domingo, 6 de septiembre de 2015

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Hand of God: Salomón y Benaiah

Serie de TV
“Hand of God”
[Piloto]
EEUU
2014

Sinopsis (Página Oficial):

Un drama psicológico sobre un juez moralmente corrupto que sufre una crisis nerviosa y cree que Dios le que obliga a un camino de justicia impartida por su propia mano. 

Crítica Bastarda:

Amazon confirmó aquello que se intuía desde que se anunció la nueva hornada de pilotos: “Hand of God” será serie con el sello de Ben Watkings y la marca de Marc Forster en su primera entrega. Ron Perlman y Dana Delany protagonizan un drama tocado por sus inaugurales imágenes donde desconocemos si Dios está hablando con un juez o éste se ha vuelto loco tras el intento de suicidio de su hijo que le ha dejado en coma. El juez (Perlman) quiere hallar la verdad —¿quién violó a su nuera y obligó a su hijo a mirar?— para impartir justicia (bíblica) sobre aquel que desencadenó toda la tragedia sobre su familia. 


Esa desesperada búsqueda de la verdad le lleva a enfrentarse con el mundo a destrozar la vida de otras y que su protectora esposa tenga que lidiar con ese predicador (y supuesto estafador) que ahora maneja los hilos… aunque vayamos observando en la narración que tanto la marioneta como el titiritero se confundan. “Hand of God” juega desde su arranque con el contraste que genera contar con un personaje que bien pudiera estar loco o encontrarse iluminado desde esa primera secuencia, donde ese juez se baña desnudo en una fuente bañado también por el sol mientras pronuncia unas palabras en un idioma inteligible y muerto. Posiblemente el desenlace del piloto aclara el posicionamiento de la apuesta entre un frente racional y otro místico. 
Lo que estás describiendo es lo que se llama una situación de estrés agudo. Es una reacción común tras un suceso traumático. Cuanto más extremo sea el suceso, más extrema es la reacción. En algunos casos, la realidad de una persona puede en efecto ser alterada. Es más fácil que lo que crees que es imaginación se convierta en alucinación. Por supuesto que él cree que son reales. Las alucinaciones se activan en el mismo sistema de percepción del cerebro que la realidad.

Mientras tanto, observamos que ese Benaiah al servicio de Salomón nos confirma que sus visiones en absoluto eran erradas, confirmando una conspiración para hundir a la familia y vida del juez protagonista. Ese contraste también lo refleja ese Dios que es amor y la otra visión a la que nos dirige La Biblia: «Regocijaos con Él, oh cielos, inclinaos ante Él todos los dioses, porque Él vengará la sangre de sus hijos, y cobra venganza de sus adversarios». Esa venganza y justicia divina también nos revela un escenario en el que el alcalde de la ciudad (Andre Royo) desea mantener sus intereses y negocios que delimitan la ética. La inestabilidad mental de Pernell Harris (Ron Perlman) pone en peligro toda esos hilos invisibles con los que el alcalde Robert 'Bobo' Boston (Royo) maneja su ciudad. La canción de los créditos, “An Honest Man” de Fantastic Negrito, pudiera acércanos a esta reformulación de Boss cambiando a Dios por la enfermedad y al alcalde por un juez. El estreno del show en septiembre del presente año ha enfrentado a la crítica con el público, como si esa dualidad quedara implícita en todo el concepto ficticio que enfrenta la locura con lo sobrenatural y la propia fe del espectador. 

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