Miniserie
“Mario Conde. Los días de gloria”
(2013)
España
Director: Salvador
Calvo
Sinopsis (Filmaffinity):
Basado
en el libro homónimo del ex banquero, “Mario
Conde. Los días de gloria” nos muestra la vida de un ambicioso empresario
hasta su ascenso dentro del grupo Banesto, caída y condena a 15 años de
prisión.
Repasar el primer capítulo de “Mario Conde. Los días de gloria” pasa inmediatamente
por dos factores clave: el punto de vista que ha originado la historia y ciertos
inconvenientes técnicos durante la emisión. De lo segundo pueden dar fe los
vecinos, que escucharon de repente cómo los televisores cercanos explosionaban
cuando llegaba la publicidad, debido a que el audio de la serie era tan mínimo… ¿como
su audiencia? Por mucho bombo y dosis de debate y Ana Rosa Quintana que Telecinco
le dio al primero de sus capítulos de su nueva tv-movie-mini-serie-encajonada, finalmente
no hubo una respuesta al otro lado de la pantalla. Apenas un 11,1% de share lejísimos de los dos millones de telespectadores. ¿No vendría aquí al pelo (engominado)
una cita de Conde que indicaba que «esta es una sociedad que confunde el sonido
con el ruido»? Precisamente la confusión de la ficción que narra el ascenso del
ex banquero gallego pudiera ser el punto de vista germinal que acota la
perspectiva a la exitosa biografía
escrita por su puño y letra, relegando su ‘verdad’ a la ausencia de replicas de
las partes implicadas.
Con todo lo anterior, nos encontramos
ante posiblemente la tv-movie más ¿seria? realizada por Telecinco y aquí se halla
por extensión la decepción. Lo siento, queríamos una nueva “Mi Gitana”, algo tróspido y digno de Telecirco para reírnos y
pasar el rato… no un alegato de las injusticias realizadas sobre la juventud,
el éxito, el poder y la sobredosis de gomina. El primer capítulo de “Mario Conde. Los días de gloria” nos
habla del ascenso de Conde junto a Juan Abelló, cuando en 1987 realizan en la
venta de Antibióticos S.A. la operación económica más importante realizada en
nuestro país. Después llegan sus intentos para alcanzar y mantener la presidencia de Banesto
con todo el mundo en su contra, incluidos los bostezos de la audiencia. Que el sistema está politizado y enraizado
hasta sus entrañas no es una novedad y que Conde tuvo que jugar un juego a dos
bandas para sobrevivir y contraatacar resulta obvio, aunque aquí se cuenta lo que quiere obviamente. Desde una OPA hostil hasta
la guerra con Carlos Solchaga, la primera entrega nos habla de un drama
económico-político bajo un claro subtexto de thriller y que las cúspides de los bancos son realmente clases de instituto con Delegado y profesor ausente.
Una serie para pegarse un tiro |
Pese a que Mario Conde ha declarado
que no está de acuerdo como muchas secuencias ficcionadas y los conflictos
creados a dedo de algunos personajes —según el ex banquero la separación con Abelló
se debió a política y no a celos, por ejemplo—, nos encontramos ante la ironía
de la gloria: no hay lugar para la satisfacción en los mejores momentos de “Mario Conde. Los días de gloria”. Tampoco para el público, obviamente: amenazas a niños, intrigas y conspiraciones políticas y operaciones orquestadas
a la sombra para garantizar el éxito y el sueño made in Spain entre una sobredosis de gomina y aburrimiento. Me da lo mismo que la serie haya utilizado localizaciones
reales, que Conde reclame la presencia en plató de Rato, Aznar y González o que
insinúe la pederastia de un periodista en un debate sin contrarréplicas
posibles. Me da lo mismo que proclame a los cuatro vientos su inocencia y aquí
tenga una herramienta audiovisual. ¡Me da lo mismo! El gran fallo de tv-movie
es que tenía que ser cutre, escandalosamente soez y no lo es. Es un ejemplo de vacuidad desmedida,
de testimonio de la nada, un pretexto para pregonar un cuento del que ya
conocemos su moraleja volteando al antagonista y villano como antihéroe. Conde
narró el capítulo desde su cuenta de twitter y el time line fue más interesante que la decadencia moribunda
que asomaba en la pantalla entre tanta gomina, puñalada trapera y empalme monetario. “Mario Conde. Los días de gloria” es uno de los mayores coñazos más
huecos, asépticos y hábilmente manipulados vistos en la televisión patria. Si,
al menos, estableciera conexiones con la
‘liberación’ de Miguel Blesa, el primer banquero que ha pasado por la cárcel
desde Conde, tendría un sentido completo para mostrar algunas de sus no
sesgadas verdades. Víctima o criminal, la corruptela política siempre guía el
camino y castiga a aquellos que se salen de su senda; aunque la única verdad
incuestionable es que Chicote se zampó a Mario Conde y su gomina. Lo demás, me sobra… como
esta serie.
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