martes, 7 de octubre de 2014

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Comienza la cuarta temporada de 'Homeland'

Flashback. Volvamos a The Choice” (2x12) y recordemos aquella gran serie que surgió para acabar con el reinado de Mad Meny formular esa tónica dramática sobre el thriller conspiratorio y las heroínas bipolares. Algunos seriéfilos señalaron ya en el momento éxtasis general que “Rubicón” de AMC era mejor pero que nunca generó la expectación y reacción en la audiencia necesaria para mantenerse en antena. Con sus dos primeras temporadas espléndidas, la ficción estrella de Showtime acabó estrellada entre tanta estrella y tanto fulgor, siendo la mueca de la mueca de aquello que una vez fue mueca de Carrie Mathison. No obstante, siguió teniendo y reteniendo a (muchos de) sus seguidores, aunque sus dos únicas nominaciones a los Emmys (Claire Danes y Mandy Patinkin) confirmaban la pérdida brutal de peso y tremendistas críticas recibidas durante toda su tercera entrega. No convenció nada el posicionamiento narrativo prescindiendo de Nicholas Brody en su arranque… para quitarlo del medio… definitivamente como broche final. Tampoco la vuelta del traidor que fue traidor pero antes de ser traidor se volvió traidor deparó ninguna mejora satisfactoria. Tenían que cerrar su personaje de alguna manera… Muchos intuíamos los hechos que nos relataron en la segunda temporada como parte de una mecánica posterior de la serie. Los guionistas no se quisieron guardar nada pero tampoco tuvieron claro dotar de sentido ese grandioso punto de giro. ¿Debería haber sido “Homeland” una miniserie y no acabar siendo una reformulación de “24”? Posiblemente el espectador utilice las palabras ‘videoclip’, ‘videojuego’ o ‘¿innovador drama serializado de acción/intriga/política?’ para referirse peyorativamente a una propuesta cuando existente constatadas joyas que demuestran la valía de cada medio. ¿Que “Homeland” se quiera transformar en “24”, una de las series ‘mainstream’ (cita hipster obligatoria) más alabadas por público y crítica del Siglo XXI, no debería considerarse un piropo? El problema aquí tiene nombre y no es otro que Dana Brody, el personaje de televisión más odiado de la presente década. Al nivel de Jar Jar Binks pegando un tiro en la nuca a Walter White antes de completar su venganza… No obstante, “Homeland” necesitaba un cambio ante el agotamiento de su premisa inicial y la serie acabó mejorando notablemente en la recta final de su cuestionada temporada para lanzarse a un desenlace un tanto previsible y tal vez epílogo innecesario. Repito ¿Debió quedarse Showtime en dos únicas entregas? Tras el season 3 finale, “The Drone Queen” y “Trylon and Perisphere” son los dos episodios que abren su cuarta temporada y es hora de repasarlos. 

¿Qué ofrece la cuarta temporada de “Homeland”? “The Drone Queen” (4x01) funciona como perfecto season premiere para presentarnos a los nuevos personajes y modificaciones en un reboot interno del propio ‘drama serializado de acción/intriga/política’. ¿Cuánto iba a tardar Carrie Mathison en servirse una copa de vino y poner los guionistas un soundtrack de jazz? En menos de siete minutos. ¿Cuánto iba a tardar nuestra heroína (con tara) en realizar uno de sus característicos balbuceos para ganarse su cuarta nominación al Emmy consecutiva? No, no va a ser tan inmediato y he ahí uno de los principales cambios de la serie. Carrie Mathison no se va a vestir de Carrie Mathison hasta el minuto 26 de “Trylon and Perisphere” (4x02), momento en el que su conflicto queda expuesto mediante su relación con su hija y conexión emocional con Nicholas Brody y su pasado. Volvemos al presente que nos ofreció “The Drone Queen” (4x01), donde Carrie no balbucea y es un personaje completamente distinto, que ha olvidado aquello que era como simbiosis y metáfora de la propia serie. Sabemos que nadie puede escapar de su pasado aunque, de momento, a Carrie no le importa celebrar su cumpleaños tras un bombardeo a objetivos talibanes ni tiene remordimientos cada noche por su trabajo. Su pequeña hija (y extremadamente pelirroja) Fannie es un componente físico (y emocional) del que Carrie quiere huir como la peste, aunque conlleve una catarsis que le recuerde la imposibilidad de salvar a Brody, al amor (traidor) de su vida.


