¿Podremos vivir sin “Breaking Bad”? ¿Sin ese hormigueo que
recorre nuestro cuerpo cada semana antes de ponernos al día con desventuras de
Walter White? La noticia sigue la senda de Vince
Gilligan y esta semana todo el mundo se ha hecho eco de algo conocido
anteriormente: la segunda parte de la quinta temporada de la serie de AMC
ha obtenido una puntuación de 99 sobre 100 en Metacritic, haciendo que entrara
en el Guinness de los Récords como la mejor evaluada de la historia en el
portal. “The Larry Sanders Show”, la
versión original y británica de “The
Office”, “The Wire”, “The Sopranos” o “Battlestar
Galactica” alcanzaron puntuaciones cercanas a la perfección con varias de
sus temporadas en el portal. La segunda temporada de “Murphy Brown” con 5 puntuaciones de críticos norteamericanos es la
más elevada con 100 sobre 100, mientras que la premiada segunda temporada de “Homeland” alcanzó el 96, misma
puntuación que la primera entrega de “Twin
Peaks” o la reciente despedida de “Enlightened”.
Mejor hablar de números que de dólares, por las cifras de reventa que quieren
alcanzar disfrutar del series finale
con el equipo, o de versiones tróspidas-latinas como la que sufriremos con “Metástasis”, salvo trolleo-conspirativo. Ahora, es momento de temblar
con “To'hajiilee”, decimotercer capítulo de la quinta y última temporada de “Breaking Bad”.
Es momento de buscar símiles con un
capítulo del que todo el mundo va a hablar esta semana y que arrastrará cualquier
comentario, cual poderoso campo gravitatorio, a su final capaz de acribillar y
hacer sangrar toneladas de adictivo flujo a la audiencia. Que la serie siempre
tiene su punto de locura e intensidad sobre giros muy medidos dudo que sea algo
nuevo; forma parte de una de las innumerables características y atributos de “Breaking Bad”. Para llegar a ese punto
tendremos una apertura que nos mostrará ¿un principio romántico con ese beso
imposible sobre una taza de café entre Todd y Lydia? La secuencia está allí
para recordarnos que Todd, después de la matanza de Declan y sus hombres, se ha
convertido en un cocinero que ha alcanzado el 76% de pureza pero sacrificando el color
azulado, característico de la metanfetamina de Heisenberg. Lydia les recordará
que el azul es la marca del producto y sabemos que los caminos inmediatamente
de Walter y Todd van a volver a cruzarse. De hecho, la habitual economía
narrativa del capítulo produce que comprobemos que Todd recibe la llamada que cerraba
“Rabid Dog” por parte de Walter para
encargar el trabajo de la liquidación de Jesse Pinkman a su tío… ¿Todo encaja?
¿De verdad?
Uno de los
méritos de la serie de Vince Gilligan
es que es capaz de sorprender siempre a su audiencia sin giros tramposos y en “To'hajiilee” nos van plantando todos
los ingredientes a lo largo del capítulo para que florezcan y germinen en su
desenlace… Si es que podemos llamarlo desenlace, claro. Y es que Walter no
sospecha que el desaparecido Jesse trabaja con Hank y Steven y cada bando va a
jugar sus cartas para ganar la partida. Mientras que Walter contacta con Andrea
para llamar la atención de Jesse, la maniobra de Hank es mucho más sibilina al
tener el móvil de Pinkman y ocultarle la información. Aquí, de nuevo,
observamos que los antagonistas de Walter tienen unos motivos de venganza un
tanto mezquinos donde el fin justifica los medios. A Hank le importa una mierda
que Jesse muera o que Andrea y Brock sean moneda de cambio con tal de atrapar a
su cuñado mientras que incluso para Skyler el asesinato de Jesse (a)moralmente —y
en este punto y reguero de cadávares atrás— está justificado. En cambio, Walter parece tener consciencia y
justificación frente al espectador de sus actos: ha llegado un punto en el que
el perro rabioso tiene que ser sacrificado y debe hacerse de la manera más
rápida e indolora para el mismo y evitar, así, su sufrimiento. Como todo el
asunto entre Pinkman y Hank está al margen de la ley, Walter sigue creyendo que el chico
no es una rata pero, aquí, el espectador tiene una información que desconoce el
protagonista: Jesse va a tenderle una trampa para localizar su dinero y así la
evidencia que necesita la DEA. ¿Cómo lo van a hacer?
