domingo, 6 de enero de 2013

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The Master: El dragón y la correa

The Master”
(2012)
EEUU
Director: Paul Thomas Anderson

Sinopsis (Página Oficial):

“The master” narra las vicisitudes de un veterano de la Marina, Freddie (Joaquin Phoenix), que regresa inestable e inseguro ante su futuro hasta que es atraído por la Causa y su carismático líder, Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman).

Crítica Bastarda: 

El último y nuevamente notable filme de Paul Thomas Anderson se difumina en una cadena de espectros, a modo de caleidoscopio, donde la multiplicación ha sido fragmentada sobre elipsis. La Naturaleza, el Amor… la Tierra, la Carne. La carnalidad y el pecado… pero el pecado como imposición por la religión… Cualquier tipo de religión. Aunque inicialmente el proyecto se enfocara extra-cinematográficamente sobre el padre de la Cienciología, el director de “Pozos de ambición” pretende hablarnos de la domesticación e hipnosis del individuo por parte de la religión en un momento concreto e histórico en plena conmoción y cambios del pueblo americano en los años 50 tras la Segunda Guerra Mundial. Nos ubica, eso sí, a través de una secta y su magnánimo líder y una errante alma, torturada por traumas de guerra y de amores imposibles que abren brechas y heridas sin aparente posibilidad de cicatrización… salvo para Dianética.


“The Master” establece el cerco sobre la religión y el hombre. El hombre privado de ese supuesto paraíso inicial estilo playero-marítimo para Anderson del Edénpara ser dispuesto en la dura realidad: la muerte, el dolor, la vergüenza y el trabajo. El director de “Magnolia” no necesita acudir a las creencias cristianas sino a una peculiar congregación y tampoco escudarse en un hombre extraordinario para retratar su personal tour de force sino a un mortal ordinario, libidinoso y alcohólico. Lo que interesa precisamente es el sexo y el placer dibujados y acortados por el choque de ese otro mundo. Las religiones suelen marcan las distancias con la ciencia respecto a la teoría evolutiva: no somos animales ni inicialmente fuimos tales, nos cuentan. A Paul Thomas Anderson le interesa seguir el lado animal de ese ‘dragón’, cuya historia define perfectamente Lancaster Dood (Philip Seymour Hoffman), y los intentos de la secta y esa ‘Causa’ por domesticarle y que también sea su perro de presa. Con la ‘correa’ puesta y el conductismo como corrección del individuo, las paredes y cristales pierden la corporeidad. La irrealidad es posible y la curación parece viable… pero la naturaleza real del individuo queda amarrada a una mentira.


Existe un doble juego y lucha entre Freddie Quell, interpretado soberbiamente por Joaquin Phonenix, y la familia Dodd. Cada uno intentando llevar a su terreno y seducción personal al otro, como si fueran dos mitades de Test de Rorschach. La ambigüedad de la propuesta convierte a la propia cinta en un ejercicio de predistigitación de Paul Thomas Anderson, en pura hipnosis fílmica. Haciendo suya la propia palabra de Lancaster Dodd, “The Master” se convierte en un ‘Filme Uno’. En la nueva palabra y carne cinematográfica de Kubrick y en la que posiblemente sea una de las mejores películas que ha tratado la relación del hombre con la religión sin necesidad de hablar de Dios y ni siquiera de mencionarlo. Tal vez el secreto de Anderson sea precisamente ser coherente a su propia cinta: si nos quedamos sin Maestro la única solución es convertirse en uno. 

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