Serie de TV
“State of Affairs”
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
Cada día el presidente se enfrenta a docenas de decisiones de vida o muerte y tiene que dar prioridad a las más grandes crisis internacionales que enfrenta el país. Una de las mejores analistas superiores de la CIA —Charleston Tucker (Katherine Heigl)— se reúne en la rueda de prensa diaria del presidente (PDB) a tal fin. Esta lista de los problemas de seguridad más importantes a los que se enfrenta la nación trae consigo llamadas de juicio moral y político para Charleston y su grupo de confianza con los analistas más brillantes en la agencia. Aparte de los campos minados políticos por los que tiene que caminar, Charlie tiene una relación personal cercana con la presidente Constanza Payton (Alfre Woodard) porque estuvo una vez comprometida con su hijo antes de que un ataque terrorista trágico le quitara la vida. Charlie sobrevivió a ese ataque y ahora está decidida a llevar a los responsables ante la justicia. Navegando por una vida personal compleja y una profesión que aparte de una olla a presión es, por supuesto, un reto, Charlie a veces tiene un comportamiento al límite para evitar enfrentar su dolor. Pero cuando el reloj marque las 2 a.m, todo para ella es su trabajo —la protección de su país, atender a su presidenta y todavía tratando de llegar al fondo del asesinato de su novio, que se revelará como un misterio impactante—.
Quién iba a decir a “Homeland” allá por 2011 que se convertiría en una referencia catódica y que Carrie Mathison iba a ser la primera de muchas heroínas televisivas a partir de entonces. No es que el remake de Alex Gansa y Howard Gordon a partir de la serie creada por Gideon Raff reinventara la ficción sobre espías centradas en la CIA porque se aprovechó de hallazgos previos de “Rubicón”, pero trazó una línea sobre la que otros shows como “The Blacklist” pudieran utilizar a sus intereses. Los dramas políticos de Washington a partir de entonces han sido más maliciosos y satíricos. Véase “Scandal” o “House of Cards” a tal fin… e incluso a nadie le extraña ver en nuevas ficciones como “Madam Secretary” o “Tyrant” un nuevo modelo para hablar de ciertos temas que parecían tabú más allá de los márgenes conspiratorios de acción y suspense de “24”. No es que “Homeland” sea la responsable porque fue en sí misma una consecuencia desencadenada a partir del 11-S y en el que el cine estadounidense ya ofreció nuevas perspectivas por ese terremoto que desestabilizó con su terror al pueblo americano. “State of Affairs” es una variación comercial y superflua, geminada por Alexi Hawley (“The Following”, “Castle”, “El cuerpo del delito”) para plasmar un producto llamativo y atractivo que pueda mantener el tipo en el mismo horario que la exitosa serie protagonizada por James Spader y Megan Boone.
El anzuelo pudiera ser el cambio de registro de Katherine Heigl, encasillada en el subgénero más cinematográfico y romántico o bajo su papel de “Anatomía de Grey”, o lanzar el órdago de ser la primera ficción en contar con una mujer afroamericana como presidente de los EEUU. “State of Affairs” es un claro procedimental político bajo el thriller y suspense de una trama troncal que ata a Charlie Tucker (Heigl) a su pasado y un atentado terrorista en Kabul sobre el convoy en el que viajaba, en el que murió su prometido e hijo de la presidenta. Conoceremos, como parte del cliffhanger final del episodio, que el mayor enemigo de EEUU (Omar Fatah) era un agente de la CIA y activo de la propia protagonista, siendo responsable indirecta del asesinato de su amado y que desea ocultar dicha información a cualquier precio. Charlie reprime sus recuerdos y un tercer sujeto que se comunica por mensajes desde un teléfono irrastreable irrumpe en la mecánica asimilando un tono cercano a un thriller político de espías convencional. El problema es que el personaje de Heigl no es suficientemente potente como podrían parecer Carrie Mathison e incluso Elizabeth McCord (Téa Leoni en “Madam Secretary”). Resulta incluso cómico ver cómo Charlie Tucker combate su pasado ejerciendo como una zorra que se emborracha y tiene aventuras sexuales de una noche en los márgenes de su conducta personal temeraria, como si ese castigo fuera tan sardónico como molesto e impuesto.
A “State of Affairs” se le ven sus hilos de procedimental aunque su intento de aunar los méritos de “Homeland” y “Scandal” la conducen a un término intermedio en el que realmente Charlie Tucker no va a ejercer como una versión femenina de Jack Bauer o ni siquiera asomarse al reverso adulto que ofrecen “The Blacklist”. Tampoco estamos ante un enfoque como el propiciado como “La noche más oscura” ni esos reflejos sobre la bandera estadounidense y el precio a pagar para luchar contra el terrorismo islámico. Únicamente vemos un enfrentamiento directo con el horror en algunas imágenes que sugieren, como elemento de auto-censura, la decapitación de un rehén a manos de esa célula fundamentalista similar a ISIS… pero en el contraplano observamos el peor defecto de la propuesta: los analistas de la CIA llorando estremecidos por el horror. Esa conexión con el espectador dilapida “State of Affairs” e incluso la imagen de ese inteligente y cerebral personal que tiene que enterrar sus sentimientos para realizar su complicado trabajo. ¿Y éstos son los mismos que le echaban en la cara a la protagonista que quería salvar antes a un doctor, que se parecía a su novio difunto, que al más buscado y peligrosos terrorista? Si fuera poco, la declaración de intenciones de la nueva serie de NBC queda resumida en el diálogo entre las protagonistas de la ficción, entre esa presidenta y la analista que tiene que dar caza al mayor enemigo de EEUU.
—¿Los capturaremos, Charleston?
—Los atraparemos, señora.
—No, Charlie. No estoy hablando con el analista de la CIA. Yo quiero oírlo de la mujer que amaba lo suficiente a mi hijo como para unir su vida a él. La mujer que iba a darme nietos. Yo quiero escucharlo de ella. ¿Qué es lo que ella va a hacer?
—Constance, voy a encontrar hasta la última persona que tuvo algo que ver con la muerte de mi prometido y tu hijo y voy a acabar con cada una de sus vidas.
—Esa es mi chica.
Lo siento Charlie… y creo que puedo hablar por un brutal porcentaje de seriéfilos: no eres nuestra chica. No, no lo eres, bonica.
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A mi me gusta la serie la estoy empezando a ver, y eso que homeland a mi no me pego, me parece demasiao denso, con demasiados enredos de tipo moral, y eso que soy religiosa. Pero me gusta mas esta serie le da un equeño toque que para mi homeland no tiene.
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