(2012)
EEUU
Director: Timur
Bekmambetov
Título original: “Abraham Lincoln: Vampire Hunter”
Sinopsis (Página Oficial):
“Abraham
Lincoln: Cazador de Vampiros”
explora la vida secreta de uno de los más importantes presidentes americanos, y
la historia jamás contada que dio forma a una nación. Los visionarios Tim
Burton y Timur Bekmambetov (director de “Wanted”) nos traen
una voz fresca y visceral sobre la tradición sanguinaria de los vampiros,
imaginando a Lincoln como el mayor cazador de la historia de los muertos
Todos sabemos que Steven
Spielberg está detrás de “Abraham Lincoln: Cazador de
vampiros”. Es simple:
una burla así o es una broma de cámara oculta o una estrategia sibilina para
acariciar doradas estatuillas. Es de todos conocido que Spielberg se baña desnudo en una bañera con los numerosos
Oscars que ha ganado en plan Tío Gilito y que su adicción ha provocado que sea
la mente pensante de la política actual de «COMPRO ORO» para fabricar más
estatuillas (no homologadas) con las que inundar las fastuosas piscinas
olímpicas de su mansión.
“Wanted” era todo un golpe con el glande de Timur Bekmambetov en nuestras cabezas pensantes para traumatizarnos
tanto con los
continuados pene-golpes como la inusitada
glande-visión-rusa. Esta vez se ha inyectado esteroides en la vena del
prepucio y encima es capaz de leerte un poe-ma antes del golpe fatal. “Abraham Lincoln: Cazador de
vampiros” es pura retórica… Pura
retórica escrotal, claro.
Hubiera sido interesante otro enfoque en esa
colección de alegorías sobre sureños esclavistas vampiros, guerras ganadas con ‘plata’ y ese retrato a lo ‘kung fu
master’ de una nación de hombres vivos y libres frente a un ejército de
no-muertos… Hubiera sido cachondo un cameo de Bill
Compton de “True Blood” o de Buffy Summers, por ejemplo…
La moraleja es clara y contundente: los VAMPIROS no
son lo únicos que viven para siempre sino los GRANDES BODRIOS. La historia prefiere las leyendas (y su inmolación) a
los hombres. Prefiere la nobleza a la brutalidad (sin zoofilia) y discursos
inspiradores a hechos discretos (y videojuegos de 8-bits). La historia,
efectivamente, recuerda la batalla y olvida la sangre —es cierto, ningún historiador ha
hablado sobre los ciclos menstruales de las reinonas—. Como bien dice este Lincoln, en ‘superhéroe mode’, la historia que le
recuerda será solo un fragmento de la verdad. A esta película la recordaremos
por ser un BODRIO y no una BURLA. Una pena. “Abraham
Lincoln: Cazador de vampiros” decide inventarse el resto de la historia… aunque hubiera
sido un puntazo que al final saliera Obama como ‘relevo generacional’. Realmente
es un filme de posibilidades y desaciertos, de enfoques y aplastantes virtudes
socarronas. En ese mundo Twilight en el que vive la industria americana del cine, el
film de Bekmambetov llega como un trolleo interno
utilizando sus mismas armas: una súper-producción de casi 70 millones de
dólares, un joven reparto y con los guionistas de “Sombras tenebrosas” y “Jumper”.
Le falta más protector solar y una
mayor graduación en las gafas para evitar que al público se les salgan los ojos
ante tanto homenaje a los Wachowski. Digamos, por resumir y concretar, que “Abraham
Lincoln: Cazador de vampiros” es una película que acaba y empieza con su propio
título.
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