“Emily Owens, M.D.”
EEUU
2012
Sinopsis (Página
Oficial):
Por fin, Emily Owens (Mamie Gummer, “The
Good Wife”) se siente como si fuera una verdadera adulta. Por fin puede
dejar atrás sus días en la escuela secundaria como chica-geek-con-sudores-en-las-axilas.
Ella se graduó en la escuela de medicina y está comenzando sus prácticas en el Denver
Memorial Hospital, donde y no tan casualmente se encuentra con su amor
platónico de la universidad, Will Collins (Justin Hartley, “Smallville”),
que también es un interno. Entonces, ¿por qué todo el mundo advierte a Emily de
que el hospital es como la escuela secundaria? Ella pronto descubre que el
camino es difícil —su némesis en el instituto, la hermosa y popular Cassandra
Kopelson es también una nueva interna en el Denver Memorial—. Otra compañera e
hija del director del hospital advierte a Emily que las camarillas en el
hospital son muy familiares: los deportistas se han convertido en los cirujanos
ortopédicos, las chicas malas están en cirugía estética, los rebeldes se encuentran
en la sala de emergencia, los geeks ahora son los neurólogos… Nada, al
parecer, ha cambiado…
¿Por qué hacer series de hospitales teniendo todavía
en antena “Anatomía de Grey”? ¿Es que quieren empezar a rellenar los
vacíos futuros que deje? Lo suyo sería ofrecer variaciones o novedades. Lo han
intentado infructuosamente “Animal Practice” y “The Mob Doctor” y
ahora llega “Emily Owens, M.D.” para ofrecer… ¿nada nuevo? De acuerdo,
la premisa introductoria podría garantizar ciertas tentativas cómicas. El
reflejo inicial y final en ese instituto que está enfrente del hospital y con
esa joven que parece reflejarse en una adulta todavía imberbe tiene cierta
credencial. Otra cuestión es que todo se evapore después de la presentación. Su
archienemiga en el instituto es ahora su compañera aunque la serie revela
demasiado pronto su vuelta de tuerca… También que ambas están allí por ser unas
fanboys de la Dra. Gina Bandari ya que es una de las cirujanas cardiotorácicas más
reputadas del planeta está un poco visto. Al parecer, van a luchar incluso por
el mismo hombre y de paso por el aprecio de su nueva ¿profesora? Por supuesto
tenemos la declaración y amor no correspondido de su amor platónico en la
universidad, una bala en la recamara sexual llamada Dr. Micah Barnes o esa
compañera lesbiana que está loca por una enfermera que es en realidad la amante
de su padre y director del hospital. ¡Culebrón de encefalograma plano a la
vista!
“Emily Owens, M.D.” se resume en aceptar quién eres… pero la propia
serie prefiere no aplicar la moraleja de
la fábula que plantea. Acaba siendo una vulgar copia de “Anatomía de Grey” que
pretende tener cierto encanto geek con esa voz en off de la protagonista
que indica lo contrario a las ‘cómicas’ acciones venideras. Pero una vez mostrados
los pocos trucos llega el vacío hospitalario. Las propias inseguridades de la
plantilla entre casos y descubrimientos no son reveladoras. Una vez que se ha
combinado la premisa de ser jóvenes inmaduros pero sobradamente preparados y
tener que lidiar con decisiones que afectan a la vida de sus pacientes, se
acabó “Emily Owens, M.D.”.
Todo está planteado por plantilla, los personajes son
una acumulación de clichés y la sobredosis de lugares comunes convierte este
hospital en un tanatorio neuronal. Todo, además, es suave y maravilloso en este
hospital. ¡Da gusto morirse allí o que te digan que te quedan tres minutos de
vida por implantarte por equivocación una patata en vez de un nuevo corazón! La
utilidad que le veo a esta serie es ponerla en los hospitales a los pacientes
que estén en coma. El 99% por cierto se levantarán para apagar la televisión.
Lamentablemente el 1% cayó en ese estado viendo esta anodina, aburrida e inútil
serie-plagio.
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