martes, 19 de abril de 2016

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Girls: Quinta temporada


La emisión de “Leave Me Alone” (5x09) y “I Love You Baby” (5x10) ha puesto el broche final a la quinta y penúltima temporada de “Girls” y sus sensaciones han sido tan variopintas como difíciles de digerir en un principio. Puede que Lena Dunham haya diseñado un show de futuro pasa asimilar en uno de esos maratones en los que se pueda ver ciertas constantes por encima de desnudos, ombliguismo trastocado por las pelusillas del narcisismo y, sobre todo, ese viaje hacia la madurez que parece establecerse en los ecos vitales y existenciales de Hannah Horvath. Al final todo trata sobre buscar una voz propia sin notas ni apuntes que valgan, simplemente basta con explorar esos sentimientos sobre el pasado y tus seres cercanos sobre un escenario. Y aquí Hannah encuentra el crecimiento que soñaba y ese «real end» que pudiera mitificar el influjo de Adam Sackler. O, lo que es lo mismo, voltear la egolatría sobre la propia realidad: Lena Dunham está condenada a ser para siempre Hannah Horvath (y viceversa) y la aceptación es el primer paso para poder iniciar su carrera transcendental. Tal vez sea la sensación que quiera dejar en esta temporada, estableciendo en ese enfrentamiento entre realidad (farsa televisiva sobre las vidas de sus personajes) y teatro (‘38 Neighbors’) situado en apartamentos reales como el propuesto en “Hello Kitty” (5x07). Considero que ese viaje de descubrimientos se sintetiza en ese plano secuencia en el que nos vamos acercando a la heroína en la ‘lectura’ de su relato a micrófono abierto en The Moth Tonight, definiendo en cierto modo la autenticidad de aquello que nos está contando. Por fin, la asimilación del romance entre su ex novio y una de sus mejores amigas ha sido un elemento que ha reactivado sus ganas de contar historias al mundo y que ha hecho que comience a centrarse en ella misma sin ser ese agujero negro que absorbe todo (y a todos) a su alrededor. Ya no importa la nota del jurado o si ganó el concurso sino que la dirección se centre en ‘su’ público (Elijah y su madre), como si sus ‘fans’ fueran realmente lo más importante para la autora. Seguramente el ombligo de Lena Dunham haya decidido centrarse, ante tanto arrebato nudista y actitud delirante, para madurar y ser una nueva persona. Esa metamorfosis era necesaria para que “Girls” hallara el suficiente equilibrio y el personaje principal fuera capaz de quitarse esas pesadas anclas que representan su pasado para poder empezar a correr. ¿Es hora de dejar de soñar y ser una persona real? Repasemos el resto de sensaciones que nos ha dejado la quinta temporada de la dramedia de HBO

Desde Wedding Day” (5x01) nos quedó claro que esa irradiante felicidad es simplemente pasajera y que del amor al odio hay un paso. ¿De nuevo otra metáfora para plasmar la idea de la propia serie al otro lado de la pantalla? ¿O el concepto vital pasa por un leve claro en una tormenta capaz de arruinar todo? Las niñas se hicieron mujeres y Lena Dunham ha deseado plasmar sus múltiples traumas seguramente para evitar pasar por el diván de un psiquiatra (o un par de ellos) que sometieran a terapia ese crecimiento tan diluido en el cinismo y narcisismo de su creadora. Es (auto)consciente y su álter ego en la pantalla sirve en cierto modo como exorcismo y alegoría de todo aquello que arrastra y desea vomitar en su serie. Es curioso que precisamente el mejor capítulo de toda esta temporada sea aquel en el que Marnie Michaels cobra todo el protagonismo y dota de sentido su propio círculo y autodescubrimiento personal. Su boda se torna en una (nueva) separación que sirve como regreso a un cameo de Charlie Dattolo (Christopher Abbott) y la sensación es que Lena Dunham deja respirar al resto de personajes y a la propia audiencia de su ego y espejismos. ¿El resultado? “The Panic in Central Park” (5x06) se ha transformado en uno de los mejores capítulos tanto de la temporada como de la propia serie, estableciendo en todo ese maquillaje argumental cierto poso de realidad y confesiones. Ese tránsito a la edad adulta se va a establecer en todos los personajes incluyendo esa nueva pareja conformada por Adam Sackler y Jessa Johansson, que acaban haciéndose cargo (de manera temporal) del hijo de la loca de Caroline y Laird para conformar una imagen y estampilla que supondrá un chiste propio y el sentido de la ironía implícita en (el futuro de) su relación.


