“Behind The Candelabra”
Director: Steven
Soderbergh
EEUU
2013
Sinopsis (Página
Oficial):
Antes de Elvis, Elton
John, Madonna y Lady Gaga, existió Liberace: virtuoso pianista, artista
extravagante y exuberante y estrella de teatro y televisión. Un nombre sinónimo
de talento para el espectáculo, la extravagancia y candelabros, fue un artista
de renombre mundial con un estilo que le hizo ganar a su público y creó una
base de numerosos fans leales durante toda su carrera de 40 años. Liberace
vivió lujosamente y abrazó una vida de exceso dentro y fuera del escenario. En
el verano de 1977, el joven y apuesto Scott Thorson entró en su camerino y, a
pesar de su diferencia de edad y al ser de mundos diferentes, los dos se embarcaron
en una aventura amorosa secreta durante cinco años.
Lo primero
es lo primero: ¿de verdad que va a ser la última película de Steven Soderbergh? ¿De verdad? Y lo
segundo es lo segundo: ¿tendremos récord en los Emmy fomentado con la despedida
del cineasta?
La vida de Scott Thorson podría ser plasmada desde Martin Scorsese hasta John Waters sin perder un ápice de personalidad. Sus memorias y
relaciones sexuales aireadas, operaciones de cirugía, consumo drogas, delitos mayores
y menores y múltiples enfermedades hacen que “Behind The Candelabra” pudiera ser el un piloto en forma de
capítulo doble de una serie sobre el amante de Liberace. Que el telefilm de Soderbergh haya recibido la friolera de
16 nominaciones a los Emmys, el
premio de la crítica de televisión norteamericana y su paseo por la sección
oficial de Cannes, deja claro que su calidad junto con las interpretaciones de Michael Douglas y Matt Damon. todo el envoltorio es incuestionable pero, ¿hay algo más detrás del
candelabro aparte del morbo y la colección de pianos de juguete?
Otra
cuestión es aquello que ha quedado disimulado a la zaga del candelero en la película de HBO
y las posibilidades de la historia. El director de “Sexo, mentiras y cintas de video” ha preferido dotar de piezas
sórdidas la partitura cinematográfica de su obra por encima de sus desfases de
comedia negra. ¿Sentimos aquí pena o asco por las vidas de Thorson y Liberace?
¿Nos aterra o nos divierte esa imagen del pianista durmiendo (y roncando) con
los ojos abiertos tras someterse a numerosas operaciones de cirugía y
estiramientos faciales que le impedían cerrar sus párpados? Entre pianos de
juguete entre candelabros, oro y lentejuelas, Liberace coleccionaba amantes y el proceso del enamoramiento,
convivencia, silencio, ruptura y decepción lo va a vivir Thorson desde sus dos posibles puntos de vista. Más allá de la
anunciada cronología en su relación y el circense cúmulo de vestuario, fachada
y juego de luces, habita una historia que difumina la línea de una relación física
y sexual con otra paternal, reconvirtiendo a ese hijo en una réplica del progenitor.
No veo un
filme pro-homosexual por ningún lado ni el libreto de Richard
LaGravenese quiere ejercer de panfleto o alegoría sobre la
exhibición de la homosexualidad detrás de un candelabro que estaba a la vista
de todos: vemos sólo aquello que queremos ver. Soderbergh prefiere lidiar con la farsa en la que vivía su
protagonista manteniendo su ficticia heterosexualidad hasta en su lecho de
muerte y por parte de sus representantes hasta que una autopsia revelaba las
causas de su fallecimiento. “Behind The
Candelabra” tiene su punto de extravagancia y sus tentativas de humor con
ese cirujano plástico (Rob Lowe)
completamente plástico, aunque
desconocemos su potencial de oscuridad cómica al quedar enterrado entre la fantasmagoría
dramática y los moldes de una historia universal donde el amor y el afecto conviven
con el dinero, la vejez, el sexo y las drogas. Nos interesa ver que los
elementos posicionales de la relación son precisamente agentes, abogados,
porno-chachas o médicos afines a la dieta de California, pero en todo el
conjunto anida un cuente macabro sobre el encierro de la ‘princesa’ en el
castillo del Rey y un juego de deseo y necesidad psicológica de represión y
castigo. El kitsch y ese humor han quedado cubiertos por la peluca de Liberace como bien nos muestra esa secuencia
en la que Thorson se asusta ante la
incapacidad de reconocer al mito al desnudo. Soderbergh no engaña a nadie y su honestidad es admirable aunque la convencionalidad
de la tv-movie la aparta de cualquier tipo de reivindicación, tanto para el
autor como para el cine LGBT.
Otro punto
de vista es encontrarse con reacciones y críticas como la que nos ha regalado
un nuevo ¿troll? ¿monguer? en Filmaffinity venido de Venezuela que
hace ver la necesidad de que se estrenen más películas como “Behind The Candelabra”:
2 de Julio de 2013
Espero no ofender a los homosexuales, lesbianas, bisexuales, transformistas y demás a normales pero esta película me dio bastante asco, es que en casi todas las escenas o tomas, salía el viejo puto de Liberace o su joven puto haciendo mariconadas y tarde cuatro días en poder ver completa la película.
La historia no me pareció nada del otro mundo, tampoco las actuaciones, lo único que me sorprendió, fueron las bolas que tienen tanto Michael Douglas y Matt Damon en hacer semejante actuación, yo ni a balazos actuaria así, soy pobre pero honrado.
Ya sabía que los homosexuales son así como los reflejan en la película y también sé que las lesbianas son aún peores, pero no esperaba ni por asomo, algo tan fuerte.
Daniel Quintero
Quédense con el nombre porque le veremos en breve como nuevo fichaje de las Nuevas Generaciones y Juventudes del PP.
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ResponderEliminarHola Anónimo.
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Saludos!