lunes, 2 de septiembre de 2013

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Breaking Bad (5x12) Rabid Dog: Bombas de relojería y eufemismos

“Breaking Bad” sigue avanzando hacia su final y “Rabid Dog”, duodécimo capítulo de su quinta y última temporada, va a continuar con el punto álgido que ha alcanzado la misma tras “Confessions”. Se augura la anuncia montaña rusa hacia el infierno y, poco a poco, se van a ir posicionando los ingredientes necesarios para plantear un brutal escenario de cara al series finale. El lado más visceral de la obra está en ebullición y la historia de Walter White puede tornarse hacia la tragedia o en una extensión emocional que lo convierta en un ser sanguinario y vengativo. Nos faltan piezas y los escasos capítulos que nos quedan nos van a ir dosificando la información a cuentagotas mientras nuestra expectación aumenta a niveles insospechados. Ahora llega el momento de repasar todo lo vivido en “Rabid Dog” para gloria de la AMC.

“Breaking Bad” tuvo un primer final “Gliding Over All”, octavo capítulo de su quinta temporada y final del primer acto de su despedida. Skyler White muestra a su diabólico marido su obra monetaria apilada en cuantiosos fajos de billetes y el reflejo de su codicia ante sus ojos ponía el punto y final a la obra de Heisenberg. El monstruo vuelve a su familia como excusa moral de sus actos y olvida su pasado… Aquí realmente pudo acabar la serie y ser un final coherente, pero un epílogo —Hank descubriendo la verdad sobre su cuñado— reactivaba la serie de cara a estos nuevos ocho capítulos. Walter White sabe que ha llegado a un punto sin retorno y que debe acabar con un perro rabioso y con capacidad de destruir todo a su paso, incluido a sí mismo. Esta vez “Rabid Dog” no nos presenta una secuencia introductoria al margen de la ley (narrativa) sino que continúa con el cierre de “Confessions”, uno de esos capítulos que quedará en la memoria de todos los seguidores de “Breaking Bad”. Recordemos que Jesse Pinkman tenía sed de venganza tras descubrir que Walter White envenenó a Brock ayudado por Saul Goodman e iba a incendiar con gasolina la casa de ese ser que el mismo va a definir como el diablo… Obviamente sabemos que no va a hacerlo porque nos han dado señales de que la casa sigue en pie. Abandonada, pintada, aislada del mundo como pecado de la comunidad... pero en pie y sin olor a barbacoa.


Vince Gilligan ha dado un elemento de poder a los espectadores en los prólogos de los capítulos de esta última temporada y es que sabemos que Walter White tiene una ametralladora con un propósito que desconocemos pero, en realidad, sabemos que el objetivo de su venganza será sobre aquellos que le arrebataron aquello que más quería y lo único que pudo sobrepasar al monstruo que creó. Es más, Gilligan nos lo mostró al arranque de la temporada para dejar claro que aquí no hay cartas marcadas: todo está preconcebido desde el principio así. Que Pinkman y Hank iban a colaborar era algo previsible pero, de nuevo, el capítulo muestra varios niveles de moral a ambos lados. Hank realmente quiere utilizar al chico para saciar su ya venganza personal contra su cuñado, mientras Pinkman también da la impresión de servirse de su nueva condición de ‘rata’ para jugar su mejor baza en contra de su demonio personal porque sabe que es hombre muerto. Aquí aparece la gracia de todo el asunto que Hank se encarga de recordar a Jesse: la vuelta de tuerca de Walter es que es incapaz de hacer daño a su socio porque le considera parte de su familia, algo intocable aunque sí manipulable a través de sus mentiras. Walter, obviamente, no sospecha nada del asunto y quiere hablar con su antiguo compañero de cocina y aventuras para arreglar todo mientras que tanto Saul como su propia mujer le recordarán la suerte de los perros rabiosos… con y sin eufemismos.


