viernes, 11 de enero de 2013

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The Big Bang Theory (6x13) The Bakersfield Expedition: El precio de ser un friki

The Big Bang Theory” ha sido designada la mejor serie cómica en los People's Choice Awards. No sabemos el porcentaje de los 475 millones de votos recibidos aunque sí se pueden extraer conclusiones al haber sido nombrada como mejor serie dramática “Anatomía de Grey” y como nuevo drama (en su amplio sentido) Beauty and the Beast”. Como está todo dicho, lo suyo es centrarse en el decimotercer capítulo de la sexta temporada de “The Big Bang Theory” titulado “The Bakersfield Expedition”. Los chicos se van de Comic-Con pero no de Comic-Con y con el 13 por bandera. ¿Se me entiende? ¿Sabían que se celebra otra Comic-Con en Bakersfield y que este capítulo ha provocado que su página web reviente en mil pedazos y sea completamente inaccesible? La popularidad manda y la labor de la serie de Chuck Lorre y Bill Prady es traer lo minoritario a las masas siguiendo el ejemplo de la propia serie: somos la ‘Penny’ que es reeducada. Esa es la teoría, ahora veremos la práctica.

Se está rumoreando con el largometraje de “The Big Bang Theory” y entiendo que no diferirá demasiado de lo visto en “The Bakersfield Expedition”. Una road movie parece el punto más indicando para iniciar una ficción y aquí, aparte de las referencias a “Star Trek: The Next Generation”, tenemos un punto interesante de contrapunto en lo que se ha convertido la serie: ese ‘enfrentamiento’ en chicos listos y frikis con sus novias listas (menos Penny) y para nada frikis. Los protagonistas se van en viaje de machos al Comic-Con de Bakersfield después de ir a la ‘gran evento’ de San Diego. Tal y como comentan, Hollywood corrompe todo… y… ¿también la CBS y más de 15 millones de espectadores por capítulo? Penny, Amy y Bernadette se van de almuerzo y hablan sobre sus novios. Aquí surge su conflicto existencial: Bernadette propone que deberían ir a la tienda de cómics y comprar algunos para ver por qué les encanta perder el tiempo con otros ‘hombres’ en papel.


El viaje estará amenizado por el hackeo de Sheldon sobre el GPS de Leonard y sus indicaciones y curiosidades sobre las carreteras interestatales en los EE.UU. Se encuentran, no obstante, con Vasquez Rocks y el escenario natural (sí, sí, natural) de muchos episodios de “Star Trek”. Los chicos se detienen allí y hacen lo que haría cualquier friki en dichas condiciones: pararse para disfrazarse y hacerse unas fotos sobre el escenario natural (sí, sí, natural). Mientras tanto, las chicas entran en la tienda de Stuart y revolucionan con su presencia el local. Consiguen unos cómics y nos presentan a ‘Fábulas’ que es lo que se esperaba de Grimm y nunca se hizo realidad. La trama está enfocada a que las chicas lean los cómics y se centren en un debate sobre el martillo de Thor y no sobre su acondicionador de pelo. Los chicos, en el reverso tenebroso, verán que sus disfraces —Raj como el Sr. Worf, Leonard como Picard, Howard como un Borg y Sheldon como Data— se ponen a prueba cuando les roban el coche con todo en el interior. Sí, Leonard dejó las llaves puestas y siempre hay una atracador en cada rincón de una carretera interestatal en un sitio perdido de la mano de Odín sobre un escenario natural (sí, sí, natural).


Los chicos buscan una gasolinera y comprenderán el lado oscuro del frikismo en pleno desierto y serán expuestos a sus detractores, mientras que las chicas debaten sobre el mango (del martillo) de Thor. Las féminas se van al apartamento de los chicos y los chicos quedarán como chicas de calendario: con sus vergüenzas expuestas a todo el mundo. Llegan a un restaurante donde serán sometidos a objeto de burla, denuncia el robo y son sometidos a (más) objeto de guasa y deciden que han acabado con su frikismo para siempre al contemplarse a ellos mismos como (más y más) objeto de chanza. ¡Son los bichos raros de la sociedad! ¡Qué pena! De vuelta a casa, descubrirán la terrible conversación sobre esa cosa alargada que suele sujetar con firmeza Thor y deciden continuar su lucha en esta nueva dimensión. En esta nueva dimensión donde las series con los guiones más mediocres y referencias frikis a capón son lo más popular del universo, donde los escenarios son tan naturales (sí, sí, naturales) que no se nota apenas el chroma key… Un mundo, en definitiva, de Penny’s, ladrones salidos de la nada que valoran el hackeo salido de la nada y preguntas existenciales sobre maquillaje y sobre qué flotaría en el espacio. Está serie también, Penny. Esta serie, también.

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