(2012)
Reino Unido
Director: Pete Travis
Sinopsis (Página Oficial):
En
un futuro cercano, Norteamérica es un páramo asolado por la radiación con una
única y gran megalópolis que se extiende a lo largo de su costa este: Mega City
Uno. Esta inmensa y violenta urbe cuenta con una población de más de 400
millones de personas, cada uno de los cuales es un infractor en potencia. Los
únicos que intentan imponer el orden entre semejante caos urbano son los jueces,
a la vez agentes de la ley, jueces, jurados y verdugos. Y la perfecta
personificación de estos jueces es Dredd, una leyenda viva de justicia blindada
dedicado por entero a hacer cumplir la ley. En una misión aparentemente
rutinaria junto a Cassandra Anderson, una juez novata dotada de grandes
habilidades psíquicas, se disponen a investigar un homicidio en un peligroso
megarrascacielos de la ciudad, un suburbio vertical de 200 pisos de altura
controlado por el clan de la despiadada Ma-Ma. Pero al intentar arrestar a uno
de los principales secuaces de Ma-Ma, ella decide cerrar a cal y canto todo el
edificio y ordena a su clan que dé caza a los jueces. Atrapados en una brutal e
implacable lucha por la supervivencia, Dredd y Cassandra se verán obligados a
impartir una justicia extrema.
Estilizar la violencia a niveles de perfección visual puede ser tan comprometido
como delicado. Un tema tabú y peliagudo del que “Dredd
(3D)” de Pete Travis consigue salir airosa aunque dañada. Lamentablemente
la nueva adaptación del personaje nacido de las viñetas, después de ese inolvidable
horror perpetrado por Danny
Cannon y Sylvester Stallone, ha sido uno de los fracasos del 2012. Es cierto
que estamos ante una apuesta al límite: Karl
Urban quebranta las leyes del
star-system al ocultar su rostro todo el metraje y Lena
Headey auto-mutila su belleza
para reflejar su maldad interior. También su extrema violencia, el uso de drogas y el vocabulario
malsonante llevaron a la cinta a un ‘R rated’ y un ‘rara avis’ que no atajo al
público mayoritario a las salas. Por el contrario, estamos ante uno de los
filmes que debería nombrarse en cualquier tesis de la violencia cinematográfica
con CGI o sin CGI.
Tenemos un peligroso clan liderado por la despiadada Ma-Ma, una droga popular de diseño llamada Slo-Mo que ralentiza la percepción del sujeto al 1% y, por supuesto, un futuro distópico con metrópolis y agentes de la ley, jueces, jurados y verdugos. Es cierto que la asociación con “Redada asesina (The Raid)” es inmediata con el encierro de los protagonistas en un edificio con los criminales más peligrosos y el precio de sus cabezas sobre la mesa. No todo es lo que parece aunque parece lo que finalmente va a ser y es, pero el filme en sí mismo parece un macguffin argumental para ceder a su estilización visual-violenta en brillante ‘slo-mo’. Parece un bonito anuncio… pero aquí se anuncia violencia en estado puro, sangre derramada y vertida como colonia en un comercial navideño y torturas con puesta en escena de diseño, convirtiendo la propuesta en un interesante objeto que divaga entre la controversia y el cine de entretenimiento. No falla en ninguna de sus vertientes y se transforma en un pequeño, bello y peligroso objeto de culto. Como si el mítico «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver» se hubiera reconvertido aquí en un «Muere lentamente, muere violentamente y deja una bonita muerte».
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