lunes, 13 de octubre de 2014

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Homeland (4x03) Shalwar Kameez: Carrie Mathison / Peter Quinn


Es normal que una gran mayoría de espectadores despechados no den alguna clase oportunidad a la ‘nueva’ “Homeland”, la gran serie de dos temporadas que desembocó en una controvertida tercera. El ciclo de Nicholas Brody finalizó y dejó tan ahogados y muertos, como el mítico televisivo personaje, a una ruidosa congregación de televidentes y seguidores de la serie. Los índices de audiencia han bajado con el estreno de la cuarta temporada y ese capítulo doble —compuesto por The Drone Queen” (4x01) y Trylon and Perisphere” (4x02)— tampoco ha ejercido del revulsivo que necesitaba para reactivar el fenómeno catódico que aterrizó en 2011. La ‘nueva’ “Homeland” merece la pena y quiere regenerarse consecuentemente, pero pudiéramos simplificar todo el asunto y putrefacta sombra a Dana Brody. El personaje más odiado de las series de televisión ha desaparecido del drama de Showtime, el odio no. Con nuevos créditos remodelando las estructuras de la propuesta llega “Shalwar Kameez”, tercer episodio de la cuarta temporada de la ‘nueva’ “Homeland”. Es momento de repasarlo y de que la ficción genere un punto de acercamiento a aquellos que quieran concederla una segunda oportunidad.

Los guionistas han decidido desafiar a la audiencia con una heroína completamente antipática e incluso desagradable. Recordemos, ella es ahora la mala de función y esa ‘drone queen’ que justifica cualquier medio para llegar a un fin que considere ‘el bien común’. Peter Quinn muestra la réplica, ese automatismo que puede llegar a estimarse como un peligro para los demás pero que es consciente de la báscula moral de sus acciones. Sus conflictos psicológicos le dejan como un juguete (y arma) utilizado por ese sistema que le reclama hasta que quede completamente destrozado e inservible. ¿Es el nuevo Brody de la serie? “Shalwar Kameez” va a servir para revelarnos el regreso de Carrie a Islamabad y la mecánica que quiere perfilar ahora la serie con tensiones tanto en los despachos —por su nombramiento— como por sus pesquisas para revelar la conspiración tras el asesinato de Sandy Bachman (Corey Stoll sin su rata muerta sobre su cabeza). Tanto Carrie como Peter van a revivir en clave de flashbacks el momento del crimen generando tanto tensión como un componente emocional en los dos personajes que “Homeland” ha decretado como fundamentales: Carrie Mathison y Peter Quinn. ¿Condenados a entenderse en esa tensión sexual que les condenaba tiempo atrás?


Carrie tendrá que sobreponerse a ciertos obstáculos ya que nadie fue informado de su nombramiento y la embajada se encuentra cerrada. El brazo derecho de Sandy, John Redmond, va a ser el antagonista junto al bloqueo impuesto por Martha, la embajadora que ya nos presentaron en el capítulo doble que abría la nueva temporada. Carrie, como zorra implacable (e insensible), convoca una reunión para dejar claras las cosas y compartir las sospechas de John Redmond. La valiosa información que recibía Sandy apunta a una fuente dudosa. Una fuente que bien pudiera estar revelando secretos tanto la CIA como al ISI. Sabemos que Carrie se va a sobreponer a todos los obstáculos y se reúne en secreto con viejos conocidos de la serie como Max y Fara para llegar a Aayan Ibrahim, ya que le considera fundamental como parte informativa de la conspiración. Él es el único superviviente, recordemos. ¿El ‘otro’ nuevo Brody? El plan para que Fara se hiciera pasar una periodista británica que le visita en su universidad fracasa, pero se revela el miedo que tiene el joven estudiante de medicina ante esas amenazadas físicas que sufrió en anteriores entregas. La llegada de Saul y que Martha fue su antigua prometida en un pasado, con el que siempre pueden jugar los guionistas, supone un par de armas de apoyo pero también capaces de herirla. Carrie quiere alejar a ese bastión moral que pudiera cuestionar sus actos ciertamente corrompidos aunque necesita la experiencia de Saul y evidentemente su relación pasada con la embajadora. Consecuentemente, Martha levanta el bloqueo gracias a la intervención de Saul… al que sutilmente Carrie manda a casa aunque sabemos que tanto la rubia como nosotros volveremos a verle.


La nueva jefa de estación todavía no confía en nadie en su nuevo equipo y, tras el fiasco de la operación de Fara, decide ser ella misma aquella que contacte con Aayan en un baño de un restaurante fingiendo estar enferma. Carrie revela que ella es la jefa de Fara y la tensión (sexual) es evidente en ese careo tan cercano como su cruce de aliento. A Carrie se le olvidó decir que fue ella la que mandó bombardear y asesinar a su familia pero, de momento, la intención es ‘seducirlo’ con finalizar sus estudios en EEUU y garantizar su protección. Veremos cómo evoluciona esta trama que queda claro que va a poner en peligro a todos con ese activo con vinculación al objetivo de la CIA (Haissam Haqqani) y que quería desmarcarse de toda senda que pudiera ubicarle en un centro de atención en el que finalmente ha caído. Por otro lado, la inestabilidad de Quinn va a preocupar a la CIA ante su salida dejando en evidencia el seguimiento por parte de Dar Adal. Hay un asunto que Quinn no quiere tratar y al que responde mediante el enojo o la violencia. Desconozco por qué los guionistas siempre quieren que Quinn esté recién salido de la ducha cuando le visita de improviso Dar Adal y, de nuevo, tendremos una secuencia potente en la que el veterano agente cree que los sentimientos de Quinn sobre Carrie son la razón por la que Sandy terminó muerto. Llegamos al debate y a un cuestionamiento de los mecanismos de la propia serie. ¿Es necesario para que funcione “Homeland” crear a un nuevo Brody y que posicione a Carrie tanto a nivel sentimental como en la toma de sus decisiones? La ¿novia? de Quinn escuchará su conversación con Adal y tampoco es tonta. ¡Qué suerte tiene la tal Carrie que todos los machos van tras ella como perritos falderos, uno tras otro! Es inevitable un enfrentamiento con sus sentimientos pero la pregunta es clara: ¿existen realmente o un juego de la audiencia con los guionistas y viceversa? 


En esa lucha, en realidad, Peter se va enfrentar a los sucesos que ocurrieron en ese monovolumen donde el jefe de estación fue violentamente golpeado hasta la muerte por la horda que les rodeaba. El acceso a la información puede ser tan macabro como valioso ya que numerosos vídeos revelan que nunca tuvieron una oportunidad. ¿Youtube es la sabiduría y el acceso a la verdad… aunque nadie mire más allá del morbo y la violencia? La operación estaba siendo coordinada por un agente del servicio secreto pakistaní y ningún analista se ha fijado salvo Quinn, que comparte sus hallazgos con Carrie antes de que tome su cena acompañada de sus habituales pastillas y vino. El montaje queda en evidencia y Carrie aprovecha para reclamar a ¿su hombre? con más pasión que nunca. Aunque inicialmente Quinn se hace de rogar sabemos que dirá que sí sin decirlo. Sí, está jodido y he ahí el silencio y suspense emocional de esa ‘nueva’ “Homeland”, que combina lo brillante y aborrecible de la propuesta en su misma esencia. Entendemos que Quinn es el Brody 2.0 y acabará completamente roto y destrozado por la CIA aunque nunca nos queden claros los sentimientos del implicado en cuestión. “Iron in the Fire”, próximo capítulo, se antoja fundamental para entender la revolución interna que está gestionando la serie de Showtime bajo viejos patrones y mecanismos. Nunca será la serie que nos conquistó con sus dos primeras entregas, es cierto, pero quiere propiciar un nuevo objeto más apetecible que los procedimentales y thrillers políticos que emite la competencia. Hay tiene su horizonte aunque muchos hayan escapado ya del lugar.

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