domingo, 23 de marzo de 2014

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Hannibal (2x04) Takiawase: Beverly Katz y la muerte

La muerte de “Hannibal” siempre ha pendido de un hilo y pudiéramos agradecer a NBC que nos haya regalado la posibilidad de admirar su segunda temporada. La realidad pasa por ver el mind-game de Lecter y Graham y disfrutar de las innumerables virtudes de una ficción que encaja más con el cable que con esa terrible audiencia que la maltrata cada viernes. Con “Takiawase”, cuarto capítulo de su segunda entrega, llegamos a un territorio peligroso para una serie que ha comenzado demasiado fuerte con un enfrentamiento a muerte entre Hannibal Lecter y Jack Crawford. Hay muchas variaciones previas y secretos que un cliffhanger final nos va a dejar en la oscuridad. ¿Qué nos oculta tanto el Dr. Lecter como esta serie? Es momento de repasar “Takiawase”- 

Volvemos a un asesino en serie episódico pero sus componentes son para aportar elementos a todo el conjunto psicológico de los personajes y encender luces para hallar soluciones y nuevas revelaciones. La aportación de un cuerpo preparado para que se forme una colmena en su interior va a ser un telón de fondo sobre esas constantes vitales en los recuerdos de Will Graham. Beverly Katz sigue siendo el personaje que ejerce de bisagra entre el presunto asesino en serie encarcelado en el hospital psiquiátrico y Hannibal Lecter, que sigue asesorando al FBI. La gracia es que sabemos que Beverly se puede meter en una situación peliaguda y escabrosa al ir confirmando, poco a poco, las aparente y locas teorías de Will. Con la demostración de que el asesino del mural humano era aquel que lo presidía, la acupuntura nos servirá como también un sedal para recuperar a Abigail y ese nudo de sangre. Las conversaciones de la víctima y el inocente y falsamente acusado como verdugo nos dejan ciertos y futuros interrogantes. ¿Pudiera estar viva Abigail? 


El mural de James Gray evidentemente va a generar que se confirme la teoría de que un segundo asesino (Hannibal) le convenciera para unirse al mismo y, aunque veremos que Beverly reacia, el aguijón de la abeja es tan afilado como venenoso. ¿La curiosidad mató al gato? ¿No parece Beverly una minina curiosa? El guión nos va a plantear varios escenarios dentro también de ese arco argumental sobre Will. Chilton también cede a la curiosidad de saber más sobre la loca teoría de que Hannibal es un asesino en serie y Will podrá completar sus huecos con la ayuda de un caos mental no recomendado para epilépticos. El dibujo del reloj y los fluorescentes sobrevuelan un cuerpo empapado de sudor, droga y esas imágenes deformes que consigue la atmosfera malsana de la serie. Will ahora sabe que todo el plan de Hannibal fue planificado y calculado y parece que Chilton va a ser fiel al pacto con su nuevo paciente para prohibirle el contacto con el pérfido y persuasivo Dr. Lecter.


La inminente muerte de Bella y sus conversaciones con Hannibal nos remiten a esa despedida con dignidad que practica la asesina en serie episódica. El villano recordará a Sócrates y la divinidad de la muerte como una cura y no una derrota. Las líneas de investigación de ese panal humano nos llevan a una abeja reina que realiza tratamientos con veneno de abeja y acupuntura… para someter a una lobotomía a sus pacientes. Realmente hay truco, como en el cuerpo de James Gray y Beverly encontrará la ausencia de un riñón… Junto con el sueño de Will en el que el Dr. Gideon y Lecter (el falso y el verdadero El Destripador de Chesapeake) mantienen una conversación donde de desvela el asunto de quién era quién dentro de ese juego. Beverly informa a Will de que el asesino/colaborador de Gray no sólo se llevó su pierna sino también su riñón. El caso de El Destripador de Chesapeake saldrá a flote así como el nombre de Hannibal y se recuerda su pasado como cirujano… y su secreto: se come a sus trofeos. Aquí llegamos a un punto donde se quiere explicar el momento ‘WTF!?’ que cierra el capítulo y se van dejando a caer gotas que den coherencia en el guión. Crawford junto con Jimmy y Zeller arrestarán a esa ‘reina abeja’ que desvela que no mataba a sus víctimas sino las extraía su dolor y calmaba su mente… aunque el choque del lado hermoso de la protección de sus pacientes contraste con los medios para conseguirlo. De la resolución del caso pasaremos a Bella en el piso de Hannibal con una sobredosis de morfina y dando como regalo a Hannibal una moneda. La mujer de Crawford prefiere morir en ese lugar que en su casa y el Dr. Lecter lanzará la moneda ante una inconsciente Bella y realmente en este punto él también sentencia su venidero destino…


Y es que el Dr. Lecter ‘elegirá’ reanimar a Bella haciendo que ésta le abofetee en el hospital y apartando a Crawford del encuentro de Beverly que considerará su ausencia como el momento propicio. Hannibal no está en su casa para registrarla y podrá investigar y tomar muestras de carne de su congelador y un riñón…  Unas gotas derramadas de vino llevarán a la agente especial a un sótano de los horrores donde los clichés resuenan y esos errores que tanta histeria causan en sus detractores. ¿Por qué Beverly no avisó a nadie antes de meterse en la boca del lobo? ¿Si Bella hubiera muerto no habría sido el modo perfecto para que Beverly consiguiera llegar a buen puerto con sus pesquisas? La bofetada de Bella llevó a Hannibal de vuelta a su hogar y la secuencia de impacto se resolverla con varios disparos dejando al suelo de la cocina como parte de ese encuentro fuera de campo entre la víctima y el verdugo. ¿Realmente está muerta Beverly? ¿De verdad? ¿La curiosidad mató al gato o nos reservan sorpresas? ¿Quién, además? parecía seguir con vida en esa sala de torturas del asesino en serie? ¿Abigail? ¿¡Una mutilada Miriam Lass!? El clímax, desde luego, nos va a dejar con muchas preguntas y disparos… en el aire. Y también veneno... con aroma a muerte.

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