Hay otra línea argumental que va a trazar la dinámica del ‘pecado y remordimiento viviente’ en un joven interpretado por Suraj Sharma, el niño de La vida de Pi. La premisa de la temporada la va ejercer un bombardeo sobre un objetivo de la CIA que se convertirá en una matanza de inocentes, ya que se gestionó en plena celebración de una boda sin que George R.R. Martin tuviera algo que ver con el asunto. Aayan Ibrahim es el único superviviente y era el sobrino del objetivo y líder talibán, Haissam Haqqani, pero olvídese de una venganza con un chaleco bomba porque sus intenciones son volver a sus estudios de medicina y alejarse del foco mediático. Su compañero de habitación en la universidad filtrará el vídeo de su móvil que probaba que EEUU masacró a los asistentes de una boda (incluido niños) en pos de cazar a su objetivo. Su vídeo se hace viral pero Aayan queda expuesto, hablando con los medios y siendo advertido violentamente mientras dormía por un grupo de hombres anónimos. Nos quedamos pendiente de las consecuencias, del motivo por el que oculta esas decenas de inyecciones de ese ficticio ‘A-Xeron’ y la presentación de este personaje que es evidente que va a dar sentido a toda la temporada. Si bien el instinto maternal (negativo y asesino) de Carrie marca el concepto del remordimiento sobre los actos del pasado, apostamos a que Aayan va a influir a los de ese presente de ‘bitch’ que contrastará el propio Peter Quinn. Carrie no está sometida a ninguna clase de arrepentimiento con su copa de vino, medicinas, protector bucal y máscara de dormir… El piloto del avión (remarcan que no podían utilizar drones en la operación) —al que dio la orden de asolar su objetivo sin saber si iban a existir víctimas colaterales— se encarará con ella y nos recuerdan ya su apodo ‘The Drone Queen’ en el propio título del capítulo. Carrie se ha convertido en el monstruo contra el que luchó en el pasado y del que “Homeland” no tuvo pelos en la lengua para trazar la línea moral entre un despiadado terrorista y un vicepresidente que dio la orden de asesinar a un puñado de niños con aquel ‘el fin justifica los medios’. Recordemos que ese acto fue el motivo del cambio de bando de Brody y, cual justicia kármica, se volvió contra el ‘corazón’ del propio Walden… generando en su funeral una explosiva venganza con 200 inocentes pagando los pecados de un par de locos con poder y delirios de grandeza. La violencia engendra violencia. El debate de los ‘escudos humanos’ en la escalada de brutalidad del reciente conflicto palestino-israelí es evidente y “Homeland” va a hablarnos de ese ‘bulletproof’ que suelta Carrie y que confirma a Quinn el cambio completo de su personaje. A Carrie le importa más salvar su cuello que la vida de las personas inocentes que masacró con la operación que coordinó. Ella no sabía que estaban allí pero les responsabiliza de su propia muerte por saber que se encontraban con un objetivo potencial para la CIA. Recuerden, el fin justifica los medios… tanto para unos como para otros. La serie de Showtime tampoco se corta en presentar ese nuevo orden en el que Saul Berenson trabaja para un contratista militar al que únicamente le importa el dinero, dejando claro que a este nueva “Homeland” le importa más la potencia moral que esa enfermiza variación del espionaje con agentes dobles en suelo estadounidense. EEUU ha dejado de ser el foco de acción y son tanto Afganistán como Pakistán los lugares donde se va a desarrollar la temporada en sus componentes generales, declinando las conspiraciones y burocracia para los despachos del suelo norteamericano. Se entiende que ISIS y el secuestro de compatriotas es un material que utilizarán en próximas temporadas si no lo incluyen en la presente.


