“Kung Fury”
Director: David Sandberg
Suecia
2015
Sinopsis (Página Oficial):
“Kung Fury” es una exagerada comedia de acción que tiene su fundamento en las películas de policías de los 80. Kung Fury es un policía renegado en el Miami de los 80. Desafortunadamente un amigo de Fury es asesinado por el criminal y maestro de kung-fu más peligroso de todos los tiempos, Adolf Hitler, Führer AKA Kung (Kung Führer). Con la ayuda de un hacker, Kung Fury decide viajar atrás en el tiempo para aparecer en la Alemania de 1940 y así matar a Hitler y poner fin al imperio nazi de una vez por todas. Pero algo sale mal en el viaje y nuestro protagonista termina en la tierra nórdica de Asgard dando inicio a esta increíble aventura.
Con más de un millón de visitas en menos de un día, el estreno en Youtube de “Kung Fury” se ha convertido en uno de los acontecimientos virtuales del año y en una de las celebraciones frikis y geeks de 2015 por excelencia. David Sandberg escribe, dirige y protagoniza una película parida del crowdfunding —a través de Kickstarter— de poco más de 30 minutos en la que homenajea y comprime todo el espíritu de los 80, donde las artes marciales, el olor a las arcades y sus míticos videojuegos o las cintas de policías se dan cita en un carrusel de referencias, guiños y delirios directos al fanservice. La obra se siente como si HAL 9000 hubiera hackeado desde el futuro ‘Double Dragon’ y hubiéramos quedado atrapados en un beat'em up conectado entre electrizantes rayos al videoclub colindante a unos grandes recreativos. Ese circuito es vibrante, repleto de energía, pero la sensación es que el conjunto pudiera quedar mejor integrado entre “Planet Terror” de Robert Rodriguez y “Death Proof” de Quentin Tarantino, cambiando esos trucos heredados de William Castle (‘missing reels’ o rollos perdidos) por el tracking de una vieja cinta de vídeo. Aquí falta algo.
Del mismo modo que “Machete” de Rodriguez funcionó mucho más acertadamente como falso trailer que en su concepción de largometraje ‘real’ e incluso secuela (“Machete Kills”), David Sandberg se ha detenido a la media hora para no acabar como Timo Vuorensola en “Iron Sky” y recopilando ese constructivo arte fandom y protectores de los remakes en la reinvindicanle “Our RoboCop Remake”. ¿Es un corto? ¿Un mediometraje? ¿Un largo de la nueva era Youtube? Sandberg no llegó a conseguir el millón de dólares que necesitaba para completar su obra y posiblemente aquello que estamos viendo es producto de los 17.713 patrocinadores y los 630.019 $ recaudados para un proyecto que no ha acabado todavía. En la era de Internet la idea final ha sido estrenar una versión de 30 minutos que sirva para que el gran público (y productores) comprueben el concepto de “Kung Fury” y sus posibilidades para un largometraje. En realidad, nos encontramos ante una versión 1.0 de una obra que lamentablemente defraudará a aquellos que traten de hallar un mínimo de desarrollo narrativo. Quedarán perdidos en esa estructura digna de un arcade de la época en la que poco importan los personajes y sus conflictos sino que la colección de delirios sea infinita. Desde el ‘Power Glove’ de Nintendo, a monopatines, radio cassettes, dinosaurios, robots, Hitler, vikingos, valkirias e incluso el dios nórdico Thor o un Triceracop como parte de un colofón donde el clip con (y para) David Hasselhoff (‘True Survivor’) pone la guinda de un pastel al que no le falta nata pero sí bastante horno. Y no es una deficiencia, como han apuntado algunos, sino una necesidad para completar el postre geek que está cocinando ese repostero cinéfago llamado David Sandberg.
Planteemos que “Kung Fury” es una gozada en su concepto audiovisual y sonoro, con la épica del VHS con bandera a un proyecto que en el que faltan… ¿tiburones nazis en un tornado? El resurgir del ‘nazisploitation’ es ya una confirmada tendencia después de la obra de Tommy Wirkola e incluso la apropiación de The Asylum en “Nazis en el centro de la Tierra” a rebufo del film de Vuorensola. Sandberg se ciñe al manual de tópicos de los ochenta y los somete a la hipérbole y el exceso, construyendo su particular homenaje con toneladas de icónicas referencias para electrizar la sensibilidad al otro lado de la pantalla. Su concepción, no obstante, es distanciada de la propiciada en 2004 por Kerry Conran en “Sky Captain y el mundo del mañana” sobre esos fondos verdes que condensan el modo actual de engendrar blockbusters por parte de Hollywood. La historia y el desarrollo de los personajes —así como sus conflictos— poco el importa a Sandberg y ciertamente aquí se establece un extraño díptico con “Mad Max: Furia en la carretera”. Que ambas compartan ese ‘Fury’ sobre su título no es casualidad ya que George Miller dio exactamente aquello que pedía a gritos la audiencia recurriendo a un western post-apocalíptico, desvinculándose del chroma como recurso y ciñéndose al sudor, acción y gasolina como nuevo orden de articulación de la narración. “Kung Fury”, por el contrario, desea recrearse en el fondo verde como parte de la gestación de la propia obra y homenaje a los 80 ante su falta de recursos, pero se palpa que a Sandberg, como a Miller, le sirve una simple premisa (e impactante y glorioso prólogo de cuatro minutos) para atraparnos en su delirio repleto de iconos y guiños. Otra cuestión es que pensemos qué sentido narrativo le hubiera dado Dan Harmon a esta concepción en un capítulo de “Community” o “Rick y Morty” como ya hizo en el animado “G.I. Jeff” (5x11) respecto al universo ‘G.I. Joe’ o en esa pequeña obra maestra que supuso “Digital Estate Planning” (3x20) recreando un soberbio homenaje a los videojuegos de 8-bits.
