Llegó el
momento de las despedidas y la serie de Tina Fey es consciente de ello en “A Goon's Deed in a Weary World”, undécimo capítulo
de la séptima temporada y última de “30 Rock”. Fey ahora continuará su camino dentro de la NBC en nuevos proyectos aunque la senda de su serie continuará en una interminable
sombra tras de sí. Si bien es cierto que nunca contó con la audiencia, sí con
el respaldo de la crítica y buen puñado de premios… que llevaron la sitcom a
terrenos de trascendencia para pocas comedias actuales. Siete temporadas son
muchas manteniendo el tipo en Globos de Oro y Emmys, siendo una referencia para
el formato actual y alcanzando cimas y resurrecciones como la del propio Alec
Baldwin. Llegó el momento de ponerse sentimental y repasar las delicias de “A Goon's Deed in a Weary World”.
“A
Goon's Deed in a Weary World” funciona
realmente como la despedida final de “30
Rock” antes de su capítulo doble final. Liz Lemon se
enfrentará a sus demonios de consolidarse como mujer y madre y tendrá que
elegir desprenderse de su hijo bastardo llamado TGS. Su show ha sido cancelado
por la demanda de Hazel y Jack Donaghy se prepara para dejar su puesto para
ascender a la élite de KableTown. ¿Quién le sustituirá? ¿Salvará Jack el
programa? ¿Conseguirá Liz mantener su trabajo y a su nueva familia? Las
respuestas van a llegar en el presente capítulo pero como sucede en el mundo de
Rockefeller Plaza nada va a ser como parece.
Aquí, la serie se va a volver más sentimental que nunca pero sin perder un ápice de su peculiar sentido del humor. Jack va a ‘rifar’ su premio a lo Willy Wonka en una parodia de “Charlie y la fábrica de chocolate” con los seleccionados guiados por Kenneth Parcell, que recuperará su trabajo de ‘paje’ por obra y gracia de Jack. Desde el primer capítulo de la serie siempre se divisó cierta tensión profesional entre Jack y Kenneth y realmente el chico inocente que ama la NBC no se da cuenta que es en realidad Willy Wonka o el niño que elijó Willy Wonka. Jack sí ha aprendido la moraleja del cuento y da una lección a la cadena para la que trabaja: para ser el directivo de la NBC no hace falta tener estudios ni ser el más listo de la clase, simplemente amar de verdad la televisión.
Los mellizos llegan en avión pero Liz está más preocupada por salvar su trabajo ante la nulidad mental y actividad física de su equipo. ¡A todo el mundo les importa una mierda perder su empleo! ¡El logo de Girlie Show se cae a pedazos! A Jenna y Tracy tampoco les importa empezar de cero, ya que preparan un disparatado proyecto cinematográfico juntos siendo mellizos. Con el lado ridículo habitual, Liz sabe que si aminora el coste de producción acudiendo a un patrocinador y con la idea de un reaparecido Pete para utilizar un fondo verde… TGS parece tener un futuro. Pero, ¿lo tuvo alguna vez? Seamos sinceros: si TGS fuera un show de la pequeña pantalla únicamente lo veríamos por los escándalos habituales de sus estrellas y para criticarlo. Obviamente todo es un fracaso y Criss rompe el equilibro: los niños y sus hijos llegan… ¡YA! Finalmente el equipo decide renunciar como única posibilidad para que Liz elija vivir… vivir sin TGS… vivir sin “30 Rock”. Realmente la sátira es clara ya que Liz se dará cuenta cuando ve llegar a sus dos hijos mellizos a la estación del aeropuerto que ha estado preparándose 7 años para el momento. Siempre se ha dedicado a cuidar de niños grandes en TGS y sus pequeños son los vivos retratos de Jenna y Tracy… y… ¡son mellizos! No, “30 Rock”. Ahora es momento de secar esa lagrimita (de felicidad) que ha caído por el ojo de todos los espectadores de “A Goon's Deed in a Weary World”.
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