Transformar a Carrie en un personaje despiadado es un buen cambio para perfilar una crítica ácida y ciertamente sucia alegoría sobre la amoralidad de muchos actos, aunque los peligros de empatía sobre la audiencia son evidentes. Ya no importa la enfermedad sino el conflicto y se puede a malinterpretar sus actos. Por ejemplo, no es que Carrie quiere matar firmemente a su hija en esa bañera (aunque sí se le pueda pasar por la cabeza) sino que la conexión emocional con Nicholas Brody es tan manifiesta que ella le recuerda maniatado y prisionero de su propio destino; de ese (gran) poder que ahora representa ella misma. Ella, en realidad, mató a Brody por ese fin mayor. Esa irresponsabilidad —por aturdimiento y ‘lapsus’—, que casi provoca que Carrie ahogue a su bebé durante un baño, choca directamente con la conciencia del espectador y del propio personaje. Carrie sabe que tiene que huir a cualquier precio de Fannie porque se da cuenta de que ella es un monstruo, un peligro para aquellos a los que ama y que su labor de ‘drone queen’, asesinando a personas proyectadas en una pantalla, es el material moral con el que puede lidiar gracias a su mascarilla, copa de vino y protector bucal. ¿He ahí el juego de ese desafiante Aayan, que ofrece el contraplano a Carrie en un monitor y que atravesará el mismo, para que exploten los remordimientos escondidos entre toneladas de basura moral del personaje principal? Da la impresión de que tanto Quinn como Saul son los otros moldes a los que se tiene que enfrentar Carrie. Peter revela las heridas psicológicas del asesino ejecutor del poder establecido. No puede pensar sino recibir órdenes y lidiar con sus propios remordimientos después. El alcohol es una salida y su aventura sexual con su casera con sobrepeso, en plan “Amarcord”, nos lleva a un terreno similar al conflicto explorado por Carrie. Su enfrentamiento con dos idiotas que se meten con el sobrepeso de ‘su chica’ en un restaurante acaba de una manera brutal y violenta, donde Quinn se da cuenta del monstruo que es y su despertar inconsciente. Ocurre algo parecido del mismo modo que sucedía en el personaje de Carrie, al pasarle unos segundos por su cabeza ahogar a su propia hija, siguiendo sus protocolos laborales: ‘el fin justifica los medios’. Son máquinas del sistema, simplemente.


Carrie, como jefe de estación en Kabul, nos presentó también la trama principal de esta temporada. Sandy Bachman (Corey Stoll), el jefe de estación de Islamabad, tenía una fuente confiable (sobre todo en anteriores ocasiones) que le facilitaba una muy suculenta información para cazar objetivos. Aquí aparece la conspiración al no informarle su fuente que Haissam Haqqani se encontraría en una boda y acabar con cerca de 40 inocentes víctimas colaterales. La crisis política es inminente y el clima de inestabilidad de la zona se dispara. La embajadora de EEUU en Pakistán, Martha Boyd (Laila Robins), va a ir dejando esas aportaciones en sus líneas de guión sobre la actual situación a la que se enfrentan y la evolución de la lucha contra el terrorismo islámico post 11-S hasta la actualidad. Islamabad es el escenario principal y Sandy será víctima de su propio activo y fuente al filtrarse su imagen en televisión mientras acudía al encuentro secreto con el mismo. Sandy ha sido expuesto, las cerraduras han sido cambiadas del lugar donde se producían los encuentros (para que así no pueda utilizarlo como refugio) y Corey Stoll echará de menos la rata muerta que cubría su cabeza en The Strainpara poder salir vivo del lugar. Ay, si hubiera traído mi rata muerta para camuflarme… ay, pensó el pobre. No obstante, Quinn y Carrie acuden al rescate y el suspense está garantizado en una vibrante recta final del capítulo. Sandy logra salir airoso de la turba pero sabemos que a “Homeland” le viene mejor esconder la identidad de esa fuente por lo que el coche quedará acorralado al cruzarse un camión, siendo la turba un homenaje perfecto a alguna secuencia vivida enThe Walking Dead. Ni los tiros de Quinn ni ese humor socarrón en que ‘La Reina de los Drones’ es incapaz de encontrar una pistola para eludir así matar directamente, evitarán que la multitud saque literalmente del coche a Sandy y lo golpee brutalmente hasta la muerte. Corey Stoll sin una rata muerta sobre su cabeza no es querido en una serie de televisión. Ni su look a lo Conchita Wurst le salvó… La carta la firma un tal Q.E.P.D., diría Mariló Montero. “The Drone Queen” decide finalizar con el enfrentamiento entre Carrie y Quinn al quedar claro que la jefe de estación es una ‘zorra implacable sin sentimientos ni remordimientos’. Ese monstruo en el que se ha convertido Carrie y que declina escuchar o atender a ese resorte moral que sigue siendo Saul. Su limpieza de sangre delante de un espejo, antes de reunirse con la embajadora, va a marcar la declaración de intenciones de la vuelta y reconversión de “Homeland”. She is a bitch.


