“Breaking
Bad”
sigue avanzando hacia su final y “Rabid
Dog”, duodécimo capítulo de su quinta y última temporada, va a continuar con
el punto álgido que ha alcanzado la misma tras “Confessions”. Se augura la anuncia montaña rusa hacia el infierno
y, poco a poco, se van a ir posicionando los ingredientes necesarios para
plantear un brutal escenario de cara al series
finale. El lado más visceral de la obra está en ebullición y la historia de
Walter White puede tornarse hacia la tragedia o en una extensión emocional que
lo convierta en un ser sanguinario y vengativo. Nos faltan piezas y los escasos
capítulos que nos quedan nos van a ir dosificando la información a cuentagotas
mientras nuestra expectación aumenta a niveles insospechados. Ahora llega el
momento de repasar todo lo vivido en “Rabid
Dog” para gloria de la AMC.
“Breaking
Bad”
tuvo un primer final “Gliding Over All”,
octavo capítulo de su quinta temporada y final del primer acto de su despedida.
Skyler White muestra a su diabólico marido su obra monetaria apilada en
cuantiosos fajos de billetes y el reflejo de su codicia ante sus ojos ponía el
punto y final a la obra de Heisenberg. El monstruo vuelve a su familia como
excusa moral de sus actos y olvida su pasado… Aquí realmente pudo acabar la
serie y ser un final coherente, pero un epílogo —Hank descubriendo la verdad
sobre su cuñado— reactivaba la serie de cara a estos nuevos ocho capítulos. Walter
White sabe que ha llegado a un punto sin retorno y que debe acabar con un perro
rabioso y con capacidad de destruir todo a su paso, incluido a sí mismo. Esta
vez “Rabid Dog” no nos presenta una
secuencia introductoria al margen de la ley (narrativa) sino que continúa con
el cierre de “Confessions”, uno de
esos capítulos que quedará en la memoria de todos los seguidores de “Breaking Bad”. Recordemos que Jesse
Pinkman tenía sed de venganza tras descubrir que Walter White envenenó a Brock
ayudado por Saul Goodman e iba a incendiar con gasolina la casa de ese ser que
el mismo va a definir como el diablo… Obviamente sabemos que no va a hacerlo porque nos han dado señales de que la casa sigue en pie. Abandonada, pintada, aislada del mundo como pecado de la comunidad... pero en pie y sin olor a barbacoa.
Vince
Gilligan
ha dado un elemento de poder a los espectadores en los prólogos de los
capítulos de esta última temporada y es que sabemos que Walter White tiene una
ametralladora con un propósito que desconocemos pero, en realidad, sabemos que
el objetivo de su venganza será sobre aquellos que le arrebataron aquello que
más quería y lo único que pudo sobrepasar al monstruo que creó. Es más, Gilligan nos lo mostró al arranque de
la temporada para dejar claro que aquí no hay cartas marcadas: todo está
preconcebido desde el principio así. Que Pinkman y Hank iban a colaborar era
algo previsible pero, de nuevo, el capítulo muestra varios niveles de moral a
ambos lados. Hank realmente quiere utilizar al chico para saciar su ya venganza
personal contra su cuñado, mientras Pinkman también da la impresión de servirse
de su nueva condición de ‘rata’ para jugar su mejor baza en contra de su
demonio personal porque sabe que es hombre muerto. Aquí aparece la gracia de
todo el asunto que Hank se encarga de recordar a Jesse: la vuelta de tuerca de
Walter es que es incapaz de hacer daño a su socio porque le considera parte de
su familia, algo intocable aunque sí manipulable a través de sus mentiras.
Walter, obviamente, no sospecha nada del asunto y quiere hablar con su
antiguo compañero de cocina y aventuras para arreglar todo mientras que tanto
Saul como su propia mujer le recordarán la suerte de los perros rabiosos… con y sin eufemismos.
El flashback del ‘encuentro’ entre
Jesse y Hank se lo reservan para más adelante mientras que Walter lidiará con
una casa repleta de gasolina y el coche de Pinkman en la puerta de su morada.
