A la cuenta atrás de “Dexter” proporcionada por Showtime
se suma la iniciada por AMC para “Breaking Bad”. Así, si el 22 de septiembre conoceremos el final
que se ha ideado para Dexter Morgan, una semana después los últimos pasos de Walter
White serán desvelados y dos de los grandes personajes que ha generado la
ficción catódica para el Siglo XXI tendrán su cierre definitivo. En ambos casos
el final será cerrado y seguramente polémico no contentando a todos los fans,
pero muchos huelen un spin-off sobre la serie de Scott Buck que quiere seguir agrandando los beneficios económicos
sobre una potencial franquicia. La duda es otra: ¿le interesará al público una
serie de esos personajes secundarios que han quedado absorbidos por Dexter
Morgan temporada tras temporada? ¿Otro procedimental sobre detectives de policía
que ya hemos conocido ganando así la batalla sobre la presentación de los
personajes? ¿De verdad que nos interesa un backstory mucho más amplio sobre Quinn,
Masuka o Batista? ¿De verdad? Ahora es momento de destripar “Dress Code”, séptimo capítulo de la
octava temporada que vuelve a dejarnos sentadas las bases sobre las que
orbitarán el series finale de “Dexter”.
La serie se ha estructurado en su
temporada final con una bifurcación de posibilidades para Dexter Morgan. En un extremo
del camino tenemos el regreso de Hannah McKay marcando su territorio ‘envenenando’,
sin consecuencias más allá del desvanecimiento a Debra y Dexter. Y en otro lado
de la ruta final establecida Dexter tendrá que inculcar el código a Zach
Hamilton como relevo generacional. Podríamos divisar aquí el final sencillo:
Dexter se fuga con Hannah y el pequeño Harrison a empezar una nueva vida
mientras tutela online los crímenes de su retoño asesino en serie llamado Zach
que mantenga a raya a la gente mala. Obviamente nada va a resultar tan sencillo
porque el pequeño Zach no es equiparable a ese Dexter que tuvo a Harry Morgan
vigilante desde sus pre-adolescencia y que le infundió la primera gran lección:
la paciencia extrema. Lamentablemente ni Zach es tan pequeño y ya ha probado el
sabor de la sangre asesinando a Norma Rivera, complicando el asunto, mientras
que Hannah tiene un nuevo, posesivo y rico esposo que conoce su pasado y le ha
dado una nueva vida (y nombre). Para colmo, Debra quiere quitar del medio a esa
melena rubia que trae por la calle de la amargura a su hermano asesino en serie…
Las posibilidades de la serie está
claro que son los peligros actuales de Dexter Morgan y la falta de atención
sobre Zach, tal y como avecinaba Vogel, puede hacer que una víctima colateral
se someta a sus intenciones. La imagen que resumiría la trama y vinculación de
Dexter y Zach es Cassie yaciendo muerta en su apartamento y la cara del Sr.
Morgan reflejándose sobre el charco de sangre como consecuencia del abandono a
su díscolo pupilo. Aunque aquí los guionistas cuentan con un comodín en ese
novio interpretado por Darri Ingolfsson
queda claro que la no-acreditación de Sam
Underwood (Zach Hamilton) más allá del próximo y octavo capítulo (“Are We There Yet?”) deja incuestionable
su destino tan rojo como la sangre… La relación de Elway y Debra como la de
Masuka y su hija Nikki, necesitada del top-less laboral, siguen mejorando…
aunque no nos imaginamos a Nikki siendo la nueva compañera de laboratorio de
Masuka y Dexter… ¿Carne para el spin-off? La relación de Quinn y Jamie Batista dando un nuevo paso parar irse a
vivir juntos, así como la orden de Tom
Matthews al detective de no seguir hostigando a Zach son parte de los
quebraderos de cabeza de Angel Batista. “Dexter”
y la nula potencia de los secundarios más allá de la interacción con Dexter
Morgan siempre ha sido evidente y esta temporada final parece seguir fiel a
dichos patrones. Repito por quinta vez: ¿y de verdad creen que nos interesa su
spin-off de estos tipos y tipas?
Las intenciones de Hannah con el
inicial envenenamiento eran que Dexter matara a su actual, controlador y celoso
marido pero ‘love is in the air’… Dexter sigue enamorado y Hannah también:
ambos se entendían perfectamente y podían ser realmente aquellos que son sin
utilizar máscaras. ¿Están destinados a ser pareja a perpetuidad? Es evidente
que en la temporada pasada pudo haber acabado la serie si Debra no se hubiera
metido por medio y es relevante que, en el series
finale, Dexter tendrá que volver elegir entre sus dos amores en (y con) vida.
Que Yvonne Strahovski (Hannah McKay)
deje de estar acreditada a partir de “Goodbye
Miami” (8x10) y tengamos la presencia de un U.S. Marshall interpretado por Kenny Johnson hasta el final de la
serie dejan claras todavía más si cabe sus intenciones. Hannah tiene
información vital y Debra no puede entregarla sin revelar los crímenes de su
hermano. Sus únicas posibilidades pasan porque Hannah acabe muerta o fugada… Nos
inclinamos más por la segunda opción después de ver cómo la rubia asesina a su
marido cuando éste trataba de agredirla sexualmente tras mandar dar una paliza
a Dexter Morgan. Dexter le ayudará a deshacerse del cuerpo y aquí el Sr. Morgan
ha hecho su elección: proteger a Hannah y olvidar a su descarrilado y asesino
pupilo, incitando a una despechada Debra a actuar de nuevo sobre la situación y
nueva relación de ambos. Que Harrison Morgan prefiera a Hannah sobre Debra deja
más relucientes las afiladas posibilidades de un juego de celos y gatas… con
tigre por medio que pudiera intentar arañar a alguna de ellas provocando la
vivisección de Dexter. “Are We There
Yet?” nos seguirá revelando el juego final de la serie…
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