En “Trylon and Perisphere” (4x02) se pierde la tensión impactante para ceñirse al drama y evolución de los conflictos marcados anteriormente. La vuelta de Carrie a EEUU para ‘acompañar’ el cuerpo de Sandy va a enfrentar a ese monstruo con la hija de la que no quiere saber nada. La pequeña Frannie es un vivo retrato de Nicholas Brody para más inri y evidencia de la escritura de guión. Carrie es una mala madre y su hermana se lo recuerda unas 8.659.473 millones de veces durante el episodio. El espectador se lo grita directamente a su cara proyectada en la pantalla unas 4.127.592 millones de veces más. ¡MALA MADRE! ¡MALA MADRE! ¡MALA MADRE! Las alarmas de Carrie se pondrán en funcionamiento cuando Andrew Lockhart le informa de que su regreso es permanente. En este punto la jefa de estación bipolar de la CIA tiene que utilizar su ingenio con Jordan Harris, un agente de campo ‘exiliado’ a los sótanos en plan The IT Crowd, que no se muestra demasiado colaborador a la causa. Las peleas con su hermana con su falta de responsabilidad e instinto maternal, su utilización de seres queridos a sus fines y el día libre en el que Carrie cuida de Frannie para darse cuenta del monstruo que yace en su interior, son el caldo de cultivo dramático que utilizan los guionistas de “Homeland”. ¿Posicionará en contra de la anti-heroína a la audiencia las decisiones del libreto al revelar que nuestra Carrie, al no estar bajo el influjo de Saul, se ha convertido en esa tergiversación moral y monstruo con el que luchó en el pasado? Dar Adal informa a Saul de que la insatisfacción con Lockhart puede darle una vía de regreso a la CIA y somos conscientes de que aquel que dirigió temporalmente la agencia quiere volver. Sabemos también que Saul no ha cambiado y que utilizará su posición, pese a estar en el sector privado, para tratar de cambiar las cosas… para bien. Su mujer, mala-mala-mala echándole la regañina por ser bueno y no un hijo-de-puta-insensible-que-está-ahí-por-la-pasta.

¡MALA MADRE!
Esa oposición y contraste en Carrie y su reencuentro es trabajado en el funeral de Sandy, aunque veamos que Carrie utiliza la información facilitada por Jordan Harris para poner contra las cuerdas a Lockhart y que sea ella aquella que sustituya al difunto jefe de estación. Carrie quiere que la empresa de Saul le ayude en el relevo de Sandy en Pakistán mientras que Quinn rechaza la oferta de reunirse con ella en Islamabad. No todo el mundo es una ‘zorra implacable adicta al cuasi-filicidio y monstruo amoral sin sentimientos’, ¿no? “Homeland”, por lo tanto, presenta sus credenciales argumentales en las que Carrie tendrá que dar con el confidente de Sandy mientras trata de lidiar con los sentimientos adversos que le produce su hija. El monstruo no quiere ser humano… ni madre sino sumirse en el caos y muerte en la más extrema soledad. El cierre de “Trylon and Perisphere” (4x02) marca en el regreso de Carrie a Pakistán ese desierto existencial en el que se encuentra la protagonista. Nosotros viajamos con el monstruo, esperando una catarsis que la enfrente directamente con sus actos. Bienvenidos de nuevo a “Homeland”. Mejor dicho, a la nueva “Homeland”… protagonizada por una ¡MALA MADRE!

P.D.: Carrie, sabemos que tu niña es fea de cojones… pero no era para tratar de ahogarla en tu momento ‘Emmy’. Jo, Carrie. Jo. Como diría Rosario Flores en “La Voz”, ERES UNA MONSTRUA. ¡MALA MADRE!

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2 comentarios:

  1. ¿Realmente es de Brody su hija? Por que tuvo un "affair" con un pelirrojo.....

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  2. Menuda banda de guionistas hijos de la gran punta y cometiera, que enredan las cosas de forma que el resto del mundo parece subnormal, pero ellos se llevan una pasta. Anda e iros a comer mierda bastardos de los cojones

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