The Americans (2x05) The Deal: El trato

Los malos datos de audiencia de “The Americans” en su segunda temporada contrastan con el éxito de críticas cosechadas que han catapultado a la serie a convertirse en una de las más amadas del 2014 junto a la todopoderosa “True Detective” y la también humillada por el público “Hannibal”. Sería bastante escandaloso que FX llegara a cancelar uno de sus dramas más sólidos pero que, al parecer, carece del suficiente atractivo para ese otro gran público que marca las diferencias en la televisión por cable. Y sabemos que al final aquello que decide la supervivencia de un show es tener un público y no unos críticos o un puñado de seriéfilos detrás. ¿Esperará, tal vez, FX para ver si este año hay más suerte en los Emmys y Globos de Oro? Es momento de repasar “The Deal”, quinto capítulo de la segunda temporada de “The Americans”. 

Existen muchos seductores encantos dentro de esta entrega de la serie ya que contamos con el misterioso asesinato de Emmett y Leanne que va a llevar a la pareja de espías, junto con la ayuda de Claudia, a Andrew Larik. Se trata del principal sospechoso al ser un antiguo miembro de operaciones especiales en Vietnam que fue chantajeado por el matrimonio por ser gay. A través de Brad Mullin, Elizabeth está tratando de confirmar o desmentir si estuvo o no involucrado. En ese juego de despachos que propone la Rezidentura y el FBI contamos con muchas variables y la serie de Joseph Weisberg sabe que es uno de sus focos principales para generar suspense. El tablero está dispuesto con Nina y Arkady y ese trepa con enchufe (y para nada tonto) Oleg Burov, que va a interceptar la relación entre la propia doble agente rusa y Stan poniendo en aprietos a ambos. Nada. «Arkady piensa como un burócrata, así nunca derrotará a los americanos», es una de las perlas de Oleg que entendemos que quiere aspirar al puesto de su actual jefe. Y si fuera poco Martha, la (otra) mujer de ese Philip que se hace llamar ‘Clark’ y que son los ‘oídos’ en el despacho de Frank Gaad, puede poner en apuros la identidad secreta de su esposo… 

Si las líneas de suspense están definidas, es momento de introducirse en el repertorio dramático que ejerce el posicionamiento de los protagonistas. Las pesquisas de Paige y su interés en la religión van a pasar a un segundo plano por el secuestro fallido del físico nuclear llamado judío Baklanov y quedarse con uno de los dos agentes que finalmente se llevaron. El agente pertenece al Mossad y tendremos un capítulo de despachos donde la Rezidentura y el FBI serán gatos y ratones con el típico desequilibrio que ejercen los agentes del Directorio ‘S’ anulando a la agencia norteamericana. Mientras que Elizabeth tendrá que pasarse por el apartamento de Martha haciéndose pasar por la hermana de Clark, Jennifer, Philip tendrá su dosis de diálogo con ese agente israelí. «América no es nuestro amigo, América es nuestro padre» suelta el espía de Haifa cuando Philip le saca el asunto de espiar a sus supuestos ‘amigos’. Todo lo anterior va a generar una carga conflictiva y psicológica sobre los espías rusos entre ese vino que provocará que Martha hable sobre el ‘animal’ que es ‘Clark’ en la cama. ¿Celos y camino hacia ese terreno de poder, maquillaje y difusas líneas morales?

La negociación de los israelís y la Unión Soviética por hacerse por Baklanov también nos va a presentar a Kate como espía rusa y fangirl de los agentes del Directorio ‘S’. Nos gusta la idea de ver a Arkady burlándose de EEUU al enterarse de la liberación de 15.000 judíos de URSS y la esperanza de un cambio de postura sobre los derechos humanos. Evidentemente todo forma parte del juego para recuperar a Baklanov (aunque aquí la piedra preciosa sea el propio Philip) y el intercambio se produce sin incidentes y con los llantos del físico nuclear. ¿Es realmente un monstruo Philip por privar a Baklanov de aquello que realmente él también protege? Aunque otro día comienza, el de Elizabeth y Phillip Jennings parece no haber terminado… y el juego de ambos sobre Martha y los carámbanos en sus recuerdos de su tierra natal nos lleva a unos márgenes en gris que tanto le gusta a “The Americans”. Les queda la familia y a nosotros saborear esta serie. ¿Nuestro trato hasta la cancelación?

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