CIA incluso con los suyos propios. EEUU, quitando su peso histórico en el mapa sociopolítico después de la Segunda Guerra Mundial, acabó por convertirse en un leviatán para proteger la libertad, en ese monstruo con el que luchaba y sigue combatiendo. La comunión final de Carrie y Saul en ese sincero «No más muertes» marca la redención de ambos… pero nunca la pausa porque el mal nunca descansa. 

“There's Something Else Going On” es un capítulo lleno de tensión y giros locos pero también sobre la hipocresía del discurso norteamericano en su lucha contra el terrorismo. No se negocian con esos señores talibanes… salvo excepciones marcadas y bajo el amparo del ISI. Todo aquello que se vive en esa pista de aterrizaje es un falso clímax, dibujado sobre la presentación de los presos que van a ser entregados y sus atrocidades cometidas. Un reclutador de bombarderos suicidas, un supervisor de redes de heroína, un comandante de logística y el responsable por los ataques al aeropuerto Intercontinental Kabul en Karach y al hotel y el complejo de la ONU... La burocracia parece incluso recordar el gran pecado y error que está cometiendo EEUU pero es el precio para no convertirse en otro monstruo. El problema es que tras toda la cortina hay un plan que desconoce ese traidor interrogado con diferentes y sorpresivas tácticas. En realidad, es el espejo deforme de sus actos aquello que activa su conciencia. Ser espía da la impresión de haber revitalizado a Dennis Boyd, como si fuera inclusive una venganza sobre su mujer que le considera un ‘loser’. La embajadora Martha tendrá conocimiento, igual que su esposo, del plan final de Haissam Haqqani, de esa ruptura al ‘happy end’ de Saul recuperando la compostura y humanidad junto a Carrie de camino a ese hogar… que, ahora, parece tan lejano. 

La llamada de su esposa Mira es interrumpida con un ataque brutal (con cohetes) sobre su convoy al regresar a la embajada. Allí iban Saul y Carrie y, desde luego, las imágenes no son para nada alentadoras. En este punto llega esa bifurcación a lo “24”, esa capacidad interna del show de jugar a los espías o adentrarse en el territorio de suspense y acción. Dennis da la impresión de ser un estereotipo de un liberal dejando claro que la culpa de todo es la de CIA y su constatada amoralidad… hasta que se topa con las intenciones y hechos violentos del otro lado, de esos terroristas que también justifican su fin con cualquier acto por despiadado y brutal que sea. Dennis se dará cuenta del precio de su traición y los motivos velados de la salida de los marines de la embajada para socorrer a los supervivientes de la emboscada. Entonces, Dennis abrazará también la cordura… o el aliado más ético en esos márgenes de la amoralidad establecida. Tasneem será expuesta así como la información que necesitaba: el túnel debajo de la embajada y por donde Haissam Haqqani y sus hombres están entrando… Tranquilos, que parece que Peter Quinn va a ejercer de John McClane. ¡Los terroristas talibanes no tomarán la embajada de EEUU! ¡NO! ¿No habíamos quedado en que ‘no más muerte’? Ups… Y una pregunta, ¿y por qué todo el mundo conocía la existencia de ese túnel y nadie lo vigilaba? ¿No les recuerda a esa absurda decisión de mandar a TODA la policía a las alcantarillas en “El caballero oscuro: La leyenda renace”? No haga preguntas y preocúpese de Carrie y Saul… que no levantan cabeza. Nosotros también hubiéramos mandado a todos los marines del mundo-mundial para protegerles, oigan.

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