Los alicientes e ingredientes de la receta de Sandberg están atiborrando una extática obra donde muchas veces importa más la forma que el fondo, con momentos como ‘Tank you’ o ‘It’s hacking time’ que ya forman parte de la historia colectiva y audiovisual de 2015. El disfrute y éxtasis, por otro lado, no deja de marcar cierto hype como ha sucedido con la estupenda cinta de Miller. La ‘fury’, furia es y no deja de ser un exaltado estado de ánimo, una ira e incluso demencia que muchas veces puede confundirse con una celeridad y precipitación. Incluso la RAE incluye en una de las acepciones del sustantivo que se trata del «momento de mayor intensidad de una moda o costumbre». Vivimos en tiempos de la inmediatez de esas ‘furias’ que están marcando el 2015 y “Kung Fury” y “Mad Max: Furia en la carretera” han cumplido y colmado esas ansiadas necesidades. Otra cuestión es que pidamos a Sandberg la misma contundencia narrativa que un proyecto completo y redondo como el de Miller, donde ha tenido tiempo y metraje para potenciar a sus personajes y trazar rasgos y conflictos. La pieza del director, guionista y actor sueco es una obra incompleta, donde poco importa la narración y el sentido de la misma y que precisamente —y a falta de consolidar el largometraje al completo— queda subyugada y sacrificada al propio despropósito planteado: si Kung Führer viajó al futuro, ¿por qué no hackear el tiempo para acabar con Hitler de una vez por todas? “Kung Fury” se consolida como un film cíclico, como único esquema de narración, en el que importa el icono y la trampa que esconden los arcades de los 80 reanimados para la ocasión, ¡y qué ocasión! Aunque bien pudiera ser la película que define la era Youtube tanto por su estreno en dicha plataforma como la reacción de Carlos Boyero respecto a los Youtubers, aplicable a las voces críticas con este delirio de 30 minutos. ¿El cine ha muerto o está más vivo y es más peligroso y divertido que nunca?
Yo acabo de flipar cuando me habéis enseñado eso porque ya sabes que yo no… Las redes sociales no… no las conozco. Mi el conocimiento es… ni el de un bebé. Y alucino, alucino… con lo que yo he visto, con los millones de visitas que tienen una gente joven, presuntamente graciosa o 'destroyer'… He visto uno que dice <<Varias formas de fastidiarle la vida a los que viven contigo>> y me pregunto dónde está la gracia… si en el argumento o en las muecas o los gestos o lo que dice ese señor delante de la cámara que consigue hipnotizar a millones de adolescentes. Eh… yo no sé, no sé dónde radica el atractivo de eso porque para mí no tiene ni puta gracia. Puede ser que esos adolescentes tengan un sentido del humor distinto del mío o que sus aficiones lúdicas pues vayan por ahí...y son tan respetables como las mías. Pero su capacidad de concentración… se limite a esto y no sean capaces de seguir una película o que no les interese… O una serie, o sea, pues algo donde haya una narrativa con principio, desarrollo, epílogo…. construida… Pues pienso en una parte en lo que se están perdiendo y, por otra parte, me da a mí mucho miedo que sus ídolos o su imagen de la creatividad sean esos personajes que he visto haciendo monerías al parecer irresistibles delante de la cámara. Veo que los tratan como estrellas de rock y que la calle… eh, si se identifican con estas memeces para mí, eh, pues me pregunto que seguramente debo ser muy viejo, que se me escapa la sensibilidad de los nuevos tiempos pero no, no los quiero para nada. Quiero se viejo, anacrónico, carca y que mi cabeza y mi corazón estén dispuestos a disfrutar de algo que dura hora y media… o dos horas en el caso de las buenas películas y de las buenas series por mí que duraran eternamente. Sí, sí… si llego a ver esto colocado… mmm… podría haber dado crédito, porque ya sabes que hay colocones muy malos, pero viéndolo completamente sobrio y después darme sus audiencias, eh, sí… flipo.
Y, ahora, a FLIPAR:
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Está excelente tu análisis y es una gozada este fanfilm por llamarlo de alguna manera. Me reí bastante. Pregunta: ¿Cuándo vas a hacer una crítica a Mr. Robot? He visto el piloto en pre-estreno y vale la pena hablar de él. Lo disfruté mucho, a excepción del final. El epilogo estuvo francamente pobre para un capítulo tan interesante. Esatré pendiente de tu análisis. Gracias
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