El debate está servido: ¿Qué es lo que puede atraer actualmente
al público “The Big Bang Theory”? “The
Higgs Boson Observation”, tercer capítulo de la sexta temporada de “Big
Bang”, sería aquella partícula mínima que le pedimos a la
sitcom de la Chuck Lorre y Bill Prady.
Es el primer episodio de esta temporada que me parece, pese a sus numerosos
lugares comunes y de originalidad cero, auténticamente funcional y, sí,
divertido. Muchos que empezamos hace muchos años con la serie que monopoliza
Sheldon Cooper ya sea de rebote o por el boca-a-boca cuando comenzó su emisión
en Neox —y no había empezado el fenómeno Big Bang— nos hemos dado cuenta que no estamos ante la misma ficción
que nos enganchó. La popularidad ha matado, en cierta medida, a “The
Big Bang Theory” en ese proceso de normalización tanto de sus
protagonistas como de la audiencia a la que quiere ir dirigida. 15 millones de
telespectadores son palabras mayores y son los datos medios que está alcanzando
una serie que habla del bosón de Higgs pese a que su audiencia se fije en el
vestuario, complementos de Penny y los momentos bobalico-romántiocos.
Howard Wolowitz sigue en el espacio y queda poco
para su regreso… Los nervios y la ansiedad por estar encerrado en una lata de
sardinas a 380 kilómetros sobre la Tierra han provocado que la paranoia se instaure en su maltrecha y débil mente. Intenta hallar el control y el
placer de la gravedad en lapiceros cayendo hacía el suelo… Bernadette, su
mujer, observa por vídeo-llamada su evolución hacía la locura al añadirse un
retraso en su ‘devolución’ a los decorados de interior habituales de la serie. Sus
compañeros aprecian su descontrol y deciden imponer la ley de las drogas como
calmante y tratamiento de relajación integral. Bernadette, como nosotros, a la
espera de confirmar la nueva y absurda trama que se les ocurre a los guionistas
si se dilata más el regreso de Howard a su ecosistema original. Efectivamente, ésto no para de dar vueltas-y-vueltas-vueltas-y-vueltas a lo mismo.
La trama que conforma “The Higgs Boson Observation” y que me parece divertida es la que incita a Sheldon a contratar a una asistente, debido a que escribió numerosos trabajos infantiles que podrían tener importancia ahora para la comunidad científica y darle un lanzamiento al Nobel. Se llama Alex y… es mujer… Perdón, una mujer atractiva de doctorado que es un fan-girl del cerebro que este año se ha quedado sin Emmy. Aunque vamos directos hacía una trama trillada-y-mil-veces-vista con los celos que generará tal decisión, aquí lo interesante es dar un impulso a la relación de Penny y Leonard, que Sheldon tenga su momento ‘cereza’ y que Amy protagonice un homenaje a “Pink Flamingos”. La llegada de Alex supone que Raj se descontrole aunque sea incapaz de hablar para intentar conseguir algo, mientras que Leonard y Alex conectan y coquetean. Amy, que iba con intenciones de aniquilar a la amenaza de su amado novio por contrato, se da cuenta que el problema es de su amiga. ¿Qué hará Penny?
Penny, aparte de replantearse su relación, reconoce que siente celos. Así, saca el tema mientras cena con Leonard en su apartamento pero Sheldon llega en el propicio momento junto con Alex, reanimando los sentimientos contradictorios en la rubia. Hecho que provoca que Penny se lleve a Leonard a su apartamento para que siga ‘intentándolo’ en la cama. Curiosamente y aunque todo queda resuelto por el momento creo que Alex nos puede deparar muchas más sorpresas. ¿Será un personaje recurrente esta temporada?
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