“True
Blood” llega al cierre de su sexta temporada con la suficiente sangre y carne
muerta sobre la mesa para dar un futuro sentido a una ficción que muchos
abandonaron tiempo atrás cuando comenzó sus incesantes y continuados desvaríos.
Ya sea por su constante chorreo de trospidez o su humor absurdo entre el
recital de cliffhangers e instantes «WTF!?»,
la ficción de la HBO quiere
ser la más longeva, a nivel dramático, de la cadena de cable. Con las dudas
sobre qué personajes principales pasarán a mejor vida, “Life Matters”, noveno
y penúltimo capítulo de la sexta temporada de “True Blood”, va a dejar
claro que la guerra de humanos y vampiros y Vamptánamo llega a su fin. ¿Estamos preparados?
El entierro más largo de
la historia televisión va a combinarse con el cierre de Vamptánamo a manos de
un vikingo más dopado que Messi y los guiñoles de la selección española y un
Vampiro Dios defecado del reino multicolor Instagram de las hadas por su ex.
Así, Bill tendrá que salvar al mundo de la tiranía bíblica sobre los colmillos
el sexo con bocados sin la recurrente ayuda de Sookie y su nuevo
hado-maromo-vampiro. Cualquier espectador con dos dedos de frente conoce
claramente que la solución, ya anunciada en la lectura de la Biblia de los Vampiros
según Nora, pero aquí importa el resultado tróspido del asunto y “Life
Matters” podría funcionar incluso como season
finale con ecos en paralelo sobre un cántico a capella de ‘Far Away
Home/Life Matters’, interpretado por Big John, y la palabra de falsos profetas
proyectadas sobre sus resortes de fuego fatuo.
Mientras que Bon Temps
se reúne para el funeral de Terry y su despedida con numerosos flashbacks
previos al universo de “True Blood”, el caos y la destrucción llegan a Camp
Vamp AKA Vamptánamo con la muerte de todos los torturadores como Dr. Overlark,
que perderá su virilidad a manos de Eric. Bill llegará para ver los pedazos sanguinolentos
y aún palpitantes de los captores y el recital del salvamento tanto de aliados
humanos, como Jason o la siempre gritona Ginger. Finn será la comida y venganza
de Pam mientras que Sarah Newlin consigue escapar para subir a los cielos y
abrir el techo a golpe de manivela de la sala blanca y exponer a los vampiros a
la luz del sol y a su verdad divina. Con la esperanza de que Lilith tuviera
razón, Bill se entrega a los vampiros para que se alimenten de él y veamos un
recital de tróspidez con Steve Newlin corriendo como un perro hambriento
alrededor hasta que da con la mano de Eric que le expone al sol y a la muerte
verdadera. Sus últimas palabras deberían figurar en la enciclopedia de la serie
mientras dirige su mirada a su ex mujer: «Te amo Jason Stackhouse». Para
ponerse a gritar a lo Ginger…
Los recuerdos sobre
Terry de otros personajes, los comentarios desacertados de la vieja fascista
familiar y los turnos para subir a ese escenario, conforman la letanía de un
entierro que ha llevado una temporada casi al completo. Apostamos a que el season 6 finale será un flashback de los
momentos que nos hemos perdido. De acuerdo, la madre de Tara tenía que hacer
acto de presencia pero que todo se resuelva en una conversación telepática
entre Sookie y Arlene, ejerciendo la hada de portavoz de los pensamientos de
esa reprimida y temerosa amante del difunto, huele a chamusquina entre tanto
tinte de pelo y feromona de hombre lobo. Finalmente Arlene hablará para darnos de mamar otro recuerdo
sobre Terry pero poco se afronta su imposibilidad de hacer frente a sus traumas
y heridas mentales que le llevaron a concertar un suicidio asistido. ¿Todos son
buenos cuando mueren? El Reverendo Daniels y la canción de Big John pondrán fin
entre los disparos de los Marines y la satisfacción de Sookie por comprobar que
Arlene se siente aliviada y también presenciar cómo los hombres lobo ganan en traje pese a la falta de peluquería y que los
entierros sirven de catarsis para un pueblo que desconoce aquello que se avecina
sobre sus cuellos.
La milagrosa sangre de
Bill actúa en los vampiros que se ponen a bailar en plan drogadictos con resaca
en un after hour con música chill out y le dejan tirado cual colilla. ¿Que vaya vestido de blanco no lo deja todavía más claro así como su crucifixión soleada? De
acuerdo, que los vampiros sean retrasados mentales en un momento de euforia… ¿podríamos
dejarlo pasar? ¿Y Eric qué? Eric estaba ocupado dándose cuenta de que su
venganza y al destrucción del cargamento de Tru-Blood no le ha llenado su vacío
interior… ¿Y Jason qué? Jason estaba ocupado dando caza a Sarah Newlin para
someterla de nuevo al cañón de su pistola y demostrando que el chico tiene la capacidad
del perdón como buen jesuita. ¿Y Ginger qué? Ginger estaba ocupado siendo
Ginger… O sea, gritando. Así, la Vampírica Trinidad nudista del potorro
ensangrentando reclama a Billith que su tiempo en la Tierra ha terminado.
Jessica no está por la labor con su nuevo novio y, dentro de la tróspidez, nos
enseñan que existe la retroalimentación y el comunismo en el Reino Divino de
los vampiros. Bill volverá a la vida cual Jesús de Nazaret al séptimo minuto y
se van todos de rave mientras que Pam llora la nueva marcha de su vikingo
salvador. ¿Y ahora qué? Llega el season 6
finale con el entierro de Terry acabado aunque no nos lo creamos del todo y
una multitud de vampiros sedientos y vengativos rodeando Bon Temps con una
Sookie que tendrá que cumplir su promesa si es que no lanza su Kame Hame Ha
(Supernova mode). La gracia es saber si se llama “Save the Population”
como dice Imdb o “Radioactive” como indica la página oficial de
la HBO… Algo de ambos tiene… desde luego. ¿Sobreviviremos, pues, a tanta
radiación de trospidez?
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