El flashback del ‘encuentro’ entre Jesse y Hank se lo reservan para más adelante mientras que Walter lidiará con una casa repleta de gasolina y el coche de Pinkman en la puerta de su morada. ¿Qué ocurrió para que el perro rabioso se echará para atrás en sus pirómanas y vengativas intenciones, se preguntará Walt? Prácticamente le da lo mismo. Para él nuevamente lo importante es salvaguardar a su familia y al propio Jesse… pero, ¿a qué precio? Walter se desnuda delante de la cámara y luce de nuevo calzón y pistola amarrada en el trasero. Vamos a disponer de una conclusión más psicológica con ese mentiroso patológico por naturaleza buscando una de sus inerrables excusas para contar a su familia que ya han dejado de creerle… aunque sea para buscar sus propias soluciones como realiza Walter White Jr., por ejemplo. Otra cuestión es que Skyler sea en cierta medida la nueva voz de la conciencia del cerebro criminal y deje claro que la solución con Pinkman no será ya ni su labia ni mentiras… Hank, con el testimonio de Jesse, sabe al menos que tiene un aliado dentro de la DEA como Steven Gomez aunque no tengan ningún tipo de prueba aunque birlen medios y cámaras sin levantar ¿sospechas? La palabra de un drogadicto contra de la de un enfermo de cáncer de pulmón e icono familiar evidentemente no lleva a ningún lado y Hank quiere realmente que en el encuentro que propone Walt a Jesse, éste sea víctima de Heisenberg para filmarlo todo en vídeo por encima de la confesión grabada en audio que pueda incriminarlo. Como nos avecina Jesse, el Sr. White es el diablo, es listo y con mucha suerte. Lo normal sería que en el encuentro, Walter cediera de nuevo a su kriptonita y fuera víctima del engaño… pero un hombre que se encuentra cerca de donde espera a Jesse aviva la paranoia de éste para que dé un giro a todo el asunto. Llama desde una cabina a Walter para mostrarle que ya no será una marioneta en sus manos y que su venganza será mucho mayor y contra aquello que más le duela. Jesse sabe que ha firmado su sentencia de muerte mientras nos muestran que ese peligroso y aparente matón era un padre de familia esperando a su hija… Lamentablemente Jesse no se quedó para verlo y su nuevo plan velado es mucho mejor y más letal contra Walt mientras que éste llama a Todd para dar finiquito y baja definitiva a su querido hijo pródigo y bastardo. ¡Qué emoción! ¿¡Y tenemos que esperar otra semana!? ¡Vamos a acabar en terapia todos los espectadores junto a Marie o buscando un veneno no rastreable para poner fin a nuestra agonía!


Repasemos y analicemos: realmente no hemos avanzado prácticamente nada. Hank simplemente ha congelado la venganza de Jesse mientras que Walter se ha dado cuenta de que tendrá que matar al perro rabioso que pone tanto a él como a su familia en grave peligro… Mientras que Walter, el diablo, vuelve a salir de rositas… el resto de personajes como Hank, Marie o Skyler y su posición frente al perro rabioso nos parecen arrogantes y de dudoso gusto. Hank desprecia a Jesse y para él sigue siendo escoria a la que puede utilizar para sus fines, Marie piensa en el asesinato como solución y Skyler considera que un pecado más no va a salvares del infierno en el que se hallan actualmente. “Rabid Dog” más que el aparente episodio climático que proponía inicialmente ha quedado esbozado como un capítulo de transición para que los personajes se posicionen de cara al carrusel final y explosivo que está por venir. ¿Seguirá el diablo saliéndose con la suya? ¿Ese diablo al vemos como un completo desgraciado y al que siempre la suerte salva el culo y el calzón? ¿Ese diablo vestido de Santa Claus y con un punto débil llamado familia? ¿Atacará Jesse a Skyler con el consentimiento de Hank? ¿Planificará mejor su plan Walter en la tranquilidad de una piscina? ¿Volverán a dar otro nuevo giro sobre aquello que pensamos que va a ocurrir contra aquello que en realidad sucederá? ¿Al final Marie envenena a todos menos a Walter? ¿Sobrevivirán los personajes a esas bombas de relojería que llevan en su interior y las ocultan mediante eufemismos? Lo descubriremos en “To'hajiilee” si es que sobrevivimos nosotros, claro.

1 comentario:

  1. Hola maldito bastardo, suelo leerte, pero es la primera vez que comento así que ante todo felicidades por el blog.

    Sólo quería decir que me estoy comiendo las uñas de la tensión que está siendo el final de BB. La leche, tenía miedo de que la fuesen a cagar al final, pero están demostrando que están a siglos luz de JJ Abrahams, jajaja.

    Creo que, teniendo en cuenta la tendencia a que siempre hacen que lo más grotesco ocurra (como cuando se cargaron al niño camello), la familia de Walter White va a morir, sino todos al menos la mujer y el hijo, o algo así. Ufff, no puedo más con las ganas de ver como termina todo esto. Si pudiera resistir la tentación no vería ni un capítulo más hasta que estuviese todo dicho y hecho para poder verlos seguidos sin tanta angustia pero no creo que sea capaz.

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