En esta quinta temporada de “Girls” hemos visto acercamientos al sexo lésbico, un sentido constante y basculado de la vergüenza ajena e incluso un viaje a Japón entre situaciones locas y rocambolescas. Pero el sentido final de todo ese desconcierto, caos y locuras es que todos los personajes tratan de hallar cierta estabilidad, como si el pasado (y todo aquello que implica en sus excesos y desvaríos) tuviera que quedar ya enterrado para poder seguir adelante. De este modo, Shoshanna dejó plantado a su novio y regresó de su aventura japonesa para salvar el negocio de Ray (y Hermie) convirtiéndolo en el primer refugio anti-hipsters de Nueva York. Es sumamente curioso que el lenguaje meta-referencial-catódico cobre aquí una brillante jugada al interpretar precisamente Zosia Mamet una hipster en la segunda temporada de Unbreakable Kimmy Schmidt. Elijah, por su parte, trató de comprometerse en su relación con Dill Harcourt (Corey Stoll) aunque contrariamente descubrió que ese famoso no le ve como la persona especial que él buscaba (y que necesita también para consolidarse entre sus múltiples amantes y pasajero con fecha de caducidad de su alcoba). Marnie y Desi seguirán siendo una pareja profesional pero ésta se dio cuenta de que Ray es aquel hombre al que ama volviendo a su vieja relación… sin que sepamos si alguien sacará el tema del intento accidentado de mamada (?) de Lena sobre ese personaje que ha tenido sexo con casi todas las protagonistas de la serie. Team Ray forever? Y de mamada a mamada (y no tiro la puerta abajo porque me toca), para reflejar así la egolatría y vertiente inmadura de Desi. ¿Carrera en solitario de Marnie a la vista o un spin-off de su ascenso en la industria musical? 