Si algo tiene “Breaking Bad” es que los ambientes criminales son cutres y
polvorientos y sus personajes tan caricaturescos como deformados por el
patetismo. De esta manera, Hank y Steven no tienen reparos en engañar a Huell
Babineaux enseñándole una foto de un Pinkman muerto e indicando que Patrick
Kuby seguramente ya esté muerto, así como él y Saul Goodman en la lista
de liquidación del Sr. White. Huell larga la información de la camioneta
alquilada y se quedará incomunicado haciendo que Saul se muera de un ataque de
nervios pensando en que Pinkman está matándoles a todos y pasándose por el Car
Wash poniendo al día de la situación a Walter. Para no darnos respiro el Sr.
White recibirá una llamada de Jesse después de ver una foto en su móvil de uno
de los bidones con dinero en el interior. Previamente Hank nos había informado
que la camioneta alquilada no tenía GPS pero por alguna demanda tuvieron que
retirarlos de sus autos. Obviamente Walter no lo sabe y el engaño funciona perfectamente: Pinkman mantiene al teléfono a Walter mientras éste les guía sin
saberlo a To'hajiilee, la reserva indica al oeste de la ciudad. Walter al
llegar al lugar se dará cuenta del engaño pero su subconsciente le sigue
diciendo que la encerrona no está preparada por la DEA… Se equivoca pero,
previamente, hace una llamada al neonazi de Jack y sus hombres que se preparan
para acudir a las coordenadas indicadas y memorizadas por Walter a cambio de un
curso de cocina indefinido. El coche con Jesse llega y Walter presencia la
traición al ver a su cuñado y subordinado salir del mismo. ¡Sorpresa! La consciencia criminal
y moral de Walter vuelve a ser admirable y muy cuidada en los guiones y llamará
a Jack para que aborte el ataque. El Sr. White sabe que ha perdido y es honesto
con los espectadores: tal y como balbuceó en su confesión telefónica todo lo
que hizo fue para salvar la vida a Jesse y al mismo. También a Hank… y no
quiere derramada la sangre de ellos. Finalmente tendremos una larga secuencia
en la que Walter White se entrega a su cuñado y éste le esposa. Todo se
desarrolla lentamente y sabemos que hay un as en la manga pero no por parte de Heisenberg
sino de Jack y sus hombres que finalmente acuden al lugar armados hasta los
dientes. ¡Sorpresa!
WTF!? |
El tiroteo es inminente y la predisposición es clara: Walter y Jesse
uno en cada coche y con una llamada previa de Hank antes del ataque a su mujer
indicando que ha cazado por fin a su cuñado. Nos queda también el silencio de
Walter y el escupitajo de Jesse al llamarle su antiguo compañero y socio ‘cobarde’.
La traición es realmente aquello que más ha dolido a Walter y, pese a gritar a
Jack y sus hombres que desistan, los tiros y el polvo van a llenar el lugar…
¿de muerte? ¡Cuánto casquillo, agujero y bala y ningún muerto! No nos van a dar el gusto de saber qué pasa porque “To'hajiilee” acaba en un corte a negro mientras que un Walter esposado se
guarece en el interior del todoterreno de Hank, tiroteado
brutalmente. ¿Qué pasará? Las posibilidades son numerosas pero queda claro que
Hank y Steven pueden tener sus días contados. ¿Y qué pasará con Pinkman? ¿Será
salvado por Walter de nuevo o él mismo le dará el tiro de gracia? ¿Y esa
venganza que orbita en una línea temporada presente de Walter White realmente
sobre quién es? Demasiada carne en un asador que está a punto de arder con la
ansiedad de millones de espectadores. ¡Hijos de fruta, no nos dejéis como a
unos yonkis de mielda una semana más!
¡Hijos de fruta! ¡Esto no es un cliffhanger! ¡Es una frutada! ¡Hijos de fruta!
Tiene pinta que la venganza del "presente" con el que arranca la temporada es contra Jack y sus hombres, ya que seguramente trate de forzar a Walter para que cocine para ellos y me da que la familia de Walter va a sufrir las consecuencias de las negativas de Walt...
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