Daredevil: El mundo es fuego y Matt Murdock su diablo

Serie de TV

“Daredevil”

EEUU

2015

Sinopsis (Página Oficial):

“Marvel's Daredevil” es una serie cargada de acción que sigue las aventuras de Matt Murdock — abogado de día y superhéroe de noche— en el barrio de la ciudad de Nueva York conocido como Hell's Kitchen. Matt quedó ciego tras un accidente de niño, pero ahora tiene los otros cuatro sentidos incrementados y se dedica a luchar contra la injusticia como el superhéroe Daredevil.

Crítica Bastarda:

—Tienes que pensar que hay más de cinco sentidos. No puedo ver como todos, pero puedo sentir. Siento el equilibrio, la dirección. Alteraciones en la densidad del aire, vibraciones, áreas de variaciones térmicas. Combina eso con lo que oigo, con olores sutiles. Todos los fragmentos forman una especie de pintura impresionista. 

»De acuerdo, pero ¿qué aspecto tiene? Descríbeme lo que en realidad ves.

—Un mundo en llamas.

»Si solo viera fuego, quizá también querría pegarle a la gente.

Netflix y Marvel se han aliado para confeccionar una de las series condenadas al irremediable culto rellenando los huecos de ese mundo en llamas por su protagonista y un vacío y necesidad pecaminosa para la audiencia. Los créditos de “Daredevil” nos remiten a los de “Hannibal” de NBC como una contraposición de la utilización de elementos sobre enfoques completamente opuestos. El Dr. Lecter desea ocultarse del mundo, es un monstruo, él es el infierno. Matt Murdock, por el contrario, reconstruye ese averno para ejercer como señor y su diablo; él es el salvador. Más allá de un espectacular plano-secuencia como colofón del sobresaliente “Cut Man” (1x02), la serie es todo un golpe de efecto para Marvel y esas críticas que siempre han calificado su universo audiovisual como infantil y de una superficialidad compensada por su carrusel de chistes y diversión. Muchos adolecían la oscuridad y profundidad de las mejores propuestas de DC Comics y “Daredevil” es un latigazo de calidad, tinieblas y una autentica declaración de intenciones por encima de cualquier hype impuesto.

Quitando el fetichismo y los fuegos artificiales de la estupenda “El caballero oscuro” de Christopher Nolan, la serie creada por Drew Goddard se somete al thriller más aséptico y puro. Es injusto, por lo tanto, comparar a “Daredevil” con otras series de superhéroes o incluso colocarla por encima de las mismas (aunque sea la mejor emitida hasta el momento). La concepción y fondo del show de Netflix son distintos y su capacidad dentro del formato del gigante del entretenimiento, vía internet, viene determinada precisamente por un concepto similar al de la televisión por cable. La creación de Goddard no tiene que cumplir ‘la cuota’ del target más imberbe de The CW con el que sí tienen que lidiar “The Flash” y “Arrow”, ni mucho menos batallar con los problemas para atraer a la audiencia que están teniendo tanto la segunda temporada de “Agents of SHIELD” o el estreno de “Agent Carter”. ¿Sobreviviría una serie como “Daredevil” en la televisión generalista o el ‘gran público’ le daría la espalda como a esa joya que se emite en NBC llamada “Hannibal”? ¿La calificarían como un aburrimiento y rogarían por más acción? Las comparaciones son siempre odiosas y hay que disfrutar de “Daredevil” dentro de los márgenes de ese gran mosaico que están desplegando los shows de superhéroes en la pantalla pequeña. De hecho, el gran mérito de la propuesta de Netflix es alejarse casi completamente de cualquier concepción y molde de una serie de superhéroes. 

El alma de “Daredevil” son sus personajes, héroes y villanos, víctimas y verdugos, retratados con una admirable precisión. Se acabaron esos caracteres de un par de líneas de backstory y superficiales conflictos. Hay demasiado fuego lento, calidad en los recuerdos, asombrosa definición de rasgos y elementos que van también gestando ese mundo e infierno personal de todos ellos. Pero precisamente toda esa fascinación es la recreación de una estilizada jugada para articular una gran precuela en trece capítulos y una temporada cuyo consecuente clímax llega en “Daredevil” (1x13). El título ya marca esa concepción de nacimiento del justiciero y héroe de Nueva York desde su más problemático barrio, Hell's Kitchen. Se nota que Drew Goddard se ha inspirado en las cintas de Chan-wook Park y Gareth Evans y quiere confeccionar a uno de los más profundos villanos de la televisión contemporánea. Wilson Fisk (Vincent D'Onofrio) es el propio retrato de ese gran y desnudo mural al que está condenado en su vida. También los espectadores nos hemos acostumbrado a esas gradaciones de blanco (y negro), donde únicamente se nos ocurre observar una paleta de grises. “Daredevil” se niega a escarbar allí y se ciñe a esas escalas de los colores acromáticos porque, parafraseando a esa galerista llamada Vanessa Marianna (Ayelet Zurer), no se trata del nombre del artista (o superhéroe o villano) o la destreza requerida, ni siquiera del arte en sí mismo. Todo lo que importa es cómo lo hace sentir. “Daredevil” es emoción pura, de soledad, de inmenso dolor y fragilidad sombría, de una brutalidad tan visceral como cerebral. Todo ese simbolismo conforma esa gran pintura impresionista hecha serie y va sumergiéndose en esa impecable y precisa alegoría acerca del justiciero: no sólo se necesita una máscara sino una gran e invulnerable armadura. 

Historias Bastardas Extraordinarias by Maldito Bastardo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.