Vayamos a la crónica de un ombligo anunciado. Hannah aquí decidió dejar de fingir y ser una persona que nunca llegó a ser. Tendrá que encontrar cierta autenticidad y dejó su trabajo como profesora para sorpresa (¿y alivio?) del director Toby, que ya no tendrá que lidiar con sus momentos de “Instinto básico” o sus desfases ciertamente infantiles e inmaduros. La cuestión es que el punto final a su relación con Fran Parker pudiera ser también el motivo para alejarse de su ex novio (incluso en el ámbito laboral) y ese encuentro con Tally Schifrin (Jenny Slate) ―en la onda de Broad City― sirvió como catarsis para un personaje que se dio cuenta de que Adam posiblemente fue el único hombre al que realmente amó en su vida. También todo ese cúmulo de emociones sirvió para establecer ese otro lado del espejo entre una escritora y aquella que declinó serlo para vivir su vida. Ambas se envidian y esa conexión elevó la voz interior de Hannah Horvath para reactivar también su lado más creativo. Al otro lado, se encontró la explosiva reacción de Adam y Jessa sobre ese elefante (?) en la habitación. Hannah, Hannah, Hannah… todo gira alrededor de Hannah y aquí incluso existe un componente auto-crítico para destruir y desatar todo un infierno de los propios seguidores de la serie, hartos de ese influjo que arruina y destruye todo a su paso. ¡Ha llegado la locura y sentirse como Jack Nicholson en “El resplandor”! Toda la rabia (y momento hater) dio paso a la pasión animal de ambos, como instantánea de su reconciliación dejando el poso de que estuvieran hechos el uno para el otro. Precisamente acabaron siendo personajes del relato de Hannah, que les dejó una cesta de fruta en la puerta de su apartamento con una nota en la que les deseaba buena suerte, superando por fin la relación de su ex novio y su amiga para seguir adelante. ¿La ficción nos salvará o esos gritos en el piso de su ex novio forman parte del espectro realidad/teatro/ficción revelado en “Hello Kitty” (5x07)? Da la impresión de que el resto de protagonistas también dejó la mascarada atrás y trató de aferrarse a su propia realidad. Aquí Loreen y Elijah acabaron siendo dos seres errantes que trataron de escapar de su soledad y, sardónicamente, ambos acaban conformando otra de las irónicas imágenes del season 5 finale. Tad, mientras tanto, decidió volver con ese amante neoyorkino (Keith) con el que tuvo una post-traumática experiencia homosexual en “Good Man” (5x02) sin que sepamos cómo afectará a su matrimonio. ¿Acabará Elijah montándose un trío con los padres de Hannah? Ambos necesitan un cambio de peinado y el chiste de Hannah respecto a los actos difíciles de asimilar en la situación de sus progenitores forman esa nube tóxica y contexto que la autora debería reconducir como parte de su nueva inspiración. ¿Lo del peinado era una metáfora de su ‘inmovilismo’ o un guiño al fanservice? Después de todo ese camino y diez episodios hay moraleja. Siempre nos quedará el puente de Williamsburg (Brooklyn) y echar correr… a por tus sueños o para deshacerse de esa pesadilla que muchos consideran esta serie. El puente está allí, acércate a la barandilla y salta, parece decirnos la autora. Hannah Horvath ya no quiere engañar a nadie, como si nos animara a que siguiéramos junto a ella en su sprint final o, por el contrario, nos quedáramos en ese puente con todo lo vivido hasta el momento. El suicidio del televidente también es opcional. ¿Y qué hemos vivido aquí? El pasado… porque la próxima parada es el futuro e irónicamente la última página que lo generó. Y es que el momento en el que esas mujercitas se hicieran mujeres implícitamente “Girls” tendría que llegar a su fin. Lo sabíamos y Lena nos lo recuerda sin importar ya que sea la última de la lista. Es hora de alzar la voz, su voz.


Apunte bastardo y nota (con amor) para Lena en una cesta de fruta: 

Esperemos que el final no sea tan tópico y previsible como la publicación de la primera novela de Hannah Horvath, recopilando sus vivencias durante la serie, titulada ‘Girls’. Todo aderezado con una secuencia de montaje y la última canción hipster de moda que ponga el clítoris de Lena Dunham mirando a Cuenca. ¡Nos merecemos algo más que ESO! Así que guapa, menos quejarte del Photoshop y más escribir un final digno para todos aquellos que hemos deglutido tu show (delirios, excentricidades y excesos) durante 6 años.

Good luck. I mean it sincerely. In perpetuity, Maldito Bastardo.

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1 comentario:

  1. Una temporada muy irregular y episodios con continuos altibajos. Lo que viene siendo habitual desde su comienzo. En general me ha gustado más que otras temporadas. Aunque no creo que le siente muy bien tener tantas tramas abiertas a las que dedicar 3 minutos por episodio o, directamente, olvidarlas. Por cierto, disiento de tu opinión del capítulo de Marnie-Charlie, de lo peorcito. Y mira que había dónde elegir. En fin, no sé qué pensarás, pero a la serie le va bien la comedia (aunque Lena Dunham se reserve, casi en exclusiva, la mayoría de momentos cómicos. Demasiado exhibicionismo corporal últimamente) y muy mal el drama o los líos amorosos rebuscados.

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