Arrow (2x16) Suicide Squad: El Escuadrón Suicida

Llegamos a uno de los capítulos más esperados de la recta final de “Arrow” y la presentación del ‘Task Force X’ más conocido como El Escuadrón Suicida. No es que “Suicide Squad” (2x16) al igual que el venidero “Birds of Prey” (2x17) sean una cuestión de frikismo o parte del consecuente (¿y contractual?) fanservice implícito en la ficción sino que deben asentar la serie de The CW en unos terrenos que ofrezcan otras posibilidades más alejada de Oliver Queen. Pese a que “Suicide Squad” nos va a seguir narrando la venganza de DeathStroke, es un episodio para profundizar en John Diggle y que deje de ser un simple complemento y anexo insustancial. Con los avances de “The Flash”, el primer spin-off (o no) “Arrow”, y la inminente vuelta de La Cazadora (The Huntress) para poner en el asador ese triángulo que ahora forman Oliver y las hermanas Lance. Es hora de repasar “Suicide Squad”. 

«¿Necesitan por casualidad algunos consejos? Soy una terapeuta capacitada». “Arrow” sabe reírse de “Arrow” y el anterior diálogo deja claro que la serie debería tratar de pasar por alto muchas veces sus debilidades mediante el humor más socarrón. Estos personajes necesitan una terapeuta y el Universo DC va a dimensionarse satisfactoriamente para que se introduzcan numerosos personajes y John Diggle cobre protagonismo. Nos olvidamos de los flashbacks de la isla y también, en cierta medida, de la dinámica habitual pese a que esa trama sobre la que se fundamenta el final de la segunda temporada siga muy presente. Oliver Queen sigue torturado por el recuerdo de Shado y su elección frente a Sara Lance va a seguir presente. Todos te entendemos perfectamente Oliver: Caity Lotz está más buena que Celina Jade. No tienes que justificarte ni buscar apoyos con la Hermandad rusa para hallar a ese rica, australiana y folclórica tuerta (y con parche) porque Slade Wilson se equivoca: cualquier persona se hubiera quedado con Caity Lotz.

El reencuentro de Lyla y Diggle también nos presenta de nuevo a Amanda Waller y las operaciones de A.R.G.U.S. aunque previamente intuíamos la confirmada presentación de El Escuadrón Suicida con la integración de diversos villanos episódicos de la serie. Los flashbacks se integrarán a la trama principal y el origen de los mismos es una misión en Afganistán que tiene a Lyla y Diggle como protagonistas junto al objetivo del trabajo ‘suicida’ del capítulo. Tenemos un potente y peligroso gas nervioso y un hombre llamado Gholem Qadir que tendrá que ser ejecutado. ¿Los malos hombres se vuelven buenos y viceversa? Los conflictos como la muerte de un niño (armado) a manos Diggle en Afganistán para salvar a la vida de Qadir contrastan con ese nuevo hombre que esconde las armas de destrucción masiva y complementar la presentación del Suicide Squad. Deadshot, Bronze Tiger y Shrapnel son los tres villanos escogidos y Lyla y Diggle van a coordinarlos con la pérfida Amanda Waller como jefa de operaciones. Volamos a Markovia (otro guiño al cosmos de DC) y vamos a tener aires de sofisticación en un thriller bastante previsible al que salvarán sus giros. Shrapnel nos demostró que era un tipo muy inteligente y, ahora, se ha vuelto tonto al ser el recurso de guión para comprobar que los villanos tienen implantadas bombas en sus cabezas. Y eso que era el inteligente… ¿Alguna locura más? 

¿Muerta la perra se acabó la rabia? Para nada. Slade Wilson ha sacado del armario a DeathStroke y la reconciliación de Laurel y Sara Lance a pie de barra de bar es otro de esos chistes de alcohólicos habituales de la serie. Oliver se distancia y compartir sus sentimientos (o actuar) no forman parte del personaje. Mientras su mamá sigue siendo una mentirosa redomada y prosigue su campaña para ser la Ana Botella de Starling City, las pesquisas de Oliver le llevarán a localizar el supuesto escondite de Slade… pero con Alexi de la Hermandad en su sillón y víctima de una flecha encasillada en su ojo. La frustración de Oliver por dar con su némesis aumenta y las imágenes proyectadas de Shado (que no sabemos cómo cojons fueron grabadas salvo que se llevarán un smartphone a la isla para poner al día su futurible cuenta de Instagram) nos remarcan la venganza y los conflictos internos del justiciero. Oliver, por fin, se da cuenta de que no podrá atrapar solo a DeathStroke y que éste lleva mucho tiempo ejecutando su venganza. ¿Qué hará nuestro héroe? ¿Llorará como una niña o se comportará como un hombre de verdad? De momento, lo primero.

Nos vamos a la recaudación de fondos de Qadir en su mansión, que hará que el equipo se vaya introduciendo en su lista de invitados y halle las armas de destrucción masiva. No podrán llevárselas y es algo que ya conocía perfectamente Amanda Waller, que ha planeado bombardear la mansión asesinando a todos sus invitados. Sabemos perfectamente que los conflictos morales de la serie son superficiales y compensados por el entretenimiento y da lo mismo que Oliver Queen y Sara Lance seas unos asesinos, como un militar que recibe órdenes o un asesino a sueldo. Habita, por el contrario, ciertos códigos de honor en esos hombres y mujeres y Deadshot tiene niña dejando claro que no quiere ser tan bidimensional ni que la misión suicida sea tan suicida como pudiera parecer. Con Bronze Tiger acabando con Qadir para salvar a Lyla y Diggle haciendo lo propio con el asesino de su hermano, llegamos a la explosión final y al enfrentamiento moral con Amanda Waller. Los chips asesinos de la muerte serán implantados en la columna para evitar tontunas soluciones episódicas y explosiones de mielda (¿¡y ese petardo de un todo-a-chien iba a destruir una mansión!?). Entendemos perfectamente que no será la última vez que veremos a El Escuadrón Suicida en esta temporada del mismo modo que esa historia de amor, divorcio y amor de Diggle y Lyla permutará. Sobre todo cuando Oliver hace acto de presencia para pedir ayuda a Amanda para localizar a ese mercenario llamado DeathSroke que quieren atrapar ambos. Esperemos, eso sí, que fichen a la terapeuta en el equipo. ¡Esta serie (y sus personajes) la necesita(n)!