Serie de TV
“Back in the Game”
EEUU
2013
Sinopsis (Página
Oficial):
Terry Gannon Jr. (Maggie Lawson) fue una jugadora
estrella de sóftbol hasta que la vida le echó un par de bolas curvas: un bebé,
una beca universitaria perdida y un perdedor como marido. Después de lanza un
strike por su cuenta, Terry y su hijo Danny (Griffin Gluck) van vivir con su padre separado, el Sr. Terry
también conocido como ‘El Cañón’ (James
Caan). El Cañón es una persona obstinada, bebedor de buena cerveza y un ex-atleta
que nunca hizo dio la talla como padre soltero o jugador de béisbol
profesional. Tan difícil como Terry intenta mantener a Danny lejos del estilo
de vida deportivo impulsado por su juventud, Danny quiere jugar Little League.
Su impresionante falta de habilidades de béisbol (que ni siquiera sabe en qué
mano colocarse el guante) le ha convertido en el hazmerreír del campo de
béisbol y el objeto de las burlas del abuelo. Cuando Danny y otro grupo de
otros aspirantes rechazados no pueden formar parte del equipo, la decepción de
Danny obliga a Terry a hacer frente a su pasado. Por eso, cuando unos vecinos
ricos voluntariamente se ofrecen para financiar un equipo para los niños
rechazados, Terry a regañadientes se ofrece para entrenar al equipo de inadaptados.
Si pudiéramos ‘‘‘‘‘‘‘‘‘‘‘‘salvar’’’’’’’’’’’’ en cierta medida (y
entre copiosas comillas) de la quema “Trophy Wife” y “The Goldbergs” dentro
de las nuevas comedias de la ABC —por tratar de jugar más (y
mejor) sobre la forma dejando el evidente fondo e intenciones escandalosamente
claras y escasamente cristalinas— “Back
in the Game” forma parte del peor tarro de sus esencias. Tiene el respaldo
del veterano James Caan que en su
participación podría recordarnos a
una versión momificada e irresponsable de Adam
Sandler de turno frente a la enésima revisión de la comedia actual de esas
madres solteras/divorciadas que vuelven al nido —esta vez paterno— para empezar de nuevo y tener una oportunidad en la
vida. El «bla,bla,bla,bla,bla,bla…» nos lo conocemos al dedillo y cuando trata de ponerse sentimental el
asunto dan ganas de correr fuera del campo dramático que proponen Mark Cullen y Robb Cullen. Otra
cuestión es que el juego al que quiere corretear tenga un público al que no le
importe ese «bla,bla,bla,bla,bla,bla…» que otros nos conocemos de un extremo al
otro del campo donde se formula este partido llamado serie… que da la impresión
de ser una revisión copia a lo Club Disney con hada de “Bad News Bears”…
Recordemos que el
filme de Michael Ritchie del 76 tuvo
un remake titulado “Una pandilla de
pelotas” dirigido por Richard
Linklater… e incluso una serie de televisión que duró un par de temporadas
a finales de los 70 y principios de los 80. El rol que interpretaban Billy Bob Thornton y Walter Matthau queda relegado a la
figura de Caan pero es esta vez su
hija (Maggie Lawson) aquella que
entrenará a esa panda de fracasados, empollones, inadaptados o bichos raros…
incluido su propio hijo. Las desventuras de una actual madre soltera con
resentimientos de la infancia hacia su padre —cuando despuntaba en su carrera
como jugadora de sóftbol en la universidad— y el seguimiento a su nueva etapa contienen
numerosos chistes del siglo pasado y no precisamente de los 90. Podría tener
cierto apoyo de la audiencia porque este tipo de historias siempre funcionan,
pero su vocación de someterse al formato de una comedia de 20 minutos por
encima de una dramedia de 60 es loable… o tal vez simplemente la historia no
daba para más.
El piloto no aporta
nada pero tampoco es desastroso. Saber mover las bases de sitio con innumerables
lugares comunes, antagonistas de turno, referencias sexuales como ventaja del
oportunismo y cierto tono sentimental para solucionar los conflictos de los
personajes, no es un juego demasiado
revelador. Simplemente “Back in the
Game” no juega absolutamente nada salvo su vocación de resolver los
conflictos más directos por vía de la ¿violencia? Nos conocemos los próximos
puntos: tendremos tensión sexual entre el antagonista inicial y rival, Dick, con
Terry… cuyos hijos también son enemigos declarados y con la misma chica como
objetivo —esperemos que dejen de hacer los chistes gays típico-tópicos al
respecto— y, para terminar, habitará ese interminable zig-zag de amor-odio
entre la hija y ese malhumorado y distante padre por ir mejorando, episodio a
episodio, a ese equipo de inadaptados. Desconozco por qué ha prevalecido la
serie por encima de una tv-movie familiar teniendo en cuenta que con mejor
material CBS canceló la misma por los bajos niveles de audiencia. De
momento, el piloto ha tenido niveles aceptables y emitiéndose entre “The Middle” y “Modern Family” lo mismo sobrevive... aunque, ¿debería ser más
freak una serie de inadaptados o “Back
in the Game” ha decidido someterse hipócritamente a las fórmulas del mismo
juego de siempre para no desentonar? Un juego de (y para) compatibles, sumisos
y, por supuesto, cobardes.
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