domingo, 25 de agosto de 2013

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Standing Ovation: De cómo practican la castración química a los indecentes pederastas

“Standing Ovation
Director: Stewart Raffill
EEUU
2010

Sinopsis (Página Oficial):

Cinco amigas de secundaria forman un grupo musical llamado ‘Las 5 Ovaciones’ para competir en un concurso nacional de vídeos de música por un premio de un millón de dólares. Con los fondos y recursos limitados, estos niños inteligentes de la calle usaran su ingenio, valor y pasión para crear canciones espectaculares y números de baile que compiten con sus rivales Las Wiggies, cinco hermanas ricas, talentosas y sin escrúpulos que junto con sus padres, no pararan ante nada ni nadie para ganar la competición. Contiene 20 canciones originales, 5 melodías clásicas y 14 números de baile espectaculares que cuentan con más de 100 talentosos bailarines. ¡“Standing Ovation” es el mayor musical infantil del año!

Crítica Bastarda:

Gracias a “Standing Ovation” muchos hemos descubierto cómo realizan la castración química a muchos sucios e indeseables pederastas. La visión de esta película provoca la eliminación de cualquier deseo sexual sobre cualquier pre/post/adolescente y una mezcla de terror, asco y vergüenza ajena cada vez que una púber agarra un micro y contonea su cuerpo delante de copiosos y desconocidos hombres. Sí, en esta película visten a estas crías como ‘frutas’… con esos pelucones, maquillaje y tacones. Con esas pintas con olor a polígono y a Bershka, a FAIL errante y a descarte que ya ni se lleva en Marte, tenemos una incitación al deseo… de asesinar a todo aquella persona que ha colaborado en la confección de este pedazo BODRIO. El director de “Crocs, mandíbulas asesinas” ha perpetrado un cruce de “High School Musical”, “Hairspray” (2007), la saga Step Up y “Glee” con tufo low-cost y vergonzoso chroma-key.


Las coreografías y las cacareadas 20 canciones originales son tan mediocres como el peor playblack de la galaxia cinematográfica musical y todo se reduce a tener suerte y marcar un triple 7 en una tragaperras y conseguir una manager con todo tipo de escorpiones y anguilas eléctricas en el bolso. Están las ricas que quieren la fama cantando menos que un grillo y luego las pobres que van como homeless con retazos de rastrillo mendingando una oportunidad en la vida. Que la vida no es justa es algo evidente pero películas como “Standing Ovation” provocan que ese basurero de concursos de talentos y futuras Spice Girls en choni mode on, propulsen una lluvia de vómitos y castraciones al otro lado de la pantalla.


Las protagonistas siempre tienen problemas con el coche y no se dan cuenta de que aquello que no les funciona es el cerebro mientras los instantes tróspidos se multiplican, como ese bolso de Doraemon y tufo a videoclip del Disney Channel. El catálogo de clichés, copiados y robados son tan brutales que su vertiente kitsch —con esas sobreactuaciones, diálogos que provocan vergüenza ajena o la pésima dirección— ayuda a convertir en comedia el drama y el drama en comedia. Para aquellos afortunados que hemos visto “Razzle Dazzle: A Journey Into Dance” (2007), “Standing Ovation” nos parecerá un intento tróspido e involuntariamente espeluznante y estrellado. Esperemos, no obstante, que la labor humanitaria y correctiva para que esos criminales violadores de niños queden eunucos a perpetuidad convierta a la película en una futurible película de culto en las prisiones de todo el mundo. Imprescindible, además, en el manual del buen torturador gracias a figurar entre las Peores Películas del 2010. Sí, todo un cante interruptus para hacer el mal o el bien según se mire, claro. 

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