domingo, 29 de septiembre de 2013

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The Goldbergs: ¿Aquellos maravillosos 80?

Serie de TV
“The Goldbergs
EEUU
2013

Sinopsis (Página Oficial):

Antes de que hubiera blogs para padres, trofeos de los que estar orgullosos y alergias al cacahuete, hubo una época más simple llamada ‘los 80’. Para un geek de 11 años llamado Adam (Sean Giambrone), que se encontraba en sus maravillosos años, se enfrentó a ellos armado con una cámara de vídeo para capturar toda la locura que le rodeaba. Los Goldbergs son una familia amorosa como cualquier otra, sólo que una familia que grita... mucho. Mamá Beverly (Wendi McLendon-Covey) es una clásica ‘Smother; una matriarca sobreprotectora y autoritaria que gobierna esta camada con 100% de autoridad y sin ninguna clase de excesos a sus límites. Papá Murray (Jeff Garlin) es rudo, tiene mal genio… pese a que intenta ser un padre que no grite. Su hermana Erica (Hayley Orrantia) tiene 17, es muy animada y terrorífica si alguien trata de lidiar con ella. Barry (Troy Gentile) tiene 16 y es un adolescente excesivamente emocional. Adam (Sam Giambrone) es el más joven y el futuro director armado con una cámara en la mano. Completan la familia el querido abuelo Al ‘Pops’ Salomón (George Segal), el hombre salvaje del clan y un desvergonzado donjuán, que es el maestro de Adam en los caminos del amor. Cuando Pops compra un nuevo coche deportivo y ofrece su Caddy a Barry, que ya es suficiente mayor para conducir, esta familia (ya muy nerviosa) se sitúa al borde del caos.

Crítica Bastarda:

Vuelven los 80…otra vez… pese a que The Carrie Diariessea la única comedia de esta década que haya querido escarbar en un territorio tan reivindicado por una serie de culto como “Freaks and Geeks” o la reciente The Americans. Realmente el piloto de “The Goldbergs” queda definido en sus créditos finales donde Adam F. Goldberg nos recuerda la inspiración real con las grabaciones que originaron la comedia. ¿La realidad superó la ficción? ¿Es todo un ejercicio de nostalgia propia por encima del divertimento general? Lo cierto e inevitable es que esta serie tiene dos brutales lastres que prácticamente arruinan cualquier intento de supervivencia: “Aquellos maravillosos años” y “Modern Family”. La suma de ambas estructuras parece ser la respuesta del libreto del piloto y de lo que veremos en su primera temporada. Cuentan aquellos que han crecido en los suburbios de Filadelfia durante los 80 que la serie se ha currado de sobremanera la ambientación y el ambiente con mal gusto pese a algunos anacronismos... aunque, ¿no tenían un copioso material original de vídeo para recrear perfectamente lo vivido por el propio Goldberg?


¿Su truco? Nostalgia con referencias a la cultura popular a porrillo [abrimos con “Kárate Kid” y tenemos una banda sonora ochentera con ‘Centerfold’ de The J. Geils Band y ‘Can't Fight This Feeling’ de REO Speedwagon con referencias al universo de los Gobots], gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos, gritos… y más gritos y algo de comedia con un notable sketch final y un desigual reparto de gags y chistes. Me gusta la idea de que hayan creado un lenguaje propio al padre basadas en expresiones que tiene ser subtitulado para entender el concepto. El piloto, además, tiene algunos buenos golpes de humor y momentos, tal vez empañados por una manifiesta manipulación emocional e instantes sensibleros para acercar al público a esos personajes tan gritones. También consta que un chiste sobre rebozarse por los pechos de una niña propiciado por un diálogo del protagonista y narrador de unos diez años de edad no habrá sentado nada bien a liga de mamás-ultra-conservadoras de EEUU. Pero que nada… nada…


Y es que “The Goldbergs” tiene la difícil (e imposible) tarea de quitarse el tufo a revisión bastarda con judíos de las inolvidables vivencias de los Arnold y competir dentro de la parrilla con los esquemas (en neurotic-mode) de “Modern Family”. Esperemos que el piloto sea simplemente una presentación y que se atrevan a formular un crossover vía máquina del tiempo de los Goldberg, los Arnold, los Dunphy y los Pritchett… o al menos aumente el grado de locura inversamente proporcional a los gritos, porque si uno quita la nostalgia y la ambientación a la serie le queda una comedia del montón... con doscientos millones de gritos. ¿Otro ejercicio de maquillaje emocional para tapar sus numerosos defectos? Eso sí, queda patente que en esa casa necesitaban ayuda psiquiátrica por lo que recomiendo “The Goldbergs” a todos los estudiantes/interesados de psicología y fans del comportamiento humano más abrasivo. 

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