El título del noveno episodio de la segunda temporada de “The Strain” resultaba tremendamente alentador. Por fin se escuchaban nuestras plegarias y se nos iba a ofrecer una épica batalla entre humanos y Strigoi por el control de la zona libre de chupasangres (que no de mamás-vampiresas de insufribles niñatos enfurruñados y niño-ratas tróspidos). “The Battle for Red Hook”, aparte de sus renovados créditos, deja de nuevo en evidencia los problemas por sobrepasar esas capas dramáticas y estructuras narrativas recurrentes cuando la acción más directa aterriza en el show de FX. Si alguien se quejaba de los dramas de los personajes de “The Walking Dead” aquellos que propician Ephraim Goodweather y compañía no es que resulten esencialmente planos sino que acaban siendo tan cómicos como todo ese entorno que envuelve a la serie creada por Guillermo del Toro y Chuck Hogan. Entre un alcohólico y borracha folclórica que aniquiló a nuestra amada rata muerta de la calva de su cabeza y sus problemas lidiando con su hijo gilipollas integral —o su ex parienta vampiresa en pleno proceso de participación de “Tu cara me suena”—, los problemas comienzan cuando el resto de compañeros de aventuras no llegan ni a ESO. Ni a la suela de los zapatos. Creo que el nazi de Thomas Eichorst acierta plenamente al calificar a Nora Martinez como ‘nadie’. El drama de no ser ‘nadie’ es incluso superior a los chocheos de Abraham, el triángulo de bollería binaria alrededor de Vasily Fet o el homenaje de Eldritch Palmer a “NEKRomantik” y “Escenas de matrimonio”. En “The Battle for Red Hook” nos olvidamos de Mr. Quinlan y Gus, de Palmer y El Maestro para ceñirnos a ese prometedor título que finalmente no resulta demasiado confortador, funcionando en parte y sin demasiada convicción. Repasemos “The Battle for Red Hook”.
Era obvio que El Maestro no iba a dejar pasar la oportunidad de borrar (literalmente) del mapa la zona de resistencia donde se encontraban los ‘güenos’ y Eichhorst nos revela su plan ‘mierder’: alquilar un barco con un máximo de 20 ocupantes para ir desde los muelles cercanos a Wall Street a Red Hook. Una de las grandes dudas de la serie era saber si los Strigoi podían nadar y, evidentemente, no tienen ni guarra… aunque con esa lengua moviéndose en plan ‘baticao’ podrían hacer milagros de la aeronáutica. La cuestión es que no van a construir una patera o birlar el primer yate de lujo que estuviera en el puerto sino que contratan a un tipo por una módica cantidad de miles de dólares para llevar a 20 zombie-vamps. Objetivo: liarla parda en Red Hook y mostrar el músculo de esa lengua atiborrada de gusanos asesinos con más virus que la mona de “Estallido”. Eichhorst quiere que Kelly Goodweather vaya con él y ésta llora sus penas con uno de sus niños-rata de próxima venta en todas las jugueterías de Mordor. Un momento, ¿todavía quedan niños-rata ‘of the night’? ¿De verdad? ¿Había tantos en ese autobús? Yo he contado que ha muerto 4.599.678 millones de niños rata hasta el momento. ¿Cabían tantos en ese autobús? ¿De verdad? Eichhorst consuela, no obstante, a Kelly para después soltar un «…y maquíllate (puta zorra), que Diana de “V” solamente hay una». Esperemos que nos expliquen en el futuro de la serie los sentimientos Strigoi y esas caricias afectivas tan afectuosas como el bocado de un tiburón en pleno genital.
