“Las brujas de Zugarramurdi”
Director: Álex
de la Iglesia
España
2013
Sinopsis (Página Oficial):
Un grupo de hombres desesperados, con graves problemas de adaptación al
medio, atracan a pleno día la tienda de ‘Compro Oro’, en la bulliciosa Puerta
del Sol.
Son nuestros trágicos protagonistas: Jose (Hugo Silva), padre divorciado que desea la custodia compartida.
Lleva a su hijo Sergio al atraco porque coincide con un martes, y no piensa
romper el horario de visitas ni por el atraco ni por nada. Tony (Mario Casas), relaciones
públicas de la discoteca Esperma, actualmente en paro. Esclavo de su
involuntario éxito con las mujeres, quiere tomar las riendas de su vida y
resolver con el robo una evidente falta de autoestima. Manuel (Jaime Ordoñez), taxista
aterrorizado y admirador de Iker Jiménez, que emprende la huída con los
atracadores al ser elegido su taxi, de manera improvisada, como vehículo de
fuga. Silvia, la ex-mujer de Jose (Macarena Gómez), no parece dispuesta a
permitir que su hijo sea secuestrado por el irresponsable de su padre. Para
ello cuenta con la colaboración de Calvo y Pacheco (Pepón Nieto Y Secun de la
Rosa), dos policías nacionales que deciden, con gran empeño, atrapar a nuestros
héroes... que caen en las garras de un grupo de sorguiñas
vascas (Carmen Maura, Terele Pávez y Carolina Bang), que conservan la
milenaria costumbre de practicar la brujería y reírse de los hombres.
Si una de las últimas
películas que ha hecho Álex de la
Iglesia le gusta a la bruja de Carlos Boyero… ¡CORRE, HUYE Y NO PARES!
Y es que el director de “El día de la
bestia” y de la injustamente infravalorada “Muertos de risa” confirma nuevamente que no levanta cabeza desde “La comunidad”. En esta ocasión —y tras
el descalabro narrativo y pésima ejecución de una buena idea y alegoría en “Balada triste de trompeta”— ha
recurrido a Jorge Guerricaechevarría para comedir a protuberante su ombligo y hacer algo… ¿cien veces peor? Puedo aceptar su arranque —pese a que viva de
rentas pasadas y contenga una cantidad de ideas descerebradas en todo el pastiche unidas con su autocomplacencia habitual (aquello que llaman otros estilo) y algo
tan digerible como un bocata de escombros— como una revisión castiza de “Abierto hasta el amanecer”. Incluso puedo
deglutir que haya fichado al casting de “Los
hombres de Paco” aprovechando el tirón de picores uterinos que puedan
provocar Hugo Silva y Mario Casas en taquilla para
rentabilizar el asunto. Es más, hay hallazgos visuales, homenajes y aspectos
interesantes —entre un catálogo de tróspidez, vergüenza ajena y una
enciclopedia de absurdos— en la presentación de esa troupe de sorguiñas vascas adoradoras de
una divinity parida de la mitología
vasca. Pero no puedo tolerar que con todos los elementos que poseía Álex de la Iglesia haya dinamitado un
explosivo comienzo para narrar un cúmulo de sinsentidos que llevan a unos de
los desenlaces más estúpidos y desastrosos que se puedan concebir en la
actualidad. Sí, estoy en mi momento Boyero
del día y enterrado boca-abajo mientras escribo esta crítica…
No entiendo qué
quiere contarnos el director de “800
balas”: ¿La crónica de la fuga de cerebros que está sufriendo España por la
crisis siguiendo el ejemplo y palabras de Yola
Berrocal? ¿Comparar nuestro país en la actualidad con el franquismo y la huida
y éxodo republicano a Francia con el oro que la crisis robó para obtener la
salvación (y pasarse por el forro los tratados de extradición)? ¿La crónica del
machismo aplacada por el brutal feminismo? ¿Dar un nuevo catálogo de chistes y
referencias a los misóginos del tipo «Eres más bruja que Carmen Maura en “Las brujas
de Zugarramurdi”»? ¿La superación de un traumático suceso que padeció Álex de la Iglesia en Badajoz? ¿Qué la España negra todavía existe
gracias a gente como Iker Jiménez y José Luis Moreno? ¿Qué Carolina Bang —esa gran actriz que tiene trabajo porque su novio es
director— debería tener unas clases de interpretación de alguien con más
registros como… Sonia Monroy? ¿Qué desea constatar el odio (a muerte) sobre Bob
Esponja? ¿O tal vez ansía ser el ejemplo para las escuelas de cine… como
sucesión de fallos de raccord y lagunas argumentales?
Como no entendí nada
de mitad de la película en adelante y el final me pareció un desparrame repleto
de hastío y vergüenza ajena (Boyero’s
quote) me metí en forocoches para ver si allí la
explicaban (todavía no está en Yahoo! Answers, ¡listillos!) y hallé
la mejor respuesta:
Es la típica película que sabes que es una ‘fruta mielda’ y si vas a verla, se confirma.
Efectivamente “Las brujas de Zugarramurdi” es una ‘fruta mielda’ y no por ser
española o estar subvencionada y esas cosas dignas de bruja que se dicen por
allí. Es mala de cojons porque no es
ni una frikada ni una comedia delirante de terror ni el aquelarre que
necesitaba la sesión golfa ni el ritual cinematográfico para traernos de vuelta
al director de “El día de la bestia”.
Muchos se quedarán con las ideas transgresoras y genialidades antropófagas eyaculadas,
que empapan un conjunto folclórico-punk, y que utiliza todos los trucos para
mantener el interés sobre el estiramiento ortopédico de una premisa que se le
va de las manos. Que si pongo a la parienta a rellenar la cuota de secuencias
sexuales y restriegues varios para ver si se calienta el personal, que si meto
a Santiago Segura y Carlos Areces para
que el público me ría la gracia y que, en definitiva y resumen, si acabo porque
acabo y porque ya tocaba aunque me pase la lógica por el forro y le meta la escoba
por el orto al espectador que neuronalmente siga vivo ante semejante catálogo de desastres. Por mucha chispa y magia que pueda tener el arranque
al final todo acaba en dos velas negras… ¡Las dos velas negras que acabo de
ponerte, Álex de la Iglesia por toda esta frutaflollez y basofia! ¡Devuervemé er’ dinero! ¡Devuervemélo!
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