Decepción o no, la realidad es que esta tercera
temporada de “Boardwalk Empire” tiene
la difícil misión de reinventarse
ante el brutal desenlace de su segunda campaña. Puede perder batallas pero la serie
de Terrence
Winter sabe de antemano que tiene ganada la guerra. Su
calidad, diseño, mimo, elegancia y violencia acompasada del sexo como medida de
vuelta de tuerca sobre la concepción previa de la época en la mente del
espectador, ha ocasionado una fluidez de grandes momentos. Grandes momentos que
en la presente tanda de capítulos llegan a cuentagotas. Tal vez por eso el
fuego lento con el que se está cocinando todo haya provocado que hasta “You'd
Be Surprised”, quinto capítulo de la tercera temporada de “Boardwalk
Empire”, no enlacemos con las semillas que han colocado
previamente los guionistas. Mientras que Jack Huston (Richard
Harrow) espera un hijo con Shannan Click y La
Sexta ha anunciado la emisión de la serie de la HBO,
llega el momento de centrarnos en el presente capítulo.
“You'd Be Surprised”
habla de decepciones… pero también de bestias. Posiblemente ese arranque con
Gyp Rosetti jugando con la auto-asfixia ayudado por una camarera de Tabor
Heights mientras se masturba nos dé pistas suficientes de lo que va a ocurrir:
parece que la bestia está muerta… pero vive y vuelve a respirar. Tal vez
podíamos transcribir ese mismo discurso a la serie en la presente temporada. La
muerte y ejecución de Jimmy Darmody supuso que el drama quedará sumergido a la
espera de salir a coger todo el aire a su alcance. Gyp es el antagonista y ha
destruido la armonía del reino que había construido Nucky. Obviamente con Tabor
Heights tomado y esa autopista a Atlantic City pendiente de construcción —y que
dio juego en anteriores temporadas llega el momento de actuar. Esta vez Nucky
escucha a su hermano mientras que Rothstein y Lucky se reúnen con el faraón de
Atlantic City para trazar el plan de contraataque. Rothstein y Nucky discuten
en privado y se cruzan fuertes acusaciones personales. Rothstein le achaca que
su relación con una corista (Billie Kent) y sus correteos o Manhattan le han
convertido en un ser débil y que está llevando sus negocios como un comerciante
borracho. Nucky le insulta sacando el tema de su ‘muerte’ de cintura para abajo
y también le descalifica. Los viejos rencores pasados en los que casi se matan
en la primera temporada han provocado que ambos tengan que hacer negocios
juntos. Gyp es un perro rabioso que debe ser sacrificado aunque Rothstein
advierte: está ligado a Joe Masseria y atacarle supondrá crear más y más
grandes problemas…
Es obvio que esta temporada la casa de los placeres
de Gillian tiene que llevar a algún sitio. Por allí se pasa Leander Whitlock
para recordar que no tiene línea de crédito y que está gastando más de lo que
ingresa… Para colmo, Lucky Luciano se ha desentendido de las mejoras que
necesita la que fue la antigua casa del Comodoro y la escritura sigue a nombre
de su hijo. Whitlock le recuerda que tendría que declarar a su hijo
muerto para arreglar dichos asuntos, algo que su madre se niega a reconocer. Gillian,
ante la caída de negocio, decide romper ‘reglas’ y saca a sus chicas a la
entrada para atraer clientes… Escribe una carta a su hijo pidiéndole que
regrese a casa. Aquí no sabemos si Gillian es tonta o el amor de madre nubla la
vista hasta la más lista. Por otro lado, la conversión de Van Alden hacía el
lado oscuro se va a producir por un giro del socarrón destino. Van Alden piensa
que el agente federal al que tuvo que pagar en una redada sabe quién es… En el
trabajo llega el primer susto y después en su hogar. Su mujer-postiza entiende
su pasado y entiende que esa gente que le persigue es mala. Finalmente al llega
a casa se encuentra con el agente en el salón con su mujer… y la confusión y la
persecución se aclara: Van Alden le vendió una plancha defectuosa. Su mujer,
inconsciente de tal revelación, le golpea varias veces en la cabeza. Tendrán
que rematarle y mientras su mujer le inmoviliza por los pies, el que fue agente
federal le asfixia. Van Alden acude, por fin, para deshacerse del cadáver a la
floristería de O'Banion. El giro es sorprendente, aunque el camino nos lo
conociéramos de antemano.