Por otro lado, Abraham Setrakian espera el ataque porque hizo un curso de videncia del CEAC, pero no tenía pensado avisar a nadie. ¡Que les jodan a todos que yo sigo chocheando por cazar a El Maestro! El resto del grupo es buena gente y deciden avisar a Justine Feraldo, que está negociando con el alcalde que el próximo plan de acción pase por Upper East Side para salvar a esas personas poderosas que pudieran ser fundamentales de cara al futuro de Nueva York por sus contactos con Washington D. C. y programas tan informativos y culturales para la sociedad como ‘Sálvame Deluxe’. Eph y Setrakian irrumpen en medio de la reunión con Zach para que el viejo diga sus habituales tonterías del tipo «esa maravillosa ideología apocalíptica… el mineralismo va a lleegaaaar». Obviamente Feraldo les manda a tomar por culo. En un nido de amor de Red Hook, Nikki y Dutch siguen a lo suyo, retomando viejas lecciones de bollería. Preparan croissants, napolitanas y palmeras de chocolate no sin antes debatir sobre el existencialismo y la página DXCVIII del tomo CCCXLVIII de ‘El ser y el tiempo’ de Heidegger. Entre tanto polvo en azúcar glas llega la noche y el DRAMA. El barco de la muerte llega con los 18 Strigoi, Kelly y Eichorst. El capitán recibe su dinero y una felación por parte de la ex mujer de Ephraim dando por concluido el trato. El plan de los villanos es pasar primero por la subestación eléctrica y dejar Red Hook del mismo color que los cojones de un grillo. Mientras que Dutch y Nikki duermen tras la fatiga habitual de hornear bollos, el resto del grupo ayuda Justine al mismo tiempo que el alcalde George Lyle huye del lugar cual Falete al cierre de un buffet. La concejala recibe un arma de fuego y se une a la resistencia mientras mantiene el equilibrio debido a la gran inflamación de sus testículos que la elevan un metro respecto al resto de sus compañeros de resistencia. El primer ataque pasa por unos 1.598 millones de Strigoi simplemente para medir sus fuerzas. Setrakian es un experto en las técnicas de los chupa-sangres y es conocedor de que el próximo ataque será mediante una gran horda que dejará el lugar como un concierto de Melendi. Abraham, por el contrario, tiene cosas más importantes que hacer, como irse a la guarida de los ‘güenos’ a leerse el último Cuore. El resto del grupo irá a subestación eléctrica para recuperar la electricidad y las luces ultravioleta robadas de una rave ibicenca mientras que también los villanos se dividen: Kelly irá a demostrar que es más pesada que su hijo mientras que el nazi buscará a su judío. Nada nuevo…
La duda es saber de dónde sale esa horda de Strigois si solamente viajaron 18 en el barco… Puede que estuvieran en esos ‘checkpoints’ de mierda esperando el momento… o que los protas estén el ‘checkpoint’. No me he enterado muy bien debido a esos paneles de la central eléctrica que parecían un sudoku. La verdad es que nadie se puede poner al corriente ante un plan tan ‘mierder’ cuando lo suyo es que los vampiros utilicen sus lenguas para nadar en plan ‘baticao’ y otro par se suban encima del que hace de embarcación. O que vayan en motos de agua… O que aprendan a lanzar piedras con las lenguas en plan catapulta si la idea era quitar del medio las luces ultravioleta de las raves ibicencas de la resistencia. Sinceramente El Maestro no tiene ni puta idea de lo que otros haríamos con un ejército de esas características: la mitad que aprendan a manejar armas de fuego por promoción interna y la otra mitad a ejercer de masillas y hordas de esclavos. Pese a la inutilidad, la cosa está jodida porque descubrimos que la cosa consistía en 18 Strigoi frente a 18 policías de mierda. Justine Feraldo pide ayuda a los civiles al grito de «¡SAQUEN SU CUBERTERÍA DE PLATA Y MÉTASENLA POR EL CULO A ESOS CABRONES QUE QUIEREN EMBUTIRNOS CON GUSANOS HASTA EN EL REFAJO! STOP THESE BASTARDS!». Son americanos, salen todos a la calle. Incluida Dutch y luego más tarde su novia repostera, claro. En la central eléctrica Nora se lee los manuales para poner en funcionamiento la central pese a que el mando más grande ponía ‘MAIN’ y el número ‘01’ por algo… pero ella es muy metódica y apañada. Los Strigoi deberían haberse comido los manuales… Con el enfrentamiento épico a la vista, los civiles llegan allí para gritar un «AL ATAQUEERRRRR» y liarse a hostias (e incluso hachazos) mientras que la luz vuelve para dejar fritos (literalmente) a los Strigoi que estaban dando por culo en la zona. Los habitantes de Red Hook celebran la victoria pero los villanos atacan a los protas. Kelly pondrá en aprietos a todos cuando consigue un arma de fuego mientras que Eichorst ataca a Eph al aparecer con su rifle (ese que nadie sabe cómo logro manejar) en su enfrentamiento con Setrakian. Tras esas habituales estrategias argumentales de que si te cojo y no te pillo en el último suspiro, llega otro de los grandes misterios de “The Strain”: el teletransporte. Y no hablo de que Nikki se teletransporta en medio de la batalla o que Kelly huya del lugar más rápido que una maruja en el Metro para coger asiento sino de que Setrakian suba más alto que Eichorst y Eph en menos tiempo para fusilar al nazi y que éste se pire con una caidita de Roma. Los malos-malosos tendrán que seguir mejorando sus planes de mierda o pedir consejo al Sr. Palmer. No importa, STOP THESE BASTARDS!
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