La primera
temporada de “Enlightened” ha dejado signos de serie reveladora (que no
revelación) del año pasado. A priori no figuraba entre los estrenos más
insinuantes del otoño de 2011 pero se ha convertido, por méritos propios, en un
artefacto de ficción difícil de catalogar. Aunque fue reivindicada en los Globos
de Oro y olvidada en los Emmy, estamos ante un
tratamiento distinto en una serie que cabalga entre su new age y la
crítica al corporativismo en esa empresa Abadon (‘destrucción’ en
hebreo). En esta primera entrega de capítulos podemos hallar el detalle de dos
descensos en ascensor de la protagonista (excelente Laura Dern) que
marcan la evolución del personaje. En el piloto es humillada y abocándola a un
ataque de locura y descenso laboral a los infiernos, pero la degradación se
repite al cierre manteniendo la cordura: la iluminación interior finalmente ha
funcionado y ahora tiene un objetivo.
“Enlightened” juega a muchas bandas: posiciona al personaje a un sótano de informáticos friquis y nerds en la onda de “The IT Crowd” y la enfrenta a un ambiente laboral snob y elitista en las altas esferas con trepas y falsedades en la que fue señora y dueña tiempo atrás. Pero es posible cambiar y convertirse en un ‘agente de cambio’. En su regreso se encuentra que su pupila ahora ocupa su puesto, con una madre (la propia madre de Dern) que ve el futuro de su hija de 40 años todavía tambaleante y junto al de ella y su tejado en la actualidad y, finalmente, un ex marido vago y drogadicto que ha tocado fondo (Luke Wilson). Amy superó el peor momento de su vida con auto-ayuda en un mundo de estrés y locura y una carísima terapia espiritual para emerger con su luz en ese mundo gris que le rodea.
Entre una comedia dramática y un cántico ecológico new age, el un mundo frío, gris y corporativo simboliza la locura que esconde ese personaje, que ya es prácticamente inclasificable, y sus arrebatos de tranquilidad que hacen orbitar a los espectadores a su meditación y universo luminoso interno mediante su voz en off. “Enlightened” es una serie difícil e interesante, de rímel fundido en lágrimas y de luz etérea que refleja nuestra propia alma en un mundo cruel donde lo importante es el dinero y no acabar loco. Ese mundo alienado, frío, gris y hostil que no entiende a la protagonista y que trata de focalizar su luz. El cameo y personaje de Robin Wright en el séptimo episodio (uno de los mejores) y el destape de sentimientos de su atento compañero (y único amigo) Tyler en el octavo y último episodio nos dejó también iluminados por el potencial de una serie inclasificable y altísimamente recomendable a propios y más a extraños.
Finalmente descubrimos que después de sus pormenores con su jefe machista, Amy descubre la funcionalidad del trabajo que hace y que ni siquiera se había molestado en entender: se trata de un sistema informático que controla y mide el rendimiento de los trabajadores. Gracias a Tyler descubre la posibilidad de mirar los correos de los directivos que la han humillado por intentar hacer una política más ecológica, incluido su jefe con el que tuvo un affaire que provocó el derrumbamiento y su antigua subordinada que ocupa su puesto y rompe su amistad al tratarla como una loca. Es momento de prender fuego al corporativismo y pasar a la acción a ritmo de Adele y su ‘Rolling In The Deep’. Lo veremos en esta segunda temporada.
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