Believe: Lo que cuesta creer es que el piloto sea de Alfonso Cuarón

Serie de TV

“Believe”

EEUU 

2014

Sinopsis (Página Oficial):

Levitación, telequinesis, la capacidad de controlar la naturaleza, ver el futuro... Desde que nació, Bo (Johnny Sequoyah) ha tenido dones que ella no podía entender ni plenamente controlar. Pero ahora que tiene 10 años, sus poderes se han convertido en algo mucho más fuerte y la amenaza de fuerzas malévolas que desean utilizar sus habilidades para controlar el mundo ha vuelto todo más peligroso. Con su vida y su futuro en peligro el protector de Bo, Milton Winter (Delroy Lindo), se convierte en una fuente poco fiable para mantenerla a salvo y recurre a Tate (Jake McLaughlin), un condenado a muerte injustamente encarcelado que ha perdido su fe. Tate y Bo comienzan un viaje extraordinario en el que deben ganar la confianza el uno en el otro. En la huida y viajando de ciudad en ciudad, se detendrán por lugares donde todo el mundo que entre en contacto con ellos será cambiado para siempre. Pero tendrán que continuar y proseguir su viaje para estar un paso por delante de esas fuerzas siniestras detrás del gran poder de Bo... porque van a necesitar un milagro para mantenerse a salvo para siempre.

Crítica Bastarda:

La ciencia ficción y el thriller junto con una road movie se dan cita en una serie creada por Alfonso Cuarón y J.J. Abrams. Después de “Gravity” (su reconocimiento y sus Oscars), el piloto de “Believe” puede ser ciertamente decepcionante y no sólo en aspectos técnicos o autorales. Es que si nos dicen que estaba dirigido por Ulli Lommel o Uwe Boll nos lo hubiéramos creído igual. Palabrita de niño bastardo. ¿Y dónde está aquí Cuarón aparte de su lubrica en el cheque que le pagaron por dirigir uno de los pilotos más esperados del 2014 y más decepcionantes? ¿Lo dirigió el niño de Cuarón o éste por internet dando las instrucciones por WhatsAPP? La verdad es que poco nos importa porque seguramente hay demasiado poco que rascar en un guión de prototipos y preposiciones con algún detalle y destello interesante y un conjunto dramático demasiado esmirriado.

«No soy Mary Poppins» suelta el hosco personaje principal ante la premisa argumental de una serie que quiere hallar el equilibrio entre “Sleepy Hollow” y “Hanna”, entre “Autopista hacia el cielo”, “Los protegidos” y “Touch”. Creo que me quedo con la visión de la serie que protagoniza Kiefer Sutherland y aquella que monopolizaba Michael Landon. Realmente estamos ante la historia de un condenado a muerte (injustamente, por supuesto) que debe proteger a una niña con poderes que no puede controlar (y realmente su hija como cliffhanger final del piloto). La niña se llama Bo pero no da miedo ni tampoco es familia de Boo de Dragon Ball. Está perseguida por fuerzas maléficas que desean hacerse con ella para fines todavía sin revelar. ¿Para escribir la secuela del libro de memorias de ‘Belén Esteban’ mirado hacia el futuro con su clarividencia? ¿Para hacer los selfies en todas las galas de los Oscars gracias a su telequinesis? La verdad es que no me importa y me da lo mismo que lo diga que lo dirija Cuarón o Pepito de los Palotes, que tenga en ya bluff-sello de J.J. Abrams o que la niña de “Poltergeist” haya mutado en la salvadora de la humanidad. Poco o nada me importa salvo vislumbrar en “Believe” que los estigmas y respuestas de la sociedad contemporánea pasan por seguir adelante (únicamente y al parecer) mediante un milagro. Atrás quedó la religión, bienvenidos al reino de la ciencia ficción.

Me gusta la idea de que la propia serie lea su futuro sobre su guión formulándose preguntas sobre su duración en un diálogo. ¿Serán meses, semanas? Serán los mejores años de tu vida, se responde a sí misma la ficción tratando de potenciar un show para la posteridad. Desconozco si serán también nuestros mejores años (o meses). Me parece que he visto este piloto en tantas películas que serializar el misterio y quedarnos en el prólogo a lo “Matilda” pasado por “Hanna” sería una visión correcta de una primera entrega de tono oscuro con tramas, personajes y futuro tan turbiamente trazados, tan difuminado todo el asunto para salir al trote o galope a convicción, que esperemos que no acabe el invento en Carrie White o dentro del imaginario de Stephen King en plan popurrí y posicionamiento contrario a “Ojos de fuego” o “La zona muerta” con la mecánica de la persecución, ocultamiento, ayuda al necesitado en plan Jonathan Smith y fuga final para repetir el ciclo episodio. Yo, desde luego, sigo sin creer en nada de lo que cuenta o piensan contarme porque, tal y como indica el título, cuesta creer que el piloto sea de Alfonso Cuarón.

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