Las tramas empiezan a condensarse y maniatarse para formular un futuro y próximo gran clímax. Margaret sigue con sus cursos, intentando no perder asistentes y creando nuevos panfletos. Aunque hay química entre el doctor, Nucky informa a su mujer que se ausentará por un viaje de negocios y deja caer que pasa ‘algo’. Margaret piensa inmediatamente en los viejos tiempos cuando estuvieron tanto ella como sus hijos con guardaespaldas… Lo interesante aquí es que hay tensión sexual con el Dr. Mason pero se descubre que está prometido y para colmo el Dr. atienda a una urgencia no pudiendo impartir la clase… La explicación principal a la poca presencia es que, pese a su utilidad, son clases nocturnas. Las mujeres no pueden acudir salvo en un horario que puedan conciliar con su vida familiar. La monja que está como oyente indica que éste es el único horario en el que puede estar presente… Parece que quiere que la ignorancia se imponga sobre el descubrimiento de la sexualidad de la mujer. Margaret saca su vena feminista y da ella misma la lección.
El
argumento político de fondo cobra forma con la aparición del secretario del
Tesoro, Andrew W. Mellon, que empieza a ofrecer ante un comité su punto de
vista sobre la prohibición. Sabemos que la corrupción asola el propio comité ya
que el número de detenidos habla por sí mismo… El fiscal general Harry
Daugherty está presente y se habla sobre el senador Edge… Gaston Bullock Means
se encuentra en el pasillo. Means se reúne con un hombre de Daugherty, Smith,
para informar. Parece que los apoyos políticos y sobornos de todos los mafiosos
van a llevar a todos a un callejón sin salida. La violencia entre agentes y
criminales está a punto de aflorar…
Y respecto a la evolución de Billie Kent y Nucky no sabemos si la corista será sacrificada por considerarse la debilidad actual del mafioso o si llegará más lejos que Lucy Lanzinger… Su nuevo musical es un fiasco en los ensayos y Nucky observa todo para saber si puede haber algo entre sus compañeros de reparto. Aquí entra en juego Eddie Cantor que será ‘convencido’ para que el show triunfe. No sabemos si Nucky quiere tener a Eddie dentro por su homosexualidad para que su chica no se convierta en una yegua salvaje (o poni trotador según Cantor) o realmente se preocupa por la felicidad de su amante. Amante que es descubierta por Margaret y que Cantor recuerda a Kent que será una de tantas… Lo mejor: la ‘audición’ frente a Purnsley y Chalky. ¡Qué aprendan los talents shows!
En Tabor Heights, Rothstein y Lucky se reúnen con
Gyp para llegar a un trato donde descubrimos que el mafioso de origen italiano
se ha enfrentado a Nucky por su soberbia. Gracias a la aparición de un muy
joven repartidor de periódicos se traza el plan de ataque esa misma noche
cuando Gyp contrató los servicios de reparto directamente a su habitación del
motel. Allí aparece por la noche pero vemos que es el ‘chico’ de Meyer, Benny,
quién liquida a los guardias y entra en la habitación para asesinar a Gyp. Se
encuentra atado por la camarera y no puede llegar al arma. Los disparos a Gyp
se topan con la oposición de la camarera que cae muerte. Gyp consigue desatarse
y persigue a Benny disparándole… Se encuentra en una secuencia muy de Scorsese
y completamente desnudo con todos sus hombres muertos y él empapado de sangre.
Acabamos con Nucky y la canción que cantan sobre el escenario Eric y Billie, ‘You'd
Be Surprised’, mientras Owen le informa que Gyp Rosetti sigue vivo.
Todo no puede salir perfecto… siempre queda la sorpresa. Esperemos que tome
ejemplo de este episodio para seguir retomando la correcta carrerilla y ritmo
perdido tiempo atrás.
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