Mulaney: Insulsa y anacrónica sitcom, candidata a la peor serie del otoño

Serie de TV

“Mulaney”

EEUU

2014

Sinopsis (Página Oficial):

Del ganador del premio Emmy escritor y comediante John Mulaney (“Saturday Night Live”) llega “Mulaney”, una sitcom grabada con multicámara sobre el crecimiento profesional de cómicos ‘stand up’ tratando de mejorar su carrera y el desarrollo de los amigos y mentores que les levantan, detienen y presionan. John Mulaney es un comediante de 29 años que trabaja en el circuito de stand-up y busca su gran oportunidad. Pero la vida cambia drásticamente cuando la egocéntrica leyenda de la comedia y presentador de televisión Lou Cannon (Martin Short) contrata a Mulaney como escritor. Lou puede ser plato principal de John de cara al mundo de los shows de grandes sumas de dinero, pero también es una pesadilla total. Aún así, el trabajo representa todo aquello que Mulaney quiere. Pero ¿realmente? ¿Y a qué coste? ¿Y qué dirían de él si lo deja? ¿Y qué dirían de él si se queda? ¿Y no se ha retocado la cara Lou? 

Crítica Bastarda:

Recibida con un aluvión de críticas negativas y odio extremo, los malos datos de audiencia de la premiere y segundo episodio de “Mulaney” son el factor clave para entender la crónica de una cancelación anunciada. Si alguien pensaba que John Mulaney iba a perpetrar un cruce “Louie” y “Seinfeld” que se meta los mejores chistes de “Saturday Night Live” por el recto y cierre su cavidad anal hasta que explote. La mezcla de actuaciones stand-up, sitcom de estudio y referencias auto-biográficas, nos remiten a un catálogo de clichés (que no gags) para presentarnos la vinculación del protagonista para esa estrella (conservada en Botox y formol) al que deberá escribir chistes como parte de su nuevo y soñado trabajo. En realidad, todo sueño se puede convertir en pesadilla… incluido ver un capítulo de esta serie, claro.

Pudiéramos calificar, por el currículum del comediante y escritor John Mulaney, de decepcionante una propuesta que ha incendiado en clichés los ánimos de una audiencia adicta al odio. Es fácil convertirse en hater de “Mulaney” gracias a ese inventario de tópicos, chistes hechos y refritos y, sobre todo, apuntar con el dedo impregnado en aborrecimiento a la cara retocada por Picasso de Martin Short. Una comedia sin risas no es una comedia, es cierto, y la dirección del proyecto se dirige hacia chistes sobre feministas, exploraciones de próstata vía rectal, novias rencorosas y bitches. Muchas bitches. En realidad, hay que estar loco para pensar que una maniobra cómica tan sexista, racista y vulgar puede tanto molestar como conseguir las risas de una audiencia que ha endurecido su gesto de rencor. “Mulaney” apesta a estereotipos y no se emite en CBS por lo que está pre-condenada al corredor de la muerte catódica. 

Me interesa más la sitcom de FOX como la imposibilidad de reformular una nueva “Seinfeld” en la parrilla de comedia de la televisión norteamericana actual. Mientras los nerds más frikis tratan de ser la nueva “Friends” en “The Big Bang Theory” y los geeks más asociales parodian “La red social” en “Silicon Valley”, la era “Modern Family” (y antes “Arrested Development”) se ha impuesto como nuevo patrón de la comedia familiar siendo Amy Poehler, Julia Louis-Dreyfus, Tina Fey, Louis C.K., Ricky Gervais o Larry David los rostros de la sitcom contemporánea del Siglo XXI. Si “Brooklyn Nine-Nine” demostró la evolución en los cánones actuales televisivos de “Vida y milagros del Capitán Miller”, la dramedia con esencia indie se ha impuesto gracias a “Girls”, “Orange Is the New Black” y la reciente “Transparent”. “Mulaney”, por lo tanto, resulta tan anacrónica como dañina, tan obsesionada en escenificar unos planteamientos formales y modelos humorísticos que ni siquiera son capaces de adaptarse en las comedias de estudio de CBS o ABC. Tan insulsa como ineficaz, si “Community” es considerada como la meta-comedia que ha explorado y leído a todos los rincones pop, “Mulaney”, por su parte, se convierte en la metadona con efectos cancerígenos. Con tanta gracia como un tumor, recomendada para todo aquel que quiera suicidarse o busque un homenaje a una sitcom que evidentemente conforma otra era y televisión, como la cara de Martin Short.

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