¿Qué ocurrió para que el perro rabioso se echará para atrás en sus pirómanas y
vengativas intenciones, se preguntará Walt? Prácticamente le da lo mismo. Para
él nuevamente lo importante es salvaguardar a su familia y al propio Jesse…
pero, ¿a qué precio? Walter se desnuda delante de la cámara y luce de
nuevo calzón y pistola amarrada en el trasero. Vamos a disponer de una
conclusión más psicológica con ese mentiroso patológico por naturaleza buscando
una de sus inerrables excusas para contar a su familia que ya han dejado de
creerle… aunque sea para buscar sus propias soluciones como realiza Walter
White Jr., por ejemplo. Otra cuestión es que Skyler sea en cierta medida la
nueva voz de la conciencia del cerebro criminal y deje claro que la solución
con Pinkman no será ya ni su labia ni mentiras… Hank, con el testimonio de
Jesse, sabe al menos que tiene un aliado dentro de la DEA como Steven Gomez aunque no tengan ningún tipo de
prueba aunque birlen medios y cámaras sin levantar ¿sospechas? La palabra de un drogadicto contra de la de un enfermo de cáncer de
pulmón e icono familiar evidentemente no lleva a ningún lado y Hank quiere
realmente que en el encuentro que propone Walt a Jesse, éste sea víctima de Heisenberg
para filmarlo todo en vídeo por encima de la confesión grabada en audio que
pueda incriminarlo. Como nos avecina Jesse, el Sr. White es el diablo, es
listo y con mucha suerte. Lo normal sería que en el encuentro, Walter cediera
de nuevo a su kriptonita y fuera víctima del engaño… pero un hombre que se
encuentra cerca de donde espera a Jesse aviva la paranoia de éste para que dé
un giro a todo el asunto. Llama desde una cabina a Walter para mostrarle que ya
no será una marioneta en sus manos y que su venganza será mucho mayor y contra
aquello que más le duela. Jesse sabe que ha firmado su sentencia de muerte
mientras nos muestran que ese peligroso y aparente matón era un padre de familia esperando
a su hija… Lamentablemente Jesse no se quedó para verlo y su nuevo plan velado
es mucho mejor y más letal contra Walt mientras que éste llama a Todd para dar
finiquito y baja definitiva a su querido hijo pródigo y bastardo. ¡Qué emoción!
¿¡Y tenemos que esperar otra semana!? ¡Vamos a acabar en terapia todos los
espectadores junto a Marie o buscando un veneno no rastreable para poner fin a
nuestra agonía!
Repasemos y analicemos: realmente no
hemos avanzado prácticamente nada. Hank simplemente ha congelado la venganza de
Jesse mientras que Walter se ha dado cuenta de que tendrá que matar al perro
rabioso que pone tanto a él como a su familia en grave peligro… Mientras que Walter,
el diablo, vuelve a salir de rositas… el resto de personajes como Hank, Marie o
Skyler y su posición frente al perro rabioso nos parecen arrogantes y de dudoso
gusto. Hank desprecia a Jesse y para él sigue siendo escoria a la que puede
utilizar para sus fines, Marie piensa en el asesinato como solución y Skyler
considera que un pecado más no va a salvares del infierno en el que se hallan
actualmente. “Rabid Dog” más que el
aparente episodio climático que proponía inicialmente ha quedado esbozado como un capítulo de transición para que los
personajes se posicionen de cara al carrusel final y explosivo que está por
venir. ¿Seguirá el diablo saliéndose con la suya? ¿Ese diablo al vemos como un
completo desgraciado y al que siempre la suerte salva el culo y el calzón? ¿Ese
diablo vestido de Santa Claus y con un punto débil llamado familia? ¿Atacará
Jesse a Skyler con el consentimiento de Hank? ¿Planificará mejor su plan Walter en la
tranquilidad de una piscina? ¿Volverán a dar otro nuevo giro sobre aquello que
pensamos que va a ocurrir contra aquello que en realidad sucederá? ¿Al final Marie envenena a todos menos a
Walter? ¿Sobrevivirán los personajes a esas bombas de relojería que llevan en
su interior y las ocultan mediante eufemismos? Lo descubriremos en “To'hajiilee” si es que sobrevivimos nosotros, claro.
Hola maldito bastardo, suelo leerte, pero es la primera vez que comento así que ante todo felicidades por el blog.
ResponderEliminarSólo quería decir que me estoy comiendo las uñas de la tensión que está siendo el final de BB. La leche, tenía miedo de que la fuesen a cagar al final, pero están demostrando que están a siglos luz de JJ Abrahams, jajaja.
Creo que, teniendo en cuenta la tendencia a que siempre hacen que lo más grotesco ocurra (como cuando se cargaron al niño camello), la familia de Walter White va a morir, sino todos al menos la mujer y el hijo, o algo así. Ufff, no puedo más con las ganas de ver como termina todo esto. Si pudiera resistir la tentación no vería ni un capítulo más hasta que estuviese todo dicho y hecho para poder verlos seguidos sin tanta angustia pero no creo que sea capaz.