Serie de TV
“The Affair”
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
Al mismo tiempo profundamente detallista y curiosamente elusiva, “The Affair” explora los efectos emocionales de una relación extramarital. Noah es un maestro de escuela de la ciudad de Nueva York y también un novelista que está felizmente casado, pero se resiente de su dependencia por parte de su adinerado suegro. Alison es una joven camarera tratando de reconstruir su vida y su matrimonio juntos de nuevo tras la estela de una tragedia. El provocador drama se despliega cuando Alison y Noah se conocen en Montauk al final de Long Island.
Crítica Bastarda:
El piloto de la nueva serie de Showtime —estreno más sobresaliente de la temporada junto la primera temporada de “Transparent”— nos lleva un ‘affair’ donde las apariencias engañan y el significado arremete contra acepción de la propia audiencia. ¿Se trata de una ‘aventura’? ¿De un ‘asunto’ personal, familiar o incluso criminal? No esperen que el primer capítulo del drama psicológico, que protagonizan Dominic West y Ruth Wilson, les ofrezca las respuestas de ese misterio que forma parte del (des)encuentro con los espectadores. ¿Qué es, en realidad, “The Affair”? La propuesta de Showtime nos remite a formar parte de esa cuarta pared posicionada en el cristal que separa una iluminada sala de interrogativos de una completa oscuridad. En la misma, se encuentran los dos narradores (de momento) que van a contar la misma historia desde su punto de vista, colindando la verdad y la mentira. Somos nosotros aquellos que tenemos que decidir lo que consideramos auténtico o inventado, aquellos que determinamos una nueva y tercera historia en esa indagación, un tanto lynchana e ininteligible, del pasado de una supuesta infidelidad. ¿Cuál es el crimen y el cuerpo del delito? ¿Y la acusación?
Con el mcguffin como recurso argumental disponemos de una conexión entre “Rashomon” de Kurosawa y “Sospechosos habituales” de Singer para el retrato de un supuesto romance extramarital de verano bajo el influjo de un misterio. Intuimos que debemos esperar a la tormenta, sentir la tensión del viento y del empeoramiento climático y emocional de esos personajes atrapados en su propia memoria, pasado y perspectiva. Nos bañamos junto Noah Solloway (Dominic West) y sentimos el amanecer de Manhattan con la sacudida del deseo (sexual) en su interior. Su esposa Helen (Maura Tierney) y sus cuatro hijos parten para pasar el verano en Long Island en la mansión del padre de ésta. Su suegro es un escritor de éxito cuyas adaptaciones por parte de Hollywood le garantizan mantener su ostentoso nivel de vida, mientras que Noah es un profesor de escuela que acaba de publicar su primera novela. No es que el recuentro de McNulty y William A. Rawls evoque su habitual tensión en “The Wire” pero sí nos posiciona en ese juego de elasticidad dramática y emocional que se va apoderando de la propuesta. La serie creada por Hagai Levi y Sarah Treem ofrece el contraplano en esa camarera interpretada por Ruth Wilson, cuyo matrimonio da la impresión de ser sostenido por el sexo. Rápidamente las heridas del pasado de Alison Bailey se van abriendo, ya sea por comentarios ofensivos de su actual jefe como por la revelación de que nos encontramos en el día que cumplía los años su fallecido hijo de cuatro años. La conexión con una posible tragedia por un accidente de la hija de Noah, en el restaurante donde trabaja Alison —que acaba como un susto—, fusiona las necesidades anímicas, emocionales y sexuales de ambos… pero detonado en la variación del punto de vista dos ejes enfrentados.
La tragedia se va filtrando en esa larga introducción pero nunca acaba de estallar, ya sea en el hijo mayor de Noah fan de “Harold y Maude” o el accidente en el que se atraganta su hija. Sabemos que esa crónica de la seducción se puede narrar desde el misticismo de unas cartas del tarot o el simple deseo sexual provocado tanto por el destino como por la insatisfacción de un matrimonio. Nos remarcan que su mujer se ríe en su cara mientras mantienen relaciones habitualmente interrumpidas por sus hijos y también el menosprecio a su trabajo por parte de su suegro. Los guionistas han asumido la conexión con “Juegos secretos” de Todd Field pero se reservan sus propias travesuras escondidas en el misterio del avance de la narración y ese punto en común de la misma: un detective interpretado por Victor Williams, que cuestiona y pegunta ante la tergiversación y verdades a medias. Dicha estructura fue utilizada por Nic Pizzolatto en la primera temporada de la monumental “True Detective” y percibimos una ruptura como síntoma recurrente de la propia propuesta. La fractura interna de los personajes se filtra a través de la propia estructura de narración y, de este modo, “The Affair” nos remite a esa cuarta pared donde somos nosotros aquellos que elegimos nuestra propia verdad. Sabemos que no serán los únicos puntos de vista en tan doblegada, distintiva y difusa narración porque todo espejo tiene dos caras… aunque el que nos propone esta intrigante e interesantísima serie bien pudiera formar una gema poliédrica que brille en nuestros televisores. Dejémonos, pues, deslumbrar con la calidad de “The Affair” y ese misterio (cotidiano) en el que ya nos encontramos sumergidos y atrapados.
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La he visto dos veces y me ha parecido fascinante Tiene una trama llena de complejidad ya que mezcla todo una gama de insatisfacciones y de anhelos insatisfechos El sexo, la dificultad de encontrar una satisfacción amorosa plena y el suspense de los crímenes cometidos por no se sabe quién mantiene el interés del espectador provocándole un estado de ansiedad ante la magnitud de los problemas que arrastran los protagonistas de esta magistral serie
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