Es un espectáculo. ¿Por qué deberíamos tomarlo (tan) en serio y no disfrutar de aquello que realmente significa, simboliza y es? Gary Oldman nos lo recordó en 2014: «Es un evento sin sentido. La Asociación de la Prensa Extranjera se queda contigo. Son jodidamente ridículos. No ocurre nada. Son 90 donnadies haciéndose una paja. Todo el mundo se emborracha, se la chupan unos a otros. Los Oscar son diferentes. Pero es el mundo del espectáculo. Todo es el espectáculo». Así que uno puede quedarse con su cara Frances McDormand a lo Grumpy Cat o reírse de todo aquello que rodea el show. Este repaso nace para dar sentido a los MEMEs y comentarios de todo lo que vivimos el pasado 11 de enero de 2015 en la entrega de premios de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood. Los donnadies pajilleros, que se decantaron por “Fargo” y ratificaron la genialidad de “Transparent”, encumbraron a “The Affair” como lo mejor del año. ¿Es que no vieron que el final fue tan malo como el de la cuarta temporada de “Homeland”? No los tomen en serio porque “El gran hotel Budapest” triunfó por encima de la favorita (“Birdman”) por un simple motivo: fue la segunda cinta —por detrás de esa otra ganadora de prácticamente todo llamada “Boyhood (Momentos de una vida)”— que figuró en más top 10 de los medios norteamericanos. Y los donnadies están metidos en ese saco. Repasemos en orden cronológico la ceremonia y aledaños a modo de contra-crónica:
Amy Adams fue la diosa y prácticamente el resto fue el diablo y el infierno. Todo Mordor en la alfombra roja de los Globos de Oro sería el titular. Conchita Wurst y Lena Dunham ejercieron de nazgûls a las órdenes de Sauron mientras que los piños de Kerry Washington se consignaron como uruk-hais. El delantal de Rosamund Pike —atado cual hilo de asado— y el mantel birlado de Keira Knightley fueron las soluciones para camuflar sus recientes partos. Las barbas de Matthew McConaughey levantaron las sospechas sobre su futuro destino en el universo 'The Walking Dead'. Sí, es la Apocalipsis.
Mientras que el traje de Lana del Rey levantó un sinfín de posibilidades y MEMEs, Catherine Zeta-Jones se confirmó como el emoji de la flamenca del Whatsapp. Inenarrable.
2.- Tina Fey y Amy Poehler.
Las presentadoras se despedían tras tres años de contrato y sus bromas un tanto inocentes y calculadas —como todo ese sketch al servicio de Corea del Nortea o esos Big Eyes de Emma Stone— acabaron en un elemento que dejó impactada a la audiencia del hotel Beverly Hilton de Los Ángeles. “Into the Woods” era el material perfecto para introducir a la Bella Durmiente… y a Bill Cosby. Sus píldoras y pastillas generaron una guerra de verdades e imitaciones al servicio de Fey y Poehler. Esperemos que estén igual de combativas en “Sisters”, su próxima película… ¡juntas!
3.- Benedict Cumberbatch.
Solamente Meryl Streep puede arreglar la ¿crisis? con Corea del Norte… aunque Benedict Cumberbatch es el elemento sorpresivo que puede detonar una guerra. El actor que ha dado vida a Alan Turing sabe que no parte como favorito para la temporada de premios y que incluso la ironía se cierne sobre su derrota. El propio Benedict encarnó en 2004 en una exitosa tv-movie el biopic de Stephen Hawking por el que ahora Eddie Redmayne le va a levantar todos los premios. De Michael Keaton mejor no hablamos. Tal vez sea el elemento clave para entender la relajación del actor británico y su espontaneidad durante toda la noche, ofreciéndose en todo momento a las bromas y a la participación al servicio del humor. Y ahí fue el absoluto ganador.
4.- Nadie puede resistirse a los globos (de oro) de Jennifer Lopez.
Podemos criticar a J-Lo pero ella siempre está en el candelero (y candelabro) en lo que galas y momentos para tumblr y redes sociales se refiere. Jeremy Renner no pudo resistirse a mirar al sobre… y al otro sobre que yacía ante él. Ojo de Halcón no puedo reprimirse para preguntar sobre los globos de la propia Jennifer Lopez. ¡Machista! ¡Opresor! ¡Ojeador de globos!
Sobran las palabras. Su reaparición no dejó indiferente a nadie y su look lo puedes comprar en los chinos por seis euros. A eso se le llama populismo y saber llamar la atención de las masas.
6.- George Clooney y sus bragas mojadas.
Tina Fey y Amy Poehler ya anunciaron que la esposa del Premio Cecil B. DeMille era realmente aquella que llevaba los pantalones en casa. Amal Clooney merecía un premio pero la casta y el populismo dictan sentencia aquí. George Clooney no pudo contenerse y mojó las bragas por su esposa. Está enamorado. Sus lágrimas, no obstante, no pudieron competir con el momento ‘baby’ de Michael Keaton. No sabemos tampoco si Harrison Ford sigue afectado por el accidente en el rodaje de “Star Wars 7” y sus balbuceos eran causa del alcohol o efectos post-lacrimal de aquel que era considera el machote norteamericano por excremencia.
7.- Ricky Gervais.
Volvió pero no como Derek para dar la nota. No, volvió como un grande y azotador de esas personas famosas que se piensan que están por encima de la ley. Los Globos de Oro no son Globos de Oro si no aparece Gervais y su paso por el escenario, copa en mano, para la entrega del premio a la mejor actriz de comedia (o musical) fue un acto de redención basado en sus excesos pasados, donde el insulto se convierte en un espejo y arma afilada. A través de la negativa, Gervais fue introduciendo los actos amorales e incluso ilegales de esa sociedad sobre-privilegiada. «No quiero hablar de todo lo que habréis hecho algunos de vosotros para llegar hasta aquí. Streep. Clooney. Ni siquiera estoy mirando a Katie Holmes». Como siempre, indispensable.
8.- Extrañas y tróspidas parejas.
Jennifer Aniston y Benedict Cumberbatch dieron el pistoletazo de salida a esas extrañas parejas que subieron al escenario. Algunas inusuales, otras estrambóticas e incluso sorprendentes. Rachel Green y Sherlock Holmes conjuntaban perfectamente. Del mismo modo, Bill Hader y Kristen Wiig se amoldaban a su concepto cómico y Anna Faris y Chris Pratt como mamá y papá enfrentados en la competencia. Walter White y Olivia Pope fueron incapaces de superar la sordidez de David Duchovny y Katherine Heigl o Vince Vaughn y Sienna Miller. Jane Fonda y Lily Tomlin pusieron la clase, Colin Farrell y Lupita Nyong'o ese bigote y gafas de pasta gruesa para el premio al mejor film de habla no inglesa y Paul Rudd y Adam Levine el marketing por puro marketing. De lo de Dakota Johnson y Jamie Dornan (“Cincuenta sombras de Grey”) mejor no hablamos. Kate Beckinsale es ese jarrón que conjunta hasta con Adrien Brody y Katie Holmes el florero que nunca encontrará flor. A trospidez ganaron Salma Hayek y Kevin Hart y Don Cheadle y Julianna Margulies consiguieron el segundo puesto.
Los de “El séquito (Entourage)” estaban allí para rodar y las actrices y actores de las series y films nominados se hicieron selfies grupales. NO nos importa porque el espectáculo que son (y genera) los Globos de Oro llegó a su fin.
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