Stalker: Serie muy floja... pero perfecta para trollear a gafapastas

Serie de TV

“Stalker”

EEUU

2014

Sinopsis (Página Oficial):

Las estrellas de “Stalker” son Maggie Q y el ganador del Globo de Oro Dylan McDermott en un thriller psicológico sobre los detectives que investigan incidentes y casos de acecho y acoso —incluyendo el voyeurismo, el acoso cibernético y la obsesión pasional— de la Unidad de Evaluación de Amenazas de la policía de Los Ángeles. El detective Jack Larsen es un reciente reubicado que llega de la unidad de homicidios de la ciudad de Nueva York, cuya confianza, fuerte personalidad y conducta cuestionable le ha metido en problemas anteriormente —pero cuyo comportamiento en el pasado también puede resultar útil en su nuevo trabajo—. Su jefe, la teniente de Beth Davis, es fuerte, centrada y una experta en el campo, impulsada por su experiencia personal traumática como una víctima. Con el resto de su equipo —el joven pero con muchas ganas de aprender detective Ben Caldwell y la engañosamente lista detective Janice Lawrence—, Larsen y Davis evalúan el nivel de amenaza de los casos y responden ante los acechos, acosos e intimidaciones que estallan y se sitúan fuera de control y, a la vez, tratando de mantener sus obsesiones personales alejadas.

Crítica Bastarda:

“Stalker” se ha convertido en el estreno otoñal más odiado por los medios estadounidenses. Habría que remontarse a la cancelada “Dads”, considerada la peor novedad televisiva del último trimestre de 2013, para hallar críticas más duras y destructivas. Inclusive, se podría entrever como un tremendo insulto y brutal afrenta los tibios ataques que ha recibido “Z Nation”, la serie de The Asylum para Syfy Channel, en comparación de la ficción que protagonizan Maggie Q y Dylan McDermott. ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué tan serio? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Recientemente Elvira Lindo arremetía contra un gran profesional de la talla de Carlos Boyero, por plasmar sus incomprendidas fobias en sus textos, parafraseando a Fernán Gómez: «el pecado español no es la envidia sino el desprecio». Al parecer y a la vista de las reseñas norteamericanas dedicadas a “Stalker”, el pecado no es exclusivo sino que ha cruzado el charco. ¿Por qué tanto odio? ¿Por qué? ¿Por qué? Why? Este misterio tiene dos posibles y simples explicaciones:

1ª) Una conspiración gafapasta-masónica. Cualquier persona, que haya sufrido el ataque e ira de los gafapastas, conoce que a “Stalker” uno solamente puede referirse como la (cito textualmente) «O-B-R-A--M-A-E-S-T-R-A» del séptimo arte dirigida por Andrei Tarkovsky. El aterrizaje de la serie de CBS ha supuesto un perfecto material para trollear a esas patillas ‘gruesificadas’ bajo rostros pop-hipster-yukis-twees-como-lo-llamen-ahora. Evidentemente no lo van a consentir y han comenzado su campaña de acoso y derribo, ‘stalkeando’ compulsivamente y dejando claro que “Stalker” solamente puede ser una. Quieren evitar a toda costa que les podamos tomar el pelo gracias a la serie de Dylan McDermott y van a utilizar la técnica de la destrucción y del olvido para conseguirlo. 

2ª) Si a usted no le gusta esta serie tiene todas las papeletas de ser un voyeur/acosador. Usted quiere hundir esta serie para que no descubramos sus macabras técnicas de ‘stalkear’ y, así, que sus futuras víctimas puedan evitarlas. Usted el malo y villano de esta película, utilizando su manipulación para volver a hacer llorar al probe Dylan McDermott después de su fiasco el año pasado en “Hostages”. Usted es una mala persona, demuestra que el nivel de educación lo desperdiciado en hacer el mal a la sociedad y su mínima calidad humana provoca que pueda dormir cada noche tranquilamente y sin remordimientos. Y todo lo hace, realmente, para hacer llorar a McDermott en cada episodio y que no descubramos sus inmorales técnicas de acosador. Dos pajarracas de un tiro, pensará... mientras se lleva su mano a donde no se tiene que llevar antes de comer. Ha vuelto a hacer llorar a Dylan McDermott, hijo de fruta.

Me cuesta creer que “Stalker” sea, por lo tanto, tan mediocre y entiendo cualquiera de las dos anteriores teorías para justificar la brutalidad a la que está siendo sometida. Se trata de un procedimental de CBS sobre acosadores donde los protagonistas son tanto una acosada como un acosador. He ahí el juego de roles y conexiones con los casos que investigan y el poco jugo que puede tener una serie producida bajo el molde de la cadena donde se emite. No obstante, se intenta dar algo de pulpa del conjunto haciendo que el personaje que interpreta a Maggie Q atraiga a un ‘acosador’ al que pretendía ‘des-acosar’, mientras que el rol de Dylan McDermott nos revela que su ‘stalkeo’ se debe a la pérdida de su familia por un grave error del pasado. El pobre McDermott llora y llorar… y se pone chulo, chulo. Evidentemente no faltan referencias y chistes sobre “Atracción fatal” y ciertas lecturas internas que eluden filtrar conflictos y traumas. La serie cuenta con una Mariana Klaveno quitándose 45 años con un cambio de look y toneladas de maquillaje, seguramente para camuflar las secuelas de su torcedura de cuello provocadas por el arrebato sexual enfermizo de Bill Compton en “True Blood”.

“Stalker” ofrece poco, es absolutamente previsible y completamente olvidable salvo esa inquietud gestionada por el morbo y en la que se nota la mano en la producción de Kevin Williamson (“Scream”), aunque más para mal que para bien en ese juego que marca el absurdo y ridículo que trata de revelar como un elemento serio y dramático. Olvídese de encontrar un inteligente thriller psicológico y sombrío. Olvídese, como el protagonista, de conocer a Scarlett Johansson (o Jennifer Lawrence). Olvídese de encontrar aquí una nueva “Mentes criminales” y tómese un par de snickers antes de afiliarse a la demagogia para cuestionar y criticar esta serie. Olvídese completamente de esta floja serie llamada “Stalker”… pero no se olvide de ella para trollear a los gafapastas. “Stalker” solamente hay una… y son las lágrimas de Dylan McDermott, palabrita de